Screws [Priv. Kumagawa-san]

El sol, brillante, se dejaba ver tímidamente mientras las nubes, finas y pasajeras, recorrían su camino pasando, a veces, por delante del astro. El día era demasiado bonito como para quedarse encerrado en la academia, quería salir y hacer algo aún que no sabía que.

Estos últimos días, desde que conocí a cierto humano, me sentía llena de ánimos y con ganas de hacer miles de cosas. Sonrisa tenue se sorprendía también por mi cambió de humor cuando me encontraba perdida en mis pensamientos. Al principió estaba alegre, casi se podía decir que estoica pero eso duraba poco pues me deprimía al pensar que aún no había visto a ese humano.

Mi actitud era bastante extraña pues me quedaba en las musarañas pensando en el joven, más de una vez, Sonrisa tenue tuvo que alzar su tonó de voz para que la escuchase. Suspire mientras caminaba por los pasillos, lo había decidido, hoy quería visitar el patio. Podría haber ido a cualquier otro lado pues no había mucho en el sitio al cual me dirigía pero no sentí muchas ganas de ir al bosque o al lago a pasar el rato en compañía de los animales.

Cuando llegué, me senté en un banco que se encontraba al lado de un árbol, el cual me ofrecía taparme del sol. No es que odiase que me tocase el sol pero si me quedaba mucho rato expuesta a la luz solar, me entraba mucha calor y me veía obligada a entrar en la academia de nuevo. La verdad, era agradable estar allí, no hacía calor ni frió y a pesar de lo poblado que estaba el patio, reinaba una tranquilidad que daba gusto. Cerré los ojos durante unos minutos, estar tan tranquila y sin hacer nada me hacían tener ganas de dormir pero no quería desaprovechar así el día.

Me costó pero abrí los ojos, observando a las personas que se encontraban por allí, vi a un híbrido, recuerdo que cuando conocí al primero me asombre, sus orejas eran muy suaves y en parte les tenía cierta envidia por poseer rasgos animales. Poco a poco, los ojos se me fueron cerrando, aún que luchase para no caer rendida en los brazos de morfeo, este parecía tener las de ganar. No es que estuviese cansada pero la tranquilidad, el tiempo y el lugar eran una mezcla que me hacía efecto somnífero.

Era uno de esos días que cualquier persona normal diría que era un día agradable y bueno. A mi realmente ese tipo de pensamientos me importaban bien poco, aunque se agradecía que no lloviera, así al menos me ahorraba de pasar frío debido a la lluvia.

Aunque mi actitud no había cambiado, en estos últimos días, cada vez que recordaba a cierta persona, sentía como si no fuera el mismo de siempre. El simple hecho de su recuerdo en mi mente, me calmaba. ¿Había empezado a encontrar algo que me importaba? Mejor dicho, alguien.

Caminaba por los pasillos de manera diferente. Anteriormente pasaba por estos sin prestar mucha atención a los que lo cruzaban, pero desde hace un tiempo, para ser más exactos, desde que aquella persona se empezó a convertir en alguien especial para mí, prestaba atención a quienes cruzaban los pasillos, quizás en un intento en vano de buscar a aquella chica que invadía mis pensamientos.

Observe el patio de la academia. Había pasado buenos y malos momentos en aquel lugar. Me acerque a un árbol que le daba sombra a un banco. Si no recordaba mal, aquel era el árbol en el cual, aquel zorro cayo encima de mí. Esboce una ligera sonrisa y tentado por la idea del zorro, trepe el árbol y me subí a una de sus ramas. Se veía resistente.

Me estire y acople en la rama, resultaba mas cómoda de lo que parecía. Entre la temperatura ambiente que resultaba la mar de agradable, la fresca y ligera brisa, además de la sensación de estar en la sombra del árbol, hicieron que cayera rendido ante el hechizo de Morfeo.

El tiempo paso, pero en mi sueño se sentía como si todo fuera a una velocidad mas lenta de lo habitual. En mi sueño, me encontraba perseguido por un motorista que aparecía cada vez que abría algo, ya fuera una puerta o incluso el Mobil. Inmerso por el sueño, me moví inconscientemente y caí de la rama al duro suelo.

¡PAM!

-Ouch, debería evitar que los mangas invadan mis sueños- Murmure dolorido en el suelo mientras aun me retorcía un poco por el dolor. Abrí lentamente los ojos, pero no conseguía ver con claridad puesto que al haber estado dormido a la sombra, encontrarme ahora bajo la luz del sol me cegaba.

Me encontraba en los cielos, de nuevo con Sonrisa tenue y los demás, todo volvía a ser como antes, como si no hubiese bajado nunca a la tierra. Era feliz, no había nada que me preocupase ni me causase dolor alguno. Mis superiores nos habían reclamado, no entendí muy bien porque nos llamaban pues estos solo requerían la presencia de un ángel cuando o bien iba a hacer una misión o bien había cometido un pecado y estaba en procedimiento de ser desterrado de los cielo.

Kahori fue la primera en pasar, apenas duro media hora cuando me llamaron a mi, al entrar, no vi a mi amiga por ninguna parte. Los superiores al notar mi preocupación, me dijeron que Sonrisa tenue había sido desterrada por no cumplir su misión en la tierra. Un par de alas y una aureola descansaban en una almohada blanca, teñida de rojo en algunas zonas a causa de la sangre. Los ojos se me inundaron de lágrimas pues sabía perfectamente a quien pertenecían dichas alas.

Sin apenas darme cuenta, unos me cogieron de los brazos y otro me tomo la ala izquierda, estirando de ella. El dolor era horrible y mientras aguantaba mis gritos, mi superior hablo. Yo seguiría el mismo camino que Sonrisa tenue, sería desterrada de los cielos y aún no sabía porque. Que había echo? Mi superior dejo escapar una sonrisa irónica, menciono algo que no llegué a entender puesto que un fuerte golpe me despertó de aquella terrible pesadilla.

Lo primero que hice al abrir los ojos, fue llevarme ambas manos a la espalda, intentando encontrar mis alas. Cuando me tranquilicé un poco más, escuche a alguien que murmuraba algo sobre mangas y sueños. Mire al portador de aquella voz, y todo el temor que tenía hasta el momento se vio aplastado por una inmensa alegría.

-Está bien Kumagawa-san? - le pregunté mientras observaba al joven humano. Mire a mi alrededor, no sabía cuanto tiempo había estado durmiendo pero la multitud que había anteriormente había disminuido bastante. Observé de nuevo al joven, ya era la segunda vez que este caía de vete a saber donde.

El suelo se sentía duro y frío. El dolor que recorría mi cuerpo se iba disipando lentamente. Suerte la mía que ya me había acostumbrado a estas sensaciones tan desagradables y cada vez se me hacían más ligeras, pero eso no quitaba que me seguían doliendo.

Pose las manos en el suelo para intentar hacer fuerza para levantarme, pero para mi sorpresa uno de mis brazos fallo. Mire extrañado al brazo en cuestión. Estaba doblado, me había doblado el brazo en la caída. Rodé un poco para ponerme boca arriba.

Para mi sorpresa pude ver a Haru-San de pie observándome, en ese instante el corazón me empezó a palpitar con fuerza. -Ah, hola- Dije con un pequeño gesto de sorpresa. Como despertándome de una pesadilla, me incorpore de un instante y acto seguido me levante del suelo intentando esconder el brazo herido de la vista de Haru-San.

Alcé la mirada hacia Haru-San intentando esconder el brazo herido, aun dolia un poco. - H-Haru-San, buenos dias… ¿O son tardes?- Dije en un tono un poco nervioso, poco habitual en mi, mientras pasaba la mano ilesa por el brazo herido. En unos instantes gracias a mi “All Fiction” la herida desapareció del brazo.

