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{Priv.} Last Whisper
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{Priv.} Last Whisper
Last Whisper
— Leone & Máximo — Pista de patinaje — 5 pm
Leone se encontraba merodeando un sitio nuevo, aguardaba su apertura oficial y había sido anunciado no hace mucho, se trataba de una pista de patinaje que estaría por la época navideña para aplacar el calor de esta zona del mundo. Era más que sabido que la 'navidad ideal' siempre era con nieve y esas cosas, Leone al ser italiano siempre vivió la navidad en invierno y bien que extrañaba esas cosas. Este día, podría tener algo que le recuerde a su patria, el problema es que nunca había visitado una pista de patinaje y menos en soledad, ya que Leone había salido solo de su habitación especialmente a ver este sitio. No pensó que asistir a un lugar así el primer día de apertura sería algo extraño, pero poco le importaba la impresión que daba al resto y se notaba solo con verle a la cara. Solo llevaba una cosa que según había oído, le serviría : una chaqueta.
Estaba fuera del lugar fumando, ya había dejado de caminar sin rumbo fijo porque se aburrió y no pensaba andar de un lado a otro con la dichosa chaqueta en la mano, maldijo en un momento el no traer una mochila o bolso para guardar aquella prenda. Molesto con su propia despreocupación, se movió del lugar arrojando el cigarro al suelo y caminó rápido hacia la entrada del sitio, pero entre tanta persona que caminaba por el pasillo al interior y la poca decencia de Leone al caminar cual animal descarriado, termina por chocar con un sujeto más alto que él. Una persona normal se disculparía, pero Leone no era como el resto, para si todo el mundo tenía la culpa cuando era él quien hacía una estupidez. Reaccionó inmediatamente y alzó la voz — ¡Fíjate por donde caminas, maldito infeliz! — usó el inglés, ya estaba acostumbrado incluso cuando discutía con otros. — ¿es que acaso no puedes avanzar más rápido? llevo prisa — se quejó pese a tener espacio suficiente como para caminar y llegar a la zona principal.
Rodeó al contrario para encararle, pero antes de siquiera tocarle y forzar su disculpa, se sorprende e incluso se siente demasiado estúpido como para seguir hablando. Sabía bien quien era aquel hombre ¿Cómo no notó que esa espalda era más que conocida?, Leone retrocedió unos pasos mirándole algo atontado sin creer que estaba frente a su hermano mayor. Frunció el entrecejo,recordando su anterior malestar y echó la culpa nuevamente a Máximo,si,él tenía la culpa. — Tsk... y venir a encontrarme aquí contigo, ¿es que acaso te conseguiste una novia y andan en una cita? — sonrió ladino, aquel podría ser un intento desesperado por saber algo más sobre su hermano puesto que Leone no preguntaría directamente. Se complicaba mucho las cosas pese a ser alguien 'simple' de mente.
Se acercó más al otro y puso la diestra sobre el hombro ajeno, en confidencia como hacía muchos años — quizás tuvimos una idea similar con este sitio ¿no llega a ser nostálgico? — dijo lejos de bromas o juegos, le miró atento a los ojos ya con una expresión serena en su faz.
- Ropa de Leone:
- Ambiente :B :
Solo ponle un árbol navideño al centro y pasa :D
Invitado- Invitado
Re: {Priv.} Last Whisper
Había recibido varias llamadas de Rebecca sobre que tenía que socializar más, no sabía quien le había avisado. Aunque lo más probable es que fuera porque le había estado observando desde hace mucho tiempo. Y él lo sabía, había permitido que los hombres de su madre le siguieran y le observaran, posiblemente habían estado observando a Ale también y estaba seguro de que habían llegado con Donatello. Pero no les había tomado importancia, porque nunca pensó que su madre le marcara para indicarle lo que tenía que hacer, como cuando era un niño. Eso era tan molesto. No le gustaba que le dieran órdenes, no le gustaba que su madre le dijera lo que tenía que hacer como si fuera un esclavo suyo, hace mucho tiempo que lo había superado y por eso se había marchado, porque buscaba su libertad e independencia. Parecía que mientras portara el apellido D'Agostinni, no podría verse completamente libre.
