Un gato + Una gata = ¿? (Privado Cotta)

por Invitado Miér Dic 17, 2014 12:02 pm

Había salido del hogar de August en forma felina, Ruby tiene la libertad de escoger la raza de felino que quiere ser, pero su favorito siempre es un gato Korat o gato de la suerte, es nativo de Tailandia de cuerpo compacto y elegante con destreza para saltar en incluso soportar grandes distancias en carrera, muy aparte de que es algo esponjoso, su pelaje es negro con algunas rayas rojas en su pelaje sobre todo las orejas, las patas delanteras y algunas en la cola.

Ruby estaba terminando de enviar un alma a donde sea que se suponen que deben ir una vez abandonan el cuerpo natural, pero era su trabajo lo sentía en su sangre era su instinto correr a darle fin a su vida y dejarle ir a “donde-sea-que-tienen-que-ir” sus ojos grises, estaña fijos en la ventana de la academia. Ella estaba cerca cuando termino su tarea y en su afán de pasar tiempo con el enfermero que era su amo, le pareció buena idea ir a hacerle una pequeña visita, pero la fortuna muy pocas veces le sonríe y asomada en la ventana el alma estaba tratando a un niño/joven, parecía de lejos que se había cortado con algo… no se preocupo el chico viviría otro día pese a su accidente.

Miro a Augui trabajar un rato cuando cansada de estar en la ventana sin ser observada, se bajo de un salto y comenzó su andar por el patio principal de la academia. Con su felino andar sin importarle ser vista por alguien, era un gato ¿Qué tan extraño es que un gato se pase por la academia? Según Ruby es normal que los gatos se pasen por ahí, pero lo más importante es que puede ir y venir sin tener que causar problemas con los demás. O por lo menos a lo que no quieren lastimas o mimar gatos.

Ese tipo de personas hacen que todo su curso se altere. Son personas demasiado molestas. Se acostó en una banca bacía aprovechando que los alumnos estaban en sus clases o por lo menos la mayoría debía de estar; aprovecharía el día para tomar su baño de sol, sin preocuparse por nada… tranquilamente confiando en que nada podría arruinar su momento de relajación, estiro su patas, arqueo su cuerpo y se hecho con toda su sagrada paciencia. Nada podía arruinar su momento a menos que el ruido de unos niños corriendo le afectara.