Deje de esconder el brazo y con ayuda de ambos empece a limpiarme el posible polvo que se haya pegado al uniforme por la caida al suelo de hace unos momentos. -Es lo que tiene caer del cielo, supongo- Dije bromeando mientras terminaba de comprobar que el uniforme estaba bien. -Cuanto tiempo sin verte, Haru-San- Dije esbozando una ligera sonrisa. -¿Qué tal?- Pregunte mientras alzaba una mano con la palma abierta como si fuera a coger algo que cayera del cielo.

Kumagawa-san se encontraba en el suelo pero cunando le pregunté si estaba bien, este, con gran agilidad, se levantó. El muchacho parecía esconderme su brazo, quizás se había echo daño! Inconscientemente tendí la mano hacia el joven para que este me dejase ver su brazo pero este, me dio los buenos días, aquello hizo que me diese cuenta de mi acto y retiré la mano.

-Bu-Buenos días, creo - Evité la mirada del joven pues me sentía avergonzada de que mi mano hubiese buscado la suya en un intento de comprobar si este estaba bien. Mire mis manos, nerviosa, no entendía porque me ponía así ante la presencia de este joven humano. Era por este chico por el que muchas veces me encontraba en la luna o soñando despierta. Cuantas veces suspiraba al día por no haberlo visto?

Ahora que lo tenía ante mi, no me veía capaz de mirarle a la cara, porque? pues porque notaba como los colores me subían. Que clase de sentimiento es ese? Le quieres ver a toda costa pero cuando le puedes ver no le puedes mirar por vergüenza. Mire a Kumagawa-san y sonreí ante su comentario, el cayendo del cielo, a mi me resultaba algo bonito, bueno no que cayese pero que viniese del cielo.

-Intente no caer tantas veces del cielo o al final se ara daño - Notaba que mis manos estaban inquietas, deseosas de dirigirse hacia mi compañero, las entrelacé y comencé a jugar con mis pulgares, manteniendolas así ocupadas y bien controladas - Tiene razón, ha pasado bastante tiempo - la verdad era que no sabía si solo habían pasado días sin ver a este joven pero a mi se me habían echo meses - Yo estoy bien, usted que tal? - mire los ojos de mi compañero y bajé de seguida la mirada. ¿Porque no me podía comportar como una persona normal?

No sabia muy bien como lo conseguía, pero siempre acababa encontrando a Haru-San de alguna manera o de otra, aunque hasta el momento, la mayoría resultaban de un modo algo peculiar. Observe por un momento que Haru-San alzaba las manos en dirección hacia mi cuando intentaba esconder el brazo, pero no le di mucha importancia a este hecho.

Solté una ligera carcajada ante el comentario de las caídas del cielo por parte de Haru-San, pero pude observar como esta jugaba con los pulgares de sus manos. ¿Estaba nerviosa acaso? Bueno, mucha gente se ha sentido nerviosa a mí alrededor por motivos muy diferentes, pero desconocía los de Haru-San.

Esbocé una ligera sonrisa ante el comentario de Haru. ¿Cuánto tiempo hacia desde que la vi por ultima vez? En ese momento el corazón me empezó a palpitar aun más fuerte. ¿Otra vez? La última vez que me ocurrió fue en presencia de Haru-San.

Esbocé una ligera sonrisa cuando escuche que ella se encontraba bien. ¿Por qué me alegraba que ella se encontrara bien? Rara vez había alguien que me importara de esta manera. ¿Qué estaba ocurriendo conmigo? Esbocé una sonrisa más amplia. -Bien, si eso significa que te echen del cielo para caerte de esta manera al suelo- Dije entre risas con cierto tono de broma.

Pude observar como la mirada de Haru se aparto de la mía por unos momentos. ¿Qué le ocurría? Me aproxime un poco a ella y alcé su rostro con la mano para poder mirarla directamente a los ojos. -¿Segura que estas bien?- Pregunte con cierto tono de preocupación.

El tacto del suave rostro de Haru hizo que una extraña sensación recorriera todo mi cuerpo. Empecé por un momento a notar que mi respiración se aceleraba más de lo normal.

Off:

El comentario de Kumagawa-san era en broma pero me recordó al sueño que poco antes había tenido. De nuevo, su sonrisa me hizo olvidar aquel temor. ¿Porque me provocaban ese efecto las sonrisas de Kumagawa-san? En realidad no eran solo las sonrisas que este mostraba si no sus imple presencia me hacía sentir extraña.

Cuando evité la mirada de mi joven compañero por segunda vez, este se acercó y me alzo el rostro haciendo así que le tuviese que mirar a los ojos. Intenté resistir aquel rubor que amenazaba con darse a conocer en mis mejillas pero resulto en vano.

- Si - murmuré no muy segura, mire fijamente los ojos púrpura de Kumagawa-san, me vi obligada a apartar mi vista y mirar hacía un lado. Kumagawa-san podría oír los latidos de mi corazón? - La verdad es que no lo se - volví a mirar a Kumagawa mientras me llevaba una mano al pecho. - Siento algo extraño, aquí pero no me duele - observé al joven humano pues quizás el tenía una explicación para lo que me pasaba.

Aún que fuese un sentimiento agradable me sentía estúpida, seguro que mi compañero pesaba que aparte de problemas psicológicos tenía problemas con el corazón. Sin apenas darme cuenta, la mano que no se encontraba en mi pecho, se situaba sobre la mano de Kumagawa-san, la que reposaba en mi rostro. ¿En que momento la había puesto ahí?

Aparté mi mano en cuanto me di cuenta y volví a desviar la mirada hacía otro lado, de todos los humanos que había conocido, Kumagawa-san era el único que me provocaba estas sensaciones tan extrañas.

Spoiler:

No tenía respuesta alguna a lo que estaba ocurriéndome en aquel momento. Solía basar las cosas en experiencias pasadas, pero en esta ocasión era una primera vez. Confusión, nerviosismo, temor, incomprensión; todas esas sensaciones y muchas más, eran las que me recorrían el cuerpo ante tal situación que no llegaba a comprender.

Observe extrañado las reacciones de Haru-San, me miraba para luego apartar la mirada y parecía estar algo colorada o quizás era mi imaginación. Me sorprendí al escuchar que decía que sentía algo extraño en el pecho. Me percate de que Haru-San había posado su mano en la mía, pero no le di mucha importancia, es mas por dentro de mi, algo quería que ella siguiera así, pero esta aparto la mano. Acto seguido solté el rostro de Haru-San y me lleve la mano hacia mi propio pecho.

-Yo también siento lo mismo- Murmure en un tono serio poco usual en mi. Me lleve la otra mano a mi propia frente. -Y no parece que tenga fiebre- Murmure alzando la vista a mi mano. Acto seguido alcé la otra mano libre hacia el rostro de Haru-San. -Tampoco parece que tu estés mal, Haru-San – Dije esbozando una ligera sonrisa.

Baje ambos brazos e inconscientemente los pose en los hombros de Haru-San. Ladee la cabeza un poco y me percate de lo que acababa de hacer. -¿Sigue en pie la oferta del abrazo?- Pregunte mientras un ligero rubor recorría mi rostro.

En todo este tiempo, me habían tachado de incorregible, incomprensible, loco, pervertido y otras cosas parecidas. Pero parecía que la presencia de Haru-San estaba haciendo mella en esa faceta mía. Parecía que estaba consiguiendo moldearme para convertirme en un humano ya no solo en apariencia, sino también en sentimientos.

¿Sentimientos? ¿Eso era lo que estaba empezando a descubrir con Haru-San? ¿Pero que tipo de sentimientos eran estos que me estaban tocando tan fuerte?

Off:

Una agradable calidez se formaba en la parte de mi rostro que estaba en contacto con la mano de Kumagawa-san, quizás era por el calor que desprendía el cuerpo de el joven pero me parecía extraño puesto que era la primera vez que me sucedía eso.