No quería salir, no era que estuviera haciendo frío. Pero le disgustaba encontrarse en la situación en que sin importar lo que hiciera su madre seguía interponiéndose en sus decisiones, si no quería salir para evitar encontrarse con Leone era su puto problema, no el de su madre ni mucho menos de su padre. Pero al menos Rebecca se preocupaba por lo que él sentía, eso ya era algo válido para Máximo, que su madre sintiera algo, aunque fuera mínimo, por él. Su respirar se hizo más pasivo y cogió una chaqueta antes de salir, pensando que estaría frío. Iría al evento del centro de la ciudad, al parecer habían puesto una pista de patinaje y a él le gustaba patinar, así que estaría cómodo y no preocuparía más a su madre. Todos salían ganando algo.
Se estrelló con su hermano menor, la persona que menos quería ver en ese momento. Se sentía un poco mal porque le desagradaba eso, especialmente lo que estaba pasando en ese momento. No quería verle a él, no quería verle a él. Entonces, estaba maldiciendo completamente a Rebecca en ese momento, pero pensó que podía sacarle provecho a esa situación sin importar cuan molesta fuera. Sacudió la cabeza, intentando no pensar en cualquier mierda que hubiera en su cabeza.
—Debemos dejar de encontrarnos de esta forma, Leone.— Su forma de hablar, algo brusca. Se quedo en silencio un rato, ruborizándose ligeramente por la pregunta de su hermano menor.—¿N-novia? N-no, no tengo. — Se rascó la cabeza y miró a otro sitio.—Pero, tengo una gatita, ¿eso cuenta?— Se rascó la mejilla y luego miró al suelo, seguido vio a su hermano con cuestiones de otro grado en la cabeza.—Entonces, ¿tu vienes con tu novia?— Le observó curioso, su hermano era atractivo, seguramente tenía una novia.
No quería salir, no era que estuviera haciendo frío. Pero le disgustaba encontrarse en la situación en que sin importar lo que hiciera su madre seguía interponiéndose en sus decisiones, si no quería salir para evitar encontrarse con Leone era su puto problema, no el de su madre ni mucho menos de su padre. Pero al menos Rebecca se preocupaba por lo que él sentía, eso ya era algo válido para Máximo, que su madre sintiera algo, aunque fuera mínimo, por él. Su respirar se hizo más pasivo y cogió una chaqueta antes de salir, pensando que estaría frío. Iría al evento del centro de la ciudad, al parecer habían puesto una pista de patinaje y a él le gustaba patinar, así que estaría cómodo y no preocuparía más a su madre. Todos salían ganando algo.
Se estrelló con su hermano menor, la persona que menos quería ver en ese momento. Se sentía un poco mal porque le desagradaba eso, especialmente lo que estaba pasando en ese momento. No quería verle a él, no quería verle a él. Entonces, estaba maldiciendo completamente a Rebecca en ese momento, pero pensó que podía sacarle provecho a esa situación sin importar cuan molesta fuera. Sacudió la cabeza, intentando no pensar en cualquier mierda que hubiera en su cabeza.
—Debemos dejar de encontrarnos de esta forma, Leone.— Su forma de hablar, algo brusca. Se quedo en silencio un rato, ruborizándose ligeramente por la pregunta de su hermano menor.—¿N-novia? N-no, no tengo. — Se rascó la cabeza y miró a otro sitio.—Pero, tengo una gatita, ¿eso cuenta?— Se rascó la mejilla y luego miró al suelo, seguido vio a su hermano con cuestiones de otro grado en la cabeza.—Entonces, ¿tu vienes con tu novia?— Le observó curioso, su hermano era atractivo, seguramente tenía una novia.
Invitado- Invitado
Re: {Priv.} Last Whisper
El impacto por toparse con quien fue en un momento su modelo a seguir, aún era evidente en su rostro, ya que Leone resultaba ser demasiado fácil de leer durante casi todo el tiempo. Frunció el ceño y avanzó lo que había retrocedido, quedó demasiado cerca deseando intimidarle aunque era obvio que no lo conseguiría — ¡No es mi puta culpa! Eres tú el que merodea los sitios a los que voy yo, eres tu quien se topa conmigo… — menciona en una actitud inmadura, sin creer en las coincidencias que les daba la vida.
No paso por alto el sonrojo ajeno, siempre fue muy atento con las expresiones de su hermano y aun a la fecha seguía siendo así. Sonrió apenas ante ello, preguntándose por qué ¿siempre fue de esa manera? No se acordaba, pero se sentía bien el evocar ciertos recuerdos aun si el otro ya no figuraba en su vida como lo hacía antes.— ¿de qué sirve un animal? digo, como mascota está bien...pero, ya sabes — pensando literalmente en un gato, ni por asomo imaginó a un gato antropomorfo o un humano con facciones felinas que era lo apropiado en este caso. — Debes tener una novia, no eres de los que se les dificulte conseguir a alguien — sentía un ligero orgullo por su hermano e incluso envidia, su porte y sus facciones, aquel aura que emanaba era especial. — Aunque si te volviste zoofilico, ya es otra historia… — aguantó las ganas de reír por ello y no se percató que durante esos instantes no pensó en su odio a Adamo o el disgusto con Rebecca, ni siquiera pensó en sus otros hermanos ‘perdidos por la vida’.
— ¡¿Ah?! ¡No! Claro que no tengo novia, que fastidio — no quería platicarle sobre esas cosas y se mostró nervioso, se arregló la ropa y se trató de peinar aunque sus cabellos terminaban siempre desordenados, peor que un infante. — vine solo… — dijo sin notar que sonaba algo triste — si tuviera una novia, no la traería a un sitio tan empalagoso como este…solo mírales — divisó a una de las tantas parejas del sitio, no solo habían dúos entre hombre y mujer, muchas parejas entre mueres e incluso hombres se distinguían. Eran las menos, obvio, pero habían. — un bar, un antro, un puto parque, de compras o incluso un restaurante — enumeró con sus dedos — estarían antes que una pista de patinaje... además, hay hielo — teniendo un severo problema con aquel.
Leone desconocía -aún porque es un bruto y lento- su debilidad con el hielo, pero de que odiaba el hielo lo odiaba y había obviado el asunto al inicio, pero ahora que se daba el tiempo de pensarlo comenzaba a creer que esto era una mala idea. Ni siquiera pensaba patinar, la sola idea se le hizo enfermiza y más si estaba solo. Tras pensar algo necesario, dirigió la mirada a su hermano mayor y llevó la zurda hacia el hombro ajeno, dando una suave palmada — tomemos algo caliente... — dijo sin mayor trámite, comenzó a caminar en busca de alguna cafetería o algo que le vendiera café. Sabía que en sitios como estos habían locales de comida rápida, eso bastaba ahora — pero tu pagas, eres mayor — dice como una broma al querer decirle 'viejo'.
No paso por alto el sonrojo ajeno, siempre fue muy atento con las expresiones de su hermano y aun a la fecha seguía siendo así. Sonrió apenas ante ello, preguntándose por qué ¿siempre fue de esa manera? No se acordaba, pero se sentía bien el evocar ciertos recuerdos aun si el otro ya no figuraba en su vida como lo hacía antes.— ¿de qué sirve un animal? digo, como mascota está bien...pero, ya sabes — pensando literalmente en un gato, ni por asomo imaginó a un gato antropomorfo o un humano con facciones felinas que era lo apropiado en este caso. — Debes tener una novia, no eres de los que se les dificulte conseguir a alguien — sentía un ligero orgullo por su hermano e incluso envidia, su porte y sus facciones, aquel aura que emanaba era especial. — Aunque si te volviste zoofilico, ya es otra historia… — aguantó las ganas de reír por ello y no se percató que durante esos instantes no pensó en su odio a Adamo o el disgusto con Rebecca, ni siquiera pensó en sus otros hermanos ‘perdidos por la vida’.
— ¡¿Ah?! ¡No! Claro que no tengo novia, que fastidio — no quería platicarle sobre esas cosas y se mostró nervioso, se arregló la ropa y se trató de peinar aunque sus cabellos terminaban siempre desordenados, peor que un infante. — vine solo… — dijo sin notar que sonaba algo triste — si tuviera una novia, no la traería a un sitio tan empalagoso como este…solo mírales — divisó a una de las tantas parejas del sitio, no solo habían dúos entre hombre y mujer, muchas parejas entre mueres e incluso hombres se distinguían. Eran las menos, obvio, pero habían. — un bar, un antro, un puto parque, de compras o incluso un restaurante — enumeró con sus dedos — estarían antes que una pista de patinaje... además, hay hielo — teniendo un severo problema con aquel.