Cuando le explique lo que me sucedía, este aparto su mano y la diriío hacía su pecho, me sentí un poco más tranquila cuando este dijo que a el le sucedía lo mismo. Comprovó que no tuviese fiebre y después poso su otra mano de nuevo en mi rostro para comprovar que yo tampoco tuviese fiebre. La piel que rozaban los dedos de Kumagawa-san se sentía caliente, agradable. No sabía por que motivo pero quería abrazarle y no soltarlo nunca, quería estar con el a todas horas quería decirle... ¿Que?

El joven muchacho poso sus brazos sobre mis hombros, fue cuando este me pregunto por el abrazo cuando asentí. Le miré y pudé contemplar que el rostro de Kumagawa-san estaba un poco colorado, le daría vergüenza pedirme un abrazo?

Me acerqué al joven y rodeé su cintura con mis brazos, no sabía como describir lo que sentía en aquel momento pues cuando toda yo entro en contacto con el muchacho, me sentí como si durante mucho tiempo me hubiese faltado algo y ahora estaba completa. Intenté esconder mi cara de la mirada del joven, temía que este se diese cuenta de lo rápido que latía mi corazón. ¿Quizás era algo malo que me sintiese así? Me sentía frustrada, porque no sabía lo que me pasaba? Porque me quedaría en la tierra solo si este joven me lo pedía? Abandonaría todo lo que tuviese solo por el y le daría todo mi tiempo.

Unas lágrimas amenazaban con despeñarse de mis ojos, quería saber que era esto, por que Kumagawa-san era alguien tan especial para mi. Escondí aún más mi rostro en el abrazo del muchacho, tenía miedo de que no pudiese estar con el, a que este no me abrazase, ni siquiera me hablase. Estreché con delicadeza a mi compañero.¿ Porque me resultaba alguien tan vital para mi? ¿Que tenía aquel joven?

Tomé aire y después lo dejé salir, el aroma de Kumagawa-san me tranquilizaba, a caso un olor podía calmarte? Las sensaciónes y emociones humanas eran un desconcierto total, casí prefería no experimentarlas más pero eran como un vició, lo agradable vencía con creces mi frustración y me hacía desear más. ¿Era esto lo que los humanos nombraban como "Querer" a alguien?

-Le puedo pedir algo?- murmuré mientras alzaba la vista hacía Kumagawa-san - Puedo abrazarle durante más rato?- tenía claro que mi cara estaba echa un tomate pero no aparte la vista del chico. Quería decirle lo que créía sentir por el, pero tras leer muchas novelas en las cuales la chica perdia su amistad con el joven por ese mismo motivo, decidí callarme.

Agradable fue mi sorpresa cuando pude comprobar que Haru-San no solo había aceptado mi propuesta del abrazo, sino que ella misma empezaba a hacerlo, rodeando mi cintura. En ese instante sentí como un calor agradable recorría todo mi cuerpo y empezaba a notar como un ligero rubor recorría mi rostro.

Como un acto reflejo las manos que se habían posado en los hombros de Haru-San se enlazaron alrededor del cuello de ella y sin aplicar mucha fuerza la empuje hacia mí. En ese instante en el que nuestros cuerpos entraron en un contacto mas cercano. Notaba el calor que desprendía el cuerpo de Haru-San a pesar de la ropa de ambos. Sin darme cuenta, el corazón iba acelerándose más y más, mientras que mi respiración no se quedaba atrás.

Perdido en el abrazo sin la noción del espacio y el tiempo, empecé a notar como Haru-San parecía esconder su rostro. Agache la cabeza un poco para intentar comprender lo que le pasaba pero en ese instante caí preso del aroma que desprendía Haru-San e inconscientemente cerré los ojos. Alcé inconscientemente una de mis manos para recorrer suave y lentamente la melena ajena.

Volví de mi trance en el cual me había quedado ensimismado cuando Haru-San me pidió si podía hacerme una pregunta. Asentí un poco con la cabeza -Adelante- Acto seguido, esta alzo el rostro el cual estaba rojo como un tomate. ¿Se encontraría mal? No creo, me lo habría dicho.

Haru-San pregunto si podría abrazarla más rato. Esbocé una amplia sonrisa. -No me moveré hasta que estés contenta- Murmure mientras acercaba un poco mi rostro al rostro ajeno. -Me gustaría que estuvieras conmigo por siempre- Dije inconscientemente. Acto seguido, el rostro se puso rojo como un tomate debido a las palabras que acababa de pronunciar.

Definitivamente había perdido el control de mi cuerpo, pero a diferencia de otras veces, no sentía como si fuera algo malo. Parecía que estaba siguiendo lo que me dictaba el corazón. Era curioso que ese órgano el cual pensaba que solo bombeaba sangre por mi cuerpo, ahora estaba haciendo otros efectos en mi cuerpo.

Sentía como si me hubiera quitado un peso de encima. Pero fue momentáneo, a los pocos segundos, una sensación de inseguridad recorrió mi cuerpo. ¿Y si Haru-San no quería?

Mi corazón latió más deprisa cuando Kumagawa-san me atrajo más hacía el, pude notar como el joven se acercaba un poco más a mi cuando yo intentaba esconder mi rostro. Noté como la mano de mi compañero acariciaba con delicadeza mi cabello, que sensación mas placentera y relajante me producía aquel acto.

Poco después de preguntarle si podía abrazarle durante más rato, este me dedico una sonrisa, su sonrisa me provocó un cosquilleo en la boca del estomago. La verdad era que temía no quedar nunca saciada de aquella sensación tan cálida en los brazos de Kumagawa-san. El joven acercó su rostro al mio y a pesar de la cercanía en la que nos encontrábamos, no me molestaba, es mas quería que este se acercase más.

No aparté la vista del rostro de mi compañero en ningún momento, no sabía si de la manera que estaba entendiendo lo que acababa de decir era la correcta. Sonreí cuando el joven se sonrojó, no se si Kumagawa-san se daba cuenta de que podía interpretar aquello de forma diferente a la amistosa.

- Yo también quiero estar contigo para siempre - fue tarde cuando me di cuenta de que había acercado el rostro al de Kumagawa-san y le rocé la mejilla con los labios. De seguida me sonrojé y oculté mi rostro en el pecho del joven. Parecía una cría haciendo aquello pero no podía evitarlo. No controlaba muchos de mis actos pero la realidad era que no quería controlarlos. Aún estando tan juntos, noo me había percatado hasta ahora de lo rápido que respiraba mi compañero.

Volví la vista hacía mi compañero, quizás no le había parecido bien que le besase en la mejilla y el remordimiento comenzaba a notarse. Si me disculpaba me sentiría mal pues consideraba que lo que acababa de suceder era algo bueno pero si no lo hacía y al muchacho le había disgustado me sentiría aún peor.

Al verle la cara nuevamente a Kumagawa-san, mi corazón empezó a latir mucho más rápido, el cosquilleo que andaba por todo mi ser seguía persistiendo. Cada vez estaba más segura de que aquel muchacho no era un simple amigo y que le "quería". De nuevo las ganas de decirle todo lo que sentía apareció de la nada. Tenía miedo a que si se lo decía, este me rechazase y perdiésemos esa conexion tan importante que teníamos ahora. Era muy difícil decirle a alguien lo que sentías por el, la verdad es que admiraba la valentía de la gente que se lanzaba a la aventura y le confesaban sus sentimientos a sus seres queridos.

¿Que garantía tenían de que no iban a perder lo que tenían? No tenían ninguna pero ellos se arriesgaban, quizás hacían bien pues reprimir estas sensaciónes era muy difícil. Quizás podía intentarlo pero no quería que por ese motivo dejasemos de estar como ahora.

Off-Rol:

Me sentía como si me hubiera quitado un peso de encima, no solo había actuado sin pensar, sino que además Haru-San confeso que sentía que también quería estar conmigo. Solté un ligero soplido de alivio y la respiración se me calmo por unos momentos. ¿Esto era aquello que la gente llamaba amor? Por un momento me acorde de la letra de la canción “Is This love?” de “Whitesnake”. Creo que no me equivocaba en mis sospechas.