Leone desconocía -aún porque es un bruto y lento- su debilidad con el hielo, pero de que odiaba el hielo lo odiaba y había obviado el asunto al inicio, pero ahora que se daba el tiempo de pensarlo comenzaba a creer que esto era una mala idea. Ni siquiera pensaba patinar, la sola idea se le hizo enfermiza y más si estaba solo. Tras pensar algo necesario, dirigió la mirada a su hermano mayor y llevó la zurda hacia el hombro ajeno, dando una suave palmada — tomemos algo caliente... — dijo sin mayor trámite, comenzó a caminar en busca de alguna cafetería o algo que le vendiera café. Sabía que en sitios como estos habían locales de comida rápida, eso bastaba ahora — pero tu pagas, eres mayor — dice como una broma al querer decirle 'viejo'.
Invitado- Invitado
Re: {Priv.} Last Whisper
Se sentía ridículo ruborizándose frente a su hermano menor, ya era suficientemente estúpido como para pensar en algo seriamente. En realidad, se había bloqueado desde el momento en que vio a su hermano menor frente a él. Le daban tantos nervios hablar con él, porque desde su primer encuentro, no tenía ánimos para lo que estaba sucediendo, tenía mucho miedo y por eso mismo no podía ser el mismo. Porque obviamente, Máximo nunca se ruborizaría frente a Leone, sobretodo si podía evitarlo. Pero en ese momento, era imposible porque lo habían agarrado fuera de lugar, lo sabía, pero estaba un poco inquieto, al menos en ese momento. Se ruborizo más, riendo por el hecho de que su hermano menor pensara que él era un zoofílico.
— Es una chica...— Murmuró, con pena.— Ya sabes, una chica con orejas de gato. Es muy linda...— Sabía que Leone pensaría lo mismo si la viera, compartían los mismos fetiches con los gatos. Esperaba que su hermano menor le entendiera con esas pequeñas palabras porque lo cierto es que Máximo no es muy bueno con las palabras cuando esta con Leone, es como si toda la seriedad de su rostro desapareciera por ello mismo. Se pone nervioso y pálido como un papel, demasiado voluble.—La encontré sola y decidí cuidar de ella. Ya sé que es raro que quisiera cuidar de ella, porque yo no soy de ese tipo, pero la vi tan indefensa que no pude controlarme.— Decide hablar más del tema, siendo Leone al primero con quien habla de eso.—Obviamente ni Adamo o madre lo saben. No estarían de acuerdo en que su hijo mantenga a una chica de la calle, pero no me importa. Ella es especial.— No quiere mencionar que la quiera o algo así, pero quizás al romper las reglas, era obvio que él la quería, igual no le importaba o interesaba que Leone entendiera el nivel de sus sentimientos por la gata, ni siquiera la conocía.
Le notó la tristeza en la voz, era como si su hermano menor hubiera sentido el amor por alguien y al parecer le habían roto el corazón, o al menos esa fue la impresión que tuvo Máximo ante el desanimo del menor sobre el tema. Pero no quería preocuparle o inquietarle hablando del tema, principalmente porque él no le había recordado nada sobre la primera vez que se encontraron después de tanto tiempo, lo que significaba que quizás su relación estaba mejorando o eso pensaba o quizás solamente había ignorado todo lo anterior y nada había mejorado en su relación, lo cual sería demasiado malo, porque él no quería que solo quedara en el olvido, sino que realmente, su relación familiar mejorara. Eso era lo que le emocionaba e interesaba en realidad. Además, eso era el problema de Leone, no sería bueno que metiera las narices en las relaciones de su hermano. Entonces, le escuchó hablar sobre comprar chocolate caliente, Leone era muy gracioso en ese sentido. E inocente e incluso lindo, en realidad, Máximo lo admiraba mucho por eso mismo, por esa inocencia en sus palabras y acciones que denotaban lo que en realidad pensaba.
—De acuerdo, yo te compró el chocolate.— Mostró una sonrisa y comenzó a caminar hacia el puesto, dejando a su hermano de pie. No estaba muy lejos, por lo que pidió dos vasos y cuando pagó volvió con ellos hacia su hermano. Se lo ofreció y se quedo observando a su alrededor, las parejas, los muérdagos colgados del techo y decoraciones y sonrió de nuevo, era una atmósfera demasiado romántica.—¿Aun te cuesta pedir las cosas sin ser demasiado orgulloso?— Se preguntaba si ese era el problema que tenía con esa chica.—Por cierto, ¿no quieres hablarme del problema con esa chica? Podría ayudarte.— Le dio un sorbo a su chocolate, sentándose en una banca cercana y cruzando las piernas con elegancia. Esperando una respuesta o acción por parte de su hermano. Al menos el gesto de confianza sería suficiente como para hacerlo feliz por un tiempo. Pero, realmente quería sentirse útil para Leone. Como el hermano mayor que nunca había sido.
— Es una chica...— Murmuró, con pena.— Ya sabes, una chica con orejas de gato. Es muy linda...— Sabía que Leone pensaría lo mismo si la viera, compartían los mismos fetiches con los gatos. Esperaba que su hermano menor le entendiera con esas pequeñas palabras porque lo cierto es que Máximo no es muy bueno con las palabras cuando esta con Leone, es como si toda la seriedad de su rostro desapareciera por ello mismo. Se pone nervioso y pálido como un papel, demasiado voluble.—La encontré sola y decidí cuidar de ella. Ya sé que es raro que quisiera cuidar de ella, porque yo no soy de ese tipo, pero la vi tan indefensa que no pude controlarme.— Decide hablar más del tema, siendo Leone al primero con quien habla de eso.—Obviamente ni Adamo o madre lo saben. No estarían de acuerdo en que su hijo mantenga a una chica de la calle, pero no me importa. Ella es especial.— No quiere mencionar que la quiera o algo así, pero quizás al romper las reglas, era obvio que él la quería, igual no le importaba o interesaba que Leone entendiera el nivel de sus sentimientos por la gata, ni siquiera la conocía.
Le notó la tristeza en la voz, era como si su hermano menor hubiera sentido el amor por alguien y al parecer le habían roto el corazón, o al menos esa fue la impresión que tuvo Máximo ante el desanimo del menor sobre el tema. Pero no quería preocuparle o inquietarle hablando del tema, principalmente porque él no le había recordado nada sobre la primera vez que se encontraron después de tanto tiempo, lo que significaba que quizás su relación estaba mejorando o eso pensaba o quizás solamente había ignorado todo lo anterior y nada había mejorado en su relación, lo cual sería demasiado malo, porque él no quería que solo quedara en el olvido, sino que realmente, su relación familiar mejorara. Eso era lo que le emocionaba e interesaba en realidad. Además, eso era el problema de Leone, no sería bueno que metiera las narices en las relaciones de su hermano. Entonces, le escuchó hablar sobre comprar chocolate caliente, Leone era muy gracioso en ese sentido. E inocente e incluso lindo, en realidad, Máximo lo admiraba mucho por eso mismo, por esa inocencia en sus palabras y acciones que denotaban lo que en realidad pensaba.
—De acuerdo, yo te compró el chocolate.— Mostró una sonrisa y comenzó a caminar hacia el puesto, dejando a su hermano de pie. No estaba muy lejos, por lo que pidió dos vasos y cuando pagó volvió con ellos hacia su hermano. Se lo ofreció y se quedo observando a su alrededor, las parejas, los muérdagos colgados del techo y decoraciones y sonrió de nuevo, era una atmósfera demasiado romántica.—¿Aun te cuesta pedir las cosas sin ser demasiado orgulloso?— Se preguntaba si ese era el problema que tenía con esa chica.—Por cierto, ¿no quieres hablarme del problema con esa chica? Podría ayudarte.— Le dio un sorbo a su chocolate, sentándose en una banca cercana y cruzando las piernas con elegancia. Esperando una respuesta o acción por parte de su hermano. Al menos el gesto de confianza sería suficiente como para hacerlo feliz por un tiempo. Pero, realmente quería sentirse útil para Leone. Como el hermano mayor que nunca había sido.