¿Había caído presa de las flechas de cupido? ¿Encandilado por la presencia de Haru? En el fondo, sentía que no me importaba. Sentía que estar con ella, me hacia sentir mas humano de lo que había sido durante todo este tiempo.

Sorpresa la mía, cuando Haru-San rozo mi mejilla con sus labios. No era la primera vez que una chica hacia eso, pero por que me sentía de esta manera tan diferente respecto de la otra vez. Deseaba que Haru-San continuara rozando mi rostro con sus suaves labios, pero esta en unos instantes oculto el rostro sonrojado.

Sin pensarlo, baje ambos brazos hasta rodear la cintura de Haru-San y con un movimiento un poco brusco la levante del suelo por unos centímetros, consiguiendo así tener su rostro enfrente del mío y evitar que ocultara este en mi pecho. El rostro de Haru-San se mostraba bastante sonrojado, aunque el mío propio no se quedaba atrás.

Con los ojos cerrados, acerque el rostro al de Haru-San y pose mi frente en la suya. -Haru-San- Dije suavemente. Abrí los ojos y clave mi mirada en la mirada ajena mientras esbozaba una ligera sonrisa. -¿De verdad querrías estar con algo tan bajo como yo?- Pregunte tímidamente mientras mi rostro alcanzaba un rojo parecido al de un tomate. -¿Me aceptarías con mis defectos?- Volví a preguntar haciendo una ligera referencia a mi maldición.

Acto seguido aparte la mirada un poco avergonzado por lo que acababa de decir mientras soltaba a Haru-San en el suelo. ¿Me habría pasado? ¿Se habría ofendido? Estas dudas junto a otras muchas recorrían mi mente, pero sentía que debía de hacer las cosas como las estaba haciendo. Recordé mi lema, de ante la adversidad buena cara. Esbocé una amplia sonrisa y volví el rostro y la mirada hacia Haru-San.

off:

Sentía que mi cara era justo como una olla a presión, estaba hirviendo y podía notar que la parte superior de mis orejas también se encontraban coloradas. Que osada que era, como me había atrevido a besar a mi compañero?

Al intentar esconder mi rostro del joven, este me rodeo por la cintura y sin siquiera esperarlo, me alzo del suelo, poniéndome a la misma altura que el. Me sorprendió, me pillo desprevenida, mi rostro descubierto ante el de Kumagawa-san, ambos estábamos como tomates. Me entraron ganas de reír, que escena tan peculiar. Dos personas rojas como las amapolas, el joven sosteniéndome y yo allí, sin saber que hacer.

El joven poso su frente en la mía, cuando este pronunció mi nombre y sonrió, me sentí como si alguien me hubiese dado una pequeña corriente eléctrica, haciendo que bajase por toda mi columna. La sensación no era para nada desagradable pues más bien era todo lo contrarió, observé como Kumagawa-san clavaba su mirada en mi. ¿Entonces podía seguir malinterpretando las palabras de mi compañero? Bueno, la verdad era que ya dudaba de haberle malinterpretado pues nunca e visto que unos amigos sean así de cercanos.
No sabía que decirle cuando me pregunto aquello, por supuesto que quería estar con el! pero yo no consideraba que Kumagawa-san fuese "algo tan bajo".

El joven apartó la vista y me dejo nuevamente en el suelo, me hubiese gustado estar más tiempo entre esos brazos, su frente junto a la mía. Me quedé perpleja ante mis propios pensamientos, de verdad me estaba volviendo pervertida! Preferí no pensar en aquello y me dispuse a contestarle al joven.

-Me haría muy feliz estar con usted - bajé la mirada hacía el suelo pero después la volví a fijar en el muchacho pues no quería perder ni un segundo de las posibles expresiones de Kumagawa - Nadie es perfecto - me hubiese gustado decirle que el para mi no tenía ningún defecto, me daba igual que este tuviese una maldición, eso no me impedía quererlo, tomaba eso como una parte más de el aún que este lo considerase malo. - Te quiero tal y como eres - murmure, después de decir eso no sabía si taparme la cara o esconderme.

Avergonzada, volví a acercarme al joven y a esconder mi cara de su mirada. Lo había dicho alto y claro, y por si esconderme en el pecho de Kumagawa-san fuera poco, me llevé ambas manos a la cara pues si este se retiraba para mirarme, tenía el segundo escudo, mis manos. Ya me había visto lo más sonrojada que podía estar pero por vergüenza de lo que acababa de decir, no quería que el joven me mirase. Era absurdo que en un momento tan feliz, como lo era aquel, tuviese ganas de llorar, quizás se debía al haber expuesto mis sentimientos tan claramente, o quizás era porque estaba tan feliz que las lágrimas amenazaban con desbordarse.

Spoiler:

Tenia el rostro bastante sonrojado, aunque no era nada comparado con el de Haru-San, el cual parecía que en cualquier momento fuera a explotar.

Se me esbozo una amplia sonrisa en el rostro al escuchar las palabras de Haru-San, aunque se me apago un poco cuando esta volvió la mirada hacia abajo. ¿Tenia algún pero? El corazón me latía con fuerza, sentía un ligero nerviosismo dentro de mí. ¿Tenia Haru-San algún motivo para esconder la mirada así?

Esa sensación se apago enseguida cuando Haru-San volvió a posar su mirada en mí comentando que nadie era perfecto. ¿Me aceptaba con mis defectos? ¿Era eso lo que quería decir? Mi rostro, además del rubor que contenía, esbozaba una ligera sonrisa de felicidad mientras de mis ojos salían unas pequeñas lágrimas que recorrían mis sonrojadas mejillas.

Las lagrimas que salían de mis ojos aumentaron considerablemente cuando Haru-San confeso que me quería tal y como era. Como un acto reflejo rodee a Haru-San entre mis brazos colocando mi rostro al lado del ajeno, el cual escondía entre sus manos. 『El sentimiento es mutuo, Haru-San』 Dije mientras apretaba fuertemente a Haru-San contra mi pecho. No quería que se separara de mí por ningún motivo ahora que había confesado que me quería tal y como era.

『No cambie usted, Haru-San』 Dije mientras posaba la mano derecha en el pelo de Haru-San y lo acariciaba suavemente. 『Puesto que la quiero así como es』 Añadí mientras soltaba los brazos alrededor de ella, intentando abrir el muro que había formado delante de su rostro con las manos.

No me esperaba que Haru-San confesara de esa manera sus sentimientos, quizás había entendido las indirectas que mi subconsciente ha ido diciendo y estaba correspondiéndome. Pero eso no importaba, para mí en ese momento, solo había algo que me importaba. Por primera vez, me podía sentir afortunado. Afortunado de haber sido correspondido por alguien tan especial y encantadora como Haru-San.

off:

Podía oír con claridad el repiqueteo de mi corazón en los oídos. ¿Porque cuando me encontraba con Kumagawa-san parecía que el tiempo volase? ¿Porque me sentía tan cómoda con este joven humano? En esos momentos, no iba a malgastar mi tiempo junto al muchacho pensando en las posibles respuestas de estas preguntas que rondaban mi cabeza. Mis ojos contemplaron la sonrisa que desprendió Kumagawa-san cuando le confesé que quería estar con el. Con tan solo mirarle, un calor extrañamente adictivo me recorría desde la punta de los pies hasta la última fibra de mi cabello.

Su abrazo fue instantáneo, me rodeó con sus fuertes brazos, atrayéndome hacía el mientras yo escondía tras mis manos, aquel rostro sonrojado. Lo había echo, había conseguido decir lo que sentía por el muchacho. Pude notar como este situaba su rostro junto al mio, un gran alivio recorrió todo mi ser cuando el joven chico me confeso que no era la única con esos sentimientos.

Fue entonces cuando descubrí las lágrimas de felicidad, al principio no entendía el porque de aquellas lágrimas pues no estaba triste, ni me dolía nada. Cuando escuche a mi compañero, estas comenzaron a caer en avalancha por mis mejillas, el me quería tal y como era y deseaba que nunca cambiase. Sonreí mientras las lágrimas que, a pesar de ser saladas para mi tenían un significado dulce, caían rodando por mis mejillas. Su suave caricia sobre mi melena me hacía sentir más relajada, tranquila.

Mi cara aún permanecía tapada por mis manos, pero no duro mucho ya que sentí como Kumagawa las intentaba retirar. No me resistí y dejé que este apartase mis manos, mientras contemplaba con una sonrisa bañada en lágrimas el rostro de mi compañero, sonrojado a más no poder y con lágrimas trazando un bello camino por su rostro. Le quería mucho, quería proteger su preciosa sonrisa, su felicidad y aquellas lágrimas que al principio me desconcertaron pero ahora me parecían hermosas. Posé mi mano derecha sobre su mejilla y con mi pulgar le retiré las lágrimas, me gustaría tanto decirle todo el rato que le quería, que lo adoraba, pero aún no me veía capaz de decírselo tantas veces como me hubiese gustado.

Acerqué mi cara a la del muchacho y volví a darle un suave beso en la mejilla, acciones espontaneas, incontrolables, la verdad era que ya no me preocupaban tanto como antes, simplemente quería estar con el, pasase lo que pasase. Me sorprendía que el joven sintiese lo mismo por mi, pues seguro que había más gente que incluso era mejor que yo en muchos aspectos y la verdad era que tenía miedo de perderle algún día por eso. Entrelacé mi mano izquierda con la del joven y le mire a los ojos. ¿Si ambos sentíamos lo mismo, significaba que podíamos estar juntos?

- Quiere decir que... podemos estar juntos?- me esforcé por no apartar la vista de Kumagawa, bueno, en realidad ahora me resultaba casi imposible hacerlo pues me había quedado absorta por el. -Creo que me faltará tiempo para decirle cuanto le quiero -murmure, había hecho acopio de todo mi valor para poder decir aquello.

Spoiler:

¿Por qué la compañía de Haru-San se hacia tan especial y agradable? ¿Así es como las personas se sentían cuando estaban enamoradas? ¿Había caído prendido por los encantos de Haru-San? ¿Qué tenia aquella joven que la hacia tan especial para mi respecto al resto? Mi cabeza solamente daba vueltas confuso y sin saber como responder al bombardeo de preguntas que aparecían sobre mí.

No sabia por que, pero no pensaba las cosas, directamente las hacia y decía en un impulso. Un impulso que me hacia estremecer por dentro, quizás por miedo a decirlo o quizás por el alivio al decirlo, aunque lo mas probable es que fueran ambas. Las palabras salían solas de mi boca, como si fuera controlado por alguien. Pero en el fondo, sabía que eso no era así, sabía que esas palabras eran las que yo quería decir en lo más profundo de mí ser, pero que me daba miedo a decirlo.

Sin mucho esfuerzo, Haru-San aparto sus manos de su rostro dejándome ver su lindo rostro en el cual le recorrían las lágrimas. Seria divertido si no fuera por que en mi rostro recorrían las mismas lágrimas o incluso mas. El hermoso rostro de Haru-San se acentuaba aun más con las lágrimas recorriéndole el rostro. El corazón empezó a palpitarme fuertemente otra vez.

Note la mano de Haru-San en mi rostro la cual intentaba limpiar las lagrimas que lo recorrían, solté una pequeña carcajada ante las cosquillas que llegaba a hacerme Haru-San en el rostro. Volví la mirada hacia los ojos de Haru-San, estos se veían más hermosos que antes. ¿Era a causa del efecto de las lágrimas? Me sentía cada vez mas extraño y confuso, podía hacer que nada de esto hubiera ocurrido con mi “All Fiction” pero no quería. Todo lo contrario, quería que continuara sintiéndome de esta manera, confundido, extrañado y embriagado por la esencia de Haru-San.

Note el suave beso de Haru-San en la mejilla, instintivamente apreté un poco mas fuerte a Haru-San hacia mi. Por algún motivo, no quería que dejara de besarme de aquella forma tan dulce, pero a la vez sentía como un ansia se apoderaba de mí pidiéndome más. Como si un beso no fuera suficiente, deseaba más. Agache el rostro y bese la mejilla ajena suavemente. No solamente deseaba que ella posara sus suaves labios en mi, también deseaba que posar los míos en su rostro.

Note como Haru-San entrelazaba sus dedos junto a los míos, en ese instante una sensación recorrió mi cuerpo a la velocidad de un rayo. Era una sensación agradable. Solté un ligero gemido que apenas llego a sonar.

Escuche las palabras de Haru-San. ¿Qué si podíamos estar juntos? ¿Qué le faltaría tiempo para decirme cuanto me quiere? Sentí en ese instante una sensación que sacudió todo mi cuerpo. En ese instante, no me importaba si todo se acababa, era feliz. Era extrañamente feliz.

Negué suavemente con la cabeza. 『Se equivoca, Haru-San』 Dije mientras posaba mi mano por el cuelo ajeno y lo acariciaba suavemente. 『Esa pregunta se la debe hacer a usted misma』 Añadí con una sonrisa en el rostro mientras alzaba la mano del cuello para intentar secar las lagrimas del rostro de Haru-San. 『¿De verdad desea estar a mi lado?』 Pregunte sin apartar la mirada del rostro de Haru-San. 『Por mi parte lo deseo, pero no se si le conviene』 Dije apartando la mirada mostrando un rostro algo triste y decaído.

Por algún motivo, sentía la necesidad de evitar que Haru-San se acercara mucho a mí si esto significaba que ella fuera desgraciada. Prefería sufrir teniendo la ausencia de Haru-San, antes que verla a ella sufrir debido a mi presencia.

Off:

Cuando hice el intento de limpiarle unas pocas lágrimas a Kumagawa-san, este rió. Quizás le hacía cosquillas son la yema de mis dedos. Nuevamente le di un beso en la mejilla, no me arrepentía en absoluto de hacer aquello, me gustaba la sensación que me dejaba. Ahogue una exclamación cuando el joven me apretó más contra el, no es que aplicase mucha fuerza ni me hacía daño pero no pude evitar sorprenderme.

Los labios de Kumagawa-san se posaron en mi mejilla, pude notar como el vello se me erizaba, era eso lo que se sentía al recibir un beso? Era una sensación que me costaba describir con creces, no era para nada desapacible, es más me hubiese gustado recibir más besos del joven pero eso no lo iba a decir. Entrelacé mi mano con la del muchacho, quizás me estaba volviendo extraña pues cuanto más le miraba, más me agradaba, era un chico pero aún y así, en aquellos momentos, me parecía la persona más adorable que había conocido.

¿Me equivocaba? Sentí miedo cuando el Kumagawa-san me dijo que me estaba equivocando. ¿El no quería estar conmigo? No, seguro que no sería eso. El joven colocó su mano en mi cuello y lo comenzó a acariciar. Me quede estática, no porque me desagradase el contacto si no por que el cuello era una de las zonas donde más cosquillas tenía. Mientras luchaba contra las cosquillas que me producía la mano de Kumagawa-san, escuché al muchacho.

- Yo también lo deseo, de verdad!- le sonreí a Kumagawa pero la sonrisa desapareció lentamente cuando el joven comento que quizás no me convenía estar con el. ¿Porque? Volví a posar mi mano derecha en la mejilla de Kumagawa. - ¿Porque dice eso?- dije apenada, porque ahora se entristecía Kumagawa-san?