Invitado- Invitado
Re: {Priv.} Last Whisper
— ¿Con orejas de gato? — se alarmó, no esperaba oir eso y ansiaba conocerle en esos precisos momentos, pero no quería ir con su hermano a otro sitio y menos creyendo que todo estaba bien, porque no era asi o no del todo. Leone se dio cuenta entonces que se había dejado llevar solo porque el enojo que sintió a sus quince años y posteriores, se había minimizado con el reencuentro ante su hermano. — Su-suena bien — desvió la mirada tratando de imaginar a la mujer, seguramente sería hermosa, digna de su hermano… ¿Digna de él? ¿Aún creía Leone en Máximo como antes? — Quizás te gusta — acotó tras la innecesaria explicación de Máximo — No necesitas darme esos detalles, eres un adulto y vives aquí, solo — pausa breve — además, al menos tienes alguien que te haga compañía… oh — escucha el nombre de su ‘padre’ y alza una ceja casi en un tic — Ese viejo que va a entender, Rebecca es con quien se puede conversar… hasta cierto punto — pensó ahora en su madre, la recordaba bella, una dama ¿qué estaría haciendo ahora? Se tentó a preguntarle, pero se contuvo.
Le vio adelantarse, sintiéndose un niño nuevamente, muchas veces Máximo le preparaba el chocolate en casa, no porque Leone no pudiese, sino que era el rubio quien se lo pedía y eso le hizo sonreír. No disimuló aquello y no se negó a que el otro fuese, puesto que la idea de ‘algo caliente’ era café, ahora solo bebía café y más nada caliente. Al verle regresar, sostuvo su vaso y dijo rápido — ya no soy un niño, hermano — bebió pronto de aquello, sin fijarse en cómo le había llamado, realmente se sentía a gusto. Lo dicho por Max le hizo atorarse y quemarse con el chocolate, se sorprendió evidentemente y le miró unos momentos apenas sosteniendo su vaso — No…no soy orgulloso — frunce el ceño — Ah… — no sabía si sería prudente decirle algo tan íntimo como lo de Klein a él, muchos años sin verse le hacían dudar de la confianza que le quedaba en él, porque aún si Máximo fue el causante de la ruptura que tuvo con su familia (el irse sin verles en muchos años, ya que el detonante de aquello no era culpa de los hijos, sino del padre).
En silencio fue hasta la banca y se sentó a poca distancia del mayor, miró el suelo, recargó los brazos en sus piernas y miró lo que quedaba de chocolate caliente en el vaso. Su expresión se tornó seria — Máximo… no es una mujer, quizás es por eso que no me resultan las cosas — suspiró hondamente y como si su hermano no comprendiera, aclaró — Creo… que me gustan los hombres — no fue capaz de decir ‘soy homosexual’ ya que sentía interés sexual hacia las mujeres, más que a los hombres, pero desde que conoció a Klein se había fijado más en el sexo masculino. — N-no me digas, por favor, que eso te disgusta…no podría…soportarlo, otra vez — dejó el vaso en el suelo, sentía que no podría sostenerlo ya que el nerviosismo le pudo más y sus manos temblaron. No quiso mirar a su hermano, tenía miedo de que otra vez le diera la espalda ¿hasta cuándo entendería que era mejor no confiar? Y no precisamente en su familia, sino que en cualquier ser vivo. Todos terminan mintiendo o decepcionando.
Sintió un nudo en la garganta, cerró su mirar unos momentos y sus manos se aferraron a sus piernas. Debía ser fuerte, ya no era un niño, por lo que con lentitud buscó la mirada azulina de Máximo, a quien no dijo más nada. Esperaba que al menos le dijera ‘no me importa’, no quería apoyo, no quería rechazo, con lo que está entre medio estaba bien para él. Así al menos no podría decir ‘ mi hermano me odia’, diría ‘le soy indiferente’ o ‘poco le importo’ o cualquier semejante. Ladeó el rostro, como si estuviera cansado, pero no era así, entonces se vio en la necesidad de pronunciar su nombre y lo hizo en un susurro solo para el castaño — Máximo...— detalló mejor el rostro ajeno al verle desde esa cercanía e instintivamente se enderezó un poco y se acercó. — Yo... — se detuvo antes de acabar esa pequeña frase,quedó inmóvil.