Sin saber apenas por que, una imagen de Kahori paso por mi mente, ella era como mi hermana y quería estar por siempre con ella también pero... Kumagawa-san se había vuelto una persona muy importante para mi. El no sabía que yo procedía del cielo y tampoco podía saberlo por mucho que quisiera decírselo. Que pasaría si Kahori llegase a finalizar su misión? Tendría que volver a los cielos? No quería, no lo deseaba, quería quedarme junto a Kumagawa-san pero ...¿y Kahori? No, definitivamente hablaría con mis superiores para que me dejasen quedarme en la tierra junto a este humano y poder ir a visitar a Sonrisa tenue a los cielos.

Suspiré mientras miraba el rostro de mi compañero, quería que sonriese pero no sabía que hacer para que eso sucediera.

- De verdad, quiero estar con usted, que hay de malo? - Dejé reposar mi cabeza en Kumagawa-san, no me importaba nada más, solo quería estar con el todo el tiempo, abrazarlo, cogerle de la mano, darle besos... que había de malo en querer a alguien? Volví a mirar al joven, sus ojos brillantes, sus mejillas sonrojadas, aquellos labios tan suaves, quedé atrapada por su encanto, deseaba darle otro beso pero me parecía extraño hacerlo ahora.

Spoiler:

Por algún motivo que desconocía sentía como una pesada carga sobre mí. Como si esta me instara a intentar alejar a Haru-San de mí. ¿Por qué? Yo quería estar cerca de ella. ¿Seria por que quizás a ella no le era bueno estar con alguien como yo? Seguramente se trataría de eso. Me resultaba increíble el cariño y apego que le había cogido a Haru-San, puesto que era la primera vez que no actuaba de manera egoísta. ¿Esto significaba ser humano? ¿Abandonar los sentimientos egoístas por el bien ajeno?

Escuche las palabras de Haru-San, las cuales hicieron que sintiera como si mi corazón hubiera entrado en una pista de baile, estaba palpitando sin control. Me estaba emocionando bastante. Haru-San pregunto por que podría ser una mala compañía para ella. 『 Creo habérselo dicho otras veces, Haru-San. No soy humano y a la vez lo soy, no creo que sea bueno para usted. 』 Dije mirándola a los ojos con el rostro serio. Acto seguido aparte la mirada y la baje en dirección al suelo con un aire pesimista en ellos.

Mi mente se encontraba en una lucha interna, por una parte, el instinto que me decía que no rechazara a Haru-San, por la otra, una parte racional que me decía que la rechazara por que le podría hacer daño en un futuro. Sin saber bien, a cual de los dos hacer caso, decidí finalmente dejarlo a la elección de Haru-San. Ya le había explicado mis motivos, si quería continuar seria… ¿Culpa mía? Debería de ser culpa de Haru-San, pero sentía como que eso no era posible. Que era imposible que Haru-San tuviera la culpa de algo. A mis ojos, era un ser puro que no podría tener la culpa.

Escuche el suspiro de Haru-San y volví la mirada hacia ella. ¿Se encontraba mal? Acto seguido comento que quería estar conmigo. Como un acto reflejo, la rodee por los hombros y la acerque firmemente hacia mí. No quería que se alejara de mí. La quería tener a mi lado para siempre. Instintivamente agache el rostro y le di un suave y corto beso en la frente a Haru-San. 『 Si así lo desea, estaré a su lado hasta que se canse de mi 』 Le susurre mientras depositaba mi mirada en la mirada ajena mientras un mar de lagrimas recorrían mi rostro.

Si Haru-San deseaba tanto estar a mi lado, sentía la necesidad de cumplirle ese pequeño deseo, por muy insignificante que pueda parecerle a otra persona, aquel detallito, significaba mucho para mí. Siempre me había considerado una persona con mala suerte, pero la presencia de Haru-San hacia que esa mala suerte se alejara de mí. Su presencia, me ayudaba, me iluminaba, me animaba, me hacia sentir que debía de levantarme de nuevo y lo que mas notaba que sentia que me habia completado como humano. Su presencia me había enamorado.

Off:

¿Como podía ser tan testarudo? Era cierto que me había dicho bastantes veces que el "no era humano pero a la vez lo era" Eso se debía a la maldición? Para mi el era mucho más humano que algunos de los que conocía. No sabía como dejarle claro al joven que no me importaba en absoluto que no fuese "humano".

-Cierto, me lo a comentado barias veces pero yo le sigo diciendo que eso no importa- Yo también sabía ser cabezona, en eso no me ganaba ni Sonrisa tenue pues ella sabía que siempre me salía con la mía. - Yo le considero un humano de pies a cabeza - Esa era mi opinión y no creo que nadie pudiese hacerla cambiar, ni siquiera el propio Kumagawa-san.

Al decirle que quería estar con el, el joven humano me volvió a abrazar, me sentí aliviada por aquel acto, eso significaba que podía quedarme con el, no? Noté como la frente me ardía, no era que tuviese fiebre ni nada por el estilo, con el simple rocé de los labios del joven Kumagawa-san, parecía que encendían un fuego sin control allá donde estos se posara. Sonreí, el joven se veía alguien tierno y bondadoso, sus besos eran cariñosos, placenteros, no me extrañaría que Kumagawa-san llegase a ser un ángel. No era malo con los demás pues ya había visto como se comportaba con Kahori y Nobunaga-san y a pesar de que este ultimo le provocaba, el no hacía caso.

Mire a Kumagawa-san, el cual me daba permiso para estar con el, sonreí ante el comentario que hizo, dudaba mucho que me cansase de el, pues como siempre digo, creo que los humanos tienen muy poco tiempo para expresar del todo los sentimientos que tienen por sus seres queridos.

- Lo mismo le digo - El podía cansarse de mi y lo sabía, tenía miedo de que eso llegase a pasar pero... si este encontraba a alguien mucho mejor que yo y le hacía más feliz, no le retendría a mi lado pues su felicidad era lo que más me importaba.

Acerqué mi rostro al de el, no podía evitar pensar lo lindo que era Kumagawa-san, sonriente o con lágrimas recorriéndole el rostro, claro que si estas eran de felicidad. Toqué la punta de su nariz con la mía y le di un "beso de esquimal" Me parecía gracioso hacer eso y quería que este estuviese aún más feliz y por poder ver una de sus sonrisas, no me importaría hacer el ridículo delante de un montón de gente.

-No llore más por favor - me quedé así, mi nariz junto a la suya, manteniendo un pequeño contacto entre ambas. Le adoraría toda la vida, en el cielo o en la tierra, estuviese donde estuviese, le querría para el resto de mis días. - Le quiero - Cerré los ojos y le mostré una sonrisa.

Spoiler:

Mi mente seguía confusa. Por una parte quería estar junto a Haru-San, pero por la otra temía que esta fuera infeliz a mi lado. El debate entre cual de las dos opciones debía elegir se mostraba como una batalla en mi mente. Haru-San insistía en que no le importaba que fuera y a la vez no fuera humano.

Finalmente, me deje llevar por las emociones que se me estaban contagiando de Haru-San. ¿Por qué deseaba tanto tenerla entre mis brazos? ¿Por qué deseaba tanto que no se alejara de mí? ¿Por qué deseaba tanto acariciarla suave y dulcemente? ¿Por qué deseaba volver a posar mis labios en su bello rostro? Estas sensaciones se mostraban nuevas para mí.

Observe a Haru-San, la cual me devolvió la sonrisa ante mi respuesta. Solté una ligera carcajada ante el comentario de la joven y esbocé una ligera sonrisa. ¿Cómo podría cansarme de ella? Ni yo mismo sabía la respuesta.

Acto seguido note como Haru-San acercaba su rostro al mío para darme un gracioso “Beso de esquimal” con la nariz. Solté una ligera risa ante las cosquillas que me hacia en la nariz.

Ambos manteniendo la misma postura, con Haru-San delante con los ojos cerrados pidiéndome que no llorara más y diciéndome que me quería. El corazón en unos instantes entro en estado turbo y empezó a latir cada vez con mas fuerza si eso era ya posible. Por la distancia que teníamos el uno del otro notaba la suave respiración de Haru-San. Pensar en ese detalle hizo que mi respiración se volviera un poco más fuerte. Seguramente le estaría molestando a Haru-San, pero no quería apartar la mirada ni el rostro, puesto que lo que se presentaba ante mis ojos era el hermoso rostro de Haru-San.

Acerque aun mas el rostro hacia el de Haru-San hasta el punto en que ambos labios se separan por uno o dos centímetros, la distancia era casi imperceptible. Cerré los ojos lentamente, puesto que el dulce aroma que desprendía Haru-San me embriagaba como si de un gas somnífero se tratara, pero a la vez me mantenía despierto. Entreabrí un poco la boca y me quede inmóvil por unos instantes, inconscientemente empecé a respirar lentamente por la boca.

No sabía lo que estaba haciendo. Me estaba dejando llevar por mis instintos. ¿Y si Haru-San abría los ojos y me soltaba un guantazo por descarado? Ya estaba acostumbrado a los guantazos, pero uno proveniente de Haru-San me sentaría muy mal por dentro. Temía que dejarme llevar podría estropear la relación especial que había conseguido lograr con Haru-San hasta el momento.

Off:

Cuando le dije que yo también estaría a su lado hasta que el se aborreciera de mi, este dejo salir una carcajada. No comprendí muy bien que le podía haber hecho gracia pero si se reía eso era algo bueno, no?

No podía evitar sentirme como en otro mundo, como si estuviese volando entre las nubes. Que sensación más agradable, me gustaría sentirme así para siempre. Estar junto a este humano para toda la eternidad.

Para mi alivio escuché una pequeña carcajada proviniendo del muchacho, al parecer el "beso de esquimal" había funcionado. Me di cuenta de que la respiración de Kumagawa-san se aceleraba y me preocupe. Quizás si que se encontraba mal y no me lo quería decir para no preocuparme. Iba a abrir los ojos para ver si le sucedía algo pero el contacto que mantenían nuestras narices se rompió.

Me resultaba extraño, no notaba que Kumagawa-san se hubiese distanciado de mi pues podía notar aún su respiración. Entreabrí los ojos para ver que la escasa distancia que separaba el rostro de Kumagawa del mio. ¿Nos íbamos a besar? Mi rostro se sonrojó momentaneamente. No es que no quisiera que nos besásemos, más bien sentía como si algo en mi interior me decía que le besase pero... ¿Como se besaba? ¿Sería el primer beso de ambos o Kumagawa-san ya tenía experiencia? ¿Que se suponía que debía hacer?

-Ku...Kumagawa-san - murmuré mientras miraba el rostro del joven, estaba cerca del mio y sus ojos permanecían cerrados. Podía notar el calor que se acumulaba en mis mofletes, seguro que ahora mismo mis mejillas serian idénticas a las de Heidi la niña de los Alpes. - yo no se.. besar - era mucho más vergonzoso confesar eso en alto que decirle que le quería.

Acorte, temerosa, la poca distancia entre los labios de el joven humano y los mios, yo no sabía besar, bueno aún no sabía siquiera si sabía o no pero era mi primer beso así que seguro que era inexperta. Tenía miedo de defraudar a Kumagawa-san, roce con mis labios los suyos, no sabía como moverlos.

Los labios de Kumagawa-san estaban entreabiertos, se tenían que poner así? Imite la postura de sus labios. Quería corresponderle, y desde luego cada vez estaba más segura de que me estaba volviendo una persona indecente pues deseaba seguir rozando aquellos suaves y cálidos labios. Como podía seguir aquel beso? Me comenzaba a arrepentir de no haber leído algo sobre estas situaciones.

Spoiler:

Me estaba disponiendo en besar a Haru-San. Pero sentía que había algo raro. Aunque ya había besado con anterioridad, se sentía diferente. ¿Era por que era la primera vez que estaba enamorado? ¿Era Haru-San la causante de estas sensaciones? Pero a la vez, se sentía mejor que en las anteriores, incluso cuando aun no habían llegado a tener contacto nuestros labios.

Escuche silencioso e inmóvil las palabras de Haru-San, como esta no sabía besar. ¿Le estaba robando su primer beso a Haru-San? Por un momento una agradable sensación recorrió todo mi cuerpo. ¿Seria la primera persona en poder probar el sabor de los labios de Haru-San?

Permanecí quieto por unos instantes. No sabía si debía decir algo o quedarme callado. Tampoco sabía si acercarme más a ella y besarla o por el contrario apartarme y preguntarle si estaba segura de que quería que yo fuera su primer beso.

Antes de que pudiera decidirme, Haru-San poso sus labios sobre los míos. Se sentían calidos y suaves. La sensación que recorrió todo mi cuerpo era infinitamente mucho más placentera que las otras veces anteriores. La cabeza me daba vueltas y me costaba pensar con claridad. ¿Me estaba emborrachando de la esencia de Haru-San?

Moví ligeramente la cabeza de manera que pude lograr dar un “Mordisco” entre mis labios al labio inferior de Haru-San. Me gustaba juguetear de esa manera, pero el hecho de que fuera a Haru-San lo hacia mucho mejor que las veces anteriores. Saque ligeramente la lengua y mientras alejaba lentamente los labios de los labios ajenos, di un ligero lametón con la lengua a los labios ajenos. Aquellos labios sabían infinitamente mejor que cualquier cosa que haya podido probar.

Aparte la cabeza ligeramente de la cabeza ajena, manteniendo la lengua fuera la cual parecía un poco una burla. Abrí ligeramente los ojos y ladee un poco la cabeza. 『 Nadie nace sabiendo 』 Dije con una ligera sonrisa en la boca y termine de guardar la lengua en la boca.

Alcé la mano izquierda hasta la altura del cuello ajeno y lo deje ahí dando ligeras caricias en este con los dedos. A su vez baje la mano derecha en busca de la cintura ajena la cual acariciaba lenta y suavemente. ¿Por qué me sentía de esta manera? ¿Y por que sentía que quería tenerla entre mis brazos hasta el fin del mundo?

Acerque lentamente el rostro al de Haru-San. 『 Con permiso 』 Dije mientras acercaba mis labios hacia el oído izquierdo de Haru-San. Solté un ligero soplido muy leve en el oído ajeno. Acto seguido abrí lentamente los labios y volví a dar un “Mordisco” juguetón de los míos, dejando la oreja ajena entre ambos labios.

Normalmente no solía dejarme llevar por este tipo de impulsos, pero en mi mente esta no mandaba, había cedido su puesto de mando al señor instinto, el cual parecía que quería saborear todo rincón del cuerpo de Haru-San.

Off:

Después de atreverme a posar mis labios junto a los de Kumgawa-san, este movió su rostro, atrapando mi labio inferior entre los suyos. Mi corazón empezó a latir frenético, tener tan cerca el rostro de Kumagawa-san y que nos estuviésemos besando me parecía como un sueño del que no me gustaría despertar. Pude notar como el joven humano se retiraba lentamente, el se veía con mucha más experiencia y me daba miedo no gustarle.

Su lengua acarició mis labios, me quedé sorprendida ¿Era esto lo que hacían los humanos para demostrarse que se querían? Era extraño me daba vergüenza hacer aquello pero a la vez quería que el joven siguiese. Observé al joven el cual parecía que se lo pasaba bien, parecía que se estaba riendo de mi con aquella expresión, cierto que nadie nacía sabiendo pero ... La mano izquierda de Kumagawa-san volvió a posarse sobre mi cuello, me sorprendía como las cosquillas se habían apartado para dejar paso a una sensación cálida y agradable. Los dedos del joven recorrían con suavidad mi cuello. ¿Era normal que me notase más caliente en las zonas donde Kumagawa-san tocaba? Pronto volví de mis pensamientos pues el joven no solo estaba acariciando mi cintura si no que estaba acercando el rostro.