Le vio adelantarse, sintiéndose un niño nuevamente, muchas veces Máximo le preparaba el chocolate en casa, no porque Leone no pudiese, sino que era el rubio quien se lo pedía y eso le hizo sonreír. No disimuló aquello y no se negó a que el otro fuese, puesto que la idea de ‘algo caliente’ era café, ahora solo bebía café y más nada caliente. Al verle regresar, sostuvo su vaso y dijo rápido — ya no soy un niño, hermano — bebió pronto de aquello, sin fijarse en cómo le había llamado, realmente se sentía a gusto. Lo dicho por Max le hizo atorarse y quemarse con el chocolate, se sorprendió evidentemente y le miró unos momentos apenas sosteniendo su vaso — No…no soy orgulloso — frunce el ceño — Ah… — no sabía si sería prudente decirle algo tan íntimo como lo de Klein a él, muchos años sin verse le hacían dudar de la confianza que le quedaba en él, porque aún si Máximo fue el causante de la ruptura que tuvo con su familia (el irse sin verles en muchos años, ya que el detonante de aquello no era culpa de los hijos, sino del padre).
En silencio fue hasta la banca y se sentó a poca distancia del mayor, miró el suelo, recargó los brazos en sus piernas y miró lo que quedaba de chocolate caliente en el vaso. Su expresión se tornó seria — Máximo… no es una mujer, quizás es por eso que no me resultan las cosas — suspiró hondamente y como si su hermano no comprendiera, aclaró — Creo… que me gustan los hombres — no fue capaz de decir ‘soy homosexual’ ya que sentía interés sexual hacia las mujeres, más que a los hombres, pero desde que conoció a Klein se había fijado más en el sexo masculino. — N-no me digas, por favor, que eso te disgusta…no podría…soportarlo, otra vez — dejó el vaso en el suelo, sentía que no podría sostenerlo ya que el nerviosismo le pudo más y sus manos temblaron. No quiso mirar a su hermano, tenía miedo de que otra vez le diera la espalda ¿hasta cuándo entendería que era mejor no confiar? Y no precisamente en su familia, sino que en cualquier ser vivo. Todos terminan mintiendo o decepcionando.
Sintió un nudo en la garganta, cerró su mirar unos momentos y sus manos se aferraron a sus piernas. Debía ser fuerte, ya no era un niño, por lo que con lentitud buscó la mirada azulina de Máximo, a quien no dijo más nada. Esperaba que al menos le dijera ‘no me importa’, no quería apoyo, no quería rechazo, con lo que está entre medio estaba bien para él. Así al menos no podría decir ‘ mi hermano me odia’, diría ‘le soy indiferente’ o ‘poco le importo’ o cualquier semejante. Ladeó el rostro, como si estuviera cansado, pero no era así, entonces se vio en la necesidad de pronunciar su nombre y lo hizo en un susurro solo para el castaño — Máximo...— detalló mejor el rostro ajeno al verle desde esa cercanía e instintivamente se enderezó un poco y se acercó. — Yo... — se detuvo antes de acabar esa pequeña frase,quedó inmóvil.
Invitado- Invitado
Re: {Priv.} Last Whisper
Se ruborizó un poco, no sentía nada más que cariño por Mika, pero era cierto que sus sonrojos podían interpretarse como que le gustaba de otra forma y eso no era así. No le gustaba, porque quería a alguien que le desafiara, que no aceptara todo lo que él decía, que fuera delicada pero que intentará renegarle cuando algo no gustara, Mika usualmente no hacía eso, por lo que era un poco incómodo para Máximo tratarle, por eso mismo no había mucha relación entre ellos, porque él no sabía de que forma tratarle, ella nunca se quejaba y eso. Era un poco limitante y eso no le agradaba para nada al mayor de los D'Agostinni's, sacudió la cabeza volviendo a la conversación real con su hermano menor.
—En realidad, no me importan ninguno de los dos.— Fue un poco frívolo al hablar de su sangre, pero en realidad, ni Adamo ni Rebecca habían hecho algo que le demostrara algo de afecto al hijo mayor, solamente había visto como intentaban manipularle para que hiciera lo que sus padres pensaban que era correcto hacer con su vida, lo que no era para nada indicado.—Yo no soy su conejillo de indias, al menos ya no lo soy...— Bajó la mirada al suelo y no fue porque sintiera pena, sino porque ser marioneta de su padre era lo que le había guiado a arruinar su relación con su pequeño hermano menor y Máximo por mucho que lo hubiera superado, aun no podía perdonarse por sus errores, quizás tenía que arreglarlo, pero le gustaban esos momentos de felicidad antes de que la tormenta se desatara de nuevo entre ellos, detestaba mucho ese tipo de cosas, cagar las cosas con Leone. Así que cerró la boca y no mencionó nada más. Porque aun era un tema sensible para ambos.