No pude evitar cerrar los ojos, la cabeza me daba vueltas, mi corazón parecía querer escapar de mi pecho y la verdad si seguía así seguro que lo conseguía. El vello se me erizó cuando Kumagawa-san sopló en mi oido. Al parecer no solo se limito a eso pues atrapó mi oido entre sus labios. Fue un instinto, mecánicamente mis labios se abrieron y dejaron escapar un pequeño "Ah", por la entonación que tuvo me resulto hasta vergonzoso pero no podía evitar sentirme bien, tan bien que se me había escapado un pequeño "gemido".

Podía asegurar que cada latido de mi corazón parecía tener nombre propio, estaba segura de que este corazón había nacido solo para latir por Kumagawa-san. No encontraba muy justo que Kumagawa-san fuese el único que hiciese esas cosas, mi inexperiencia se estaba tornando en algo bastante molesto. La mano que reposaba en mi cintura me ponía un poco nerviosa, nadie antes había puesto su mano ahí, bueno si, cuando me empujan o cosas por el estilo pero, no entendí por que la mano de Kumagawa-san me estaba poniendo así, no estaba haciendo nada malo. ¿No?

Pose mi mano derecha sobre el brazo de Kumagawa-san, en aquellos momentos me sentía extraña, por una parte tenía miedo de seguir y no gustarle a Kumagawa-san pero por otra parte, algo en lo más profundo de mi ser me decía que no parase al muchacho. La cabeza me daba vueltas, que iba a hacer? Mire al joven cuando separe un poco nuestros rostros, sus ojos eran hermosos, entero era hermoso, le quería de verdad, podía notar como mi corazón golpeaba contra mi pecho, intentando escapar. Cerré los ojos con fuerza y intenté poner mi frente junto a la del muchacho.

Aún que fuese nueva en esto, el me querría ¿verdad? Kumagawa-san no era del tipo de persona que haría eso, lo sabía, pero aún y así no podía dejar de tener miedo, no quería defraudar a Kumagawa-san. Volví a juntar nuestros labios imitando los movimientos que había hecho anteriormente Kumagawa. Me separe unos instantes para volver a mirar al joven, era extraño, me sentía inquieta por pensar que a lo mejor defraudaba a Kumagawa-san pero cuando le miraba sentía un alivio inmenso.

-Tengo miedo... - aparte la vista y miré hacia el suelo - de defraudarle - susurre.

Spoiler:

Me sentía diferente, no habitual en mí. Como si no fuera yo mismo. No me equivocaba, había cambiado. Haru-San me había cambiado. A cada momento que pasaba a su lado me sentía mas humano cada vez. Comenzaba a sentir emociones humanas. La más notoria, fue el amor. Había caído enamorado de la joven. ¿Qué tenia ella especial que la hacia para mi única? Ni yo mismo lo sabia, pero para mis ojos, ella era única. Era como un rayo de luz en la oscuridad que era mi vida hasta ese momento.

No pude evitar soltar una ligera sonrisa picarona ante el ligero gemido de Haru-San. Parecía que ella estaba disfrutando tanto como yo. Sentía que deseaba continuar así por el resto de los tiempos. Abrazarla, quererla, amarla y escuchar su dulce voz.

Los latidos de mi corazón habían conseguido finalmente un ritmo y había dejado de acelerar en sus latidos. Aun así, llevaba un ritmo casi frenético. Sentía que cuanto mas latía mi corazón mas vivo me sentía y a la vez, mas humano.

Sentía como mis manos parecían fundirse con el cuerpo de Haru-San. Aparte por unos instantes ambas manos para comprobar que me equivocaba. Volví a colocar ambas manos donde estaban antes, puesto que sentía como si me faltara el aire si estas se alejaban del suave cuerpo de Haru-San.

Note como Haru-San posaba su mano en mi brazo. ¿Querría que parara? ¿La estaba incomodando? Acto seguido, la joven aparto un poco el resto y me miro al rostro. ¿Le desagradaba? Me quede inmóvil, como si su mirada me hubiera convertido en piedra mientras mi mirada se posaba en la suya, atrapado por un hechizo. El corazón que me latía frenéticamente, se empezaba a frenar lentamente.

Por sorpresa, Haru-San cerro sus ojos y poso su frente en la mía. El corazón me volvió a latir con mas fuerza que antes cuando Haru-San poso sus labios sobre los míos, imitando lo que había hecho antes yo con ella, ladee un poco la cabeza respondiendo al beso. Cerré los ojos por unos instantes perdido en la agradable sensación que resultaban sus suaves y dulces labios sobre los míos mientras mis brazos rodearon la cintura ajena y la apretaban suavemente contra mí. Abrí los ojos extrañado cuando Haru-San aparto el rostro del mío.

Esbocé una ligera sonrisa acompañado de una ligera carcajada al escuchar el comentario de Haru-San. Levante el rostro de la joven con la mano para que esta me mirase en vez de al suelo. Esbozando una ligera sonrisa en mi rostro, me acerque a la frente de Haru-San y le di un ligero y suave beso en su frente.

Acto seguido me aparte y la mire fijamente en los ojos mientras ladeaba levemente la cabeza. 『 Soy yo quien teme defraudarle, Haru-San 』 Dije posando mi cabeza suavemente en el hombro ajeno mientras la abrazaba con ambas manos.

Off:

Se sentía realmente bien entre los brazos de este joven humano, con tan solo un abrazo parecía que mi vida ya estaba completa. Cuando este me rozaba con sus dedos, podía notar un calor agradable recorrer las mismas zonas que el había tocado. Me pregunto, por que estoy tan segura de que daría todo lo que tenía tan solo por el. Le había conocido hace poco pero en esos pocos días que estuvimos juntos, hablando, se convirtió en una persona muy allegada a mi.

Después de separarme un poco de el para poder contemplar su rostro y así intentar pensar más lógicamente, sin entender apenas por que, bese al muchacho. Este me correspondió ladeando un poco la cabeza y abrazándome. No, tenía que ser coherente, estábamos en medio del patio de la academia, había gente por los alrededores y dudo que no captásemos la atención de algunos curiosos. A parte de eso, yo no sabía nada sobre estos temas, iba totalmente a ciegas y temía defraudar a Kumagawa-san.

Al confesarle mi temor y mirar hacia el suelo, el joven alzo mi rostro y deposito un corto y dulce beso en mi frente. ¿El tenía miedo de defraudarme a mi? ¿Porque? Yo no sabía muchas cosas de los humanos y lo que sabia muy pocas cosas eran por experiencia propia y el resto por haber leído cientos de libros donde se explicaba claramente. Seguidamente, Kumagawa-san poso su cabeza en mi hombro y me abrazo, con tan solo aquel simple gesto mi corazón volvió a latir, como si en algún momento previo se hubiese parado.

Pose mi mano izquierda sobre la espalda del joven y lleve a la otra hacia la cabeza de Kumagawa-san, por primera vez tocaba su pelo, suave y sedoso. Si alguien me preguntase por que quería tanto a este joven, no sabría que responderle, simplemente le quería, le adoraba. El aroma de Kumagawa-san me resultaba tan agradable que me entraban ganas de quedarme dormida, así con el. Seguro que ninguna pesadilla se atrevería a acecharme si me quedaba con el.

Sentía que podía pasarme así una eternidad pero sería mejor que no hiciese eso pues acabaría resultando una molestia para Kumagawa-san. Al parecer sería una de las humanas pesadas a la que le gustan recibir mimos y abrazos de su pareja. No pude evitar sonrojarme al pensar en la palabra "pareja" ¿Quien iba a decir que este joven humano y yo estaríamos juntos? ¿Porque me había enamorado de un humano y no de un ángel con el cual podría estar en el cielo sin preocuparme de escoger entre mi mejor amiga o el?

- Quiere dar un paseo? - me despegué un poco del joven, no es por que no quisiera seguir abrazada pero notaba como la gente que pasaba nos miraba. - Oh, puede que tenga cosas que hacer, quizás?