No dijo nada después de preguntarle y sentarse, solamente observó a Leone y daba sorbos del chocolate caliente, al cual le había echado tantas cucharadas de azúcar que parecía miel de chocolate en vez de solo chocolate. Pero estaba bien, después de todo el de Leone tenía la azúcar apropiada y no se había equivocado de vaso, siguió tomando pequeños sorbos mientras el menor se animaba a mencionar alguna palabra sobre lo que estaba a su alrededor o sobre lo que había en su mente, especialmente la segunda porque quería saber que era lo que tenía en la cabeza y porque no podía concentrarse bien... Era demasiado importante para él saberlo, porque significaría que su hermano aun le tenía confianza o que la confianza estaba siendo resanada, lo que era satisfactorio para Máximo, pero más que nada para quitarle la expresión de tristeza del rostro.
Escuchó atento lo que le decía. Primero se mostró una pequeña "o" en su boca, como sorprendido por lo que su hermano le estaba contando. Así que la persona que tenía con el rostro triste a su hermano menor no era una chica. Eso tenía sentido, habían sido criados de forma que la homosexualidad era la peor deshonra a la familia. Pero Máximo había tenido un par de novios en Milán, de los cuales Adamo no se iba a enterar, y siempre se sintió muy abierto a todo tipo de experiencias diferentes, pero entendía porque Leone se sentía de esa forma, porque probablemente aun no conseguía aceptar los sentimientos que tenía. Se quedó en silencio y sin mirarle, perdido en sus pensamientos. Entonces, sintió que su hermano le llamaba y la imagen que tuvo le rozó el corazón frío. Suspiro y le tomó de la mejilla a Leone. Todo fue demasiado rápido, demasiado como para controlarse, porque sus labios chocaron con los de su hermano, en un movimiento dulce y lento, demasiado lento, conteniendo sus ganas de devorarlo. Por un demonio, ¡era su hermano menor!
Se alejó sin saber que era lo que acababa de hacer. Se había dejado llevar por sentimientos que creía muertos desde hace tiempo. Leone era su medio hermano, pero era sangre de su sangre y por ello mismo no debió haberlo hecho. Miró arriba y le mostró un muérdago, justificando el motivo de su beso. Él no creía en tradiciones navideñas, pero no ocurría nada si Leone no sabía eso. No quería que se enterara del motivo por el que sus labios encontraron los ajenos. Porque era un motivo sucio y disgustante.
—No hay forma de que te odie por algo como eso, Leone.— Respiró profundamente, intentando calmarse para no acercarse y besarle de nuevo.—¿El problema de tus sentimientos es que te gusta un chico o hay otra cosa más que te inquiete?— Intentó restarle importancia al hecho de que fuera un chico para que su hermano no se sintiera más incómodo.
—En realidad, no me importan ninguno de los dos.— Fue un poco frívolo al hablar de su sangre, pero en realidad, ni Adamo ni Rebecca habían hecho algo que le demostrara algo de afecto al hijo mayor, solamente había visto como intentaban manipularle para que hiciera lo que sus padres pensaban que era correcto hacer con su vida, lo que no era para nada indicado.—Yo no soy su conejillo de indias, al menos ya no lo soy...— Bajó la mirada al suelo y no fue porque sintiera pena, sino porque ser marioneta de su padre era lo que le había guiado a arruinar su relación con su pequeño hermano menor y Máximo por mucho que lo hubiera superado, aun no podía perdonarse por sus errores, quizás tenía que arreglarlo, pero le gustaban esos momentos de felicidad antes de que la tormenta se desatara de nuevo entre ellos, detestaba mucho ese tipo de cosas, cagar las cosas con Leone. Así que cerró la boca y no mencionó nada más. Porque aun era un tema sensible para ambos.
No dijo nada después de preguntarle y sentarse, solamente observó a Leone y daba sorbos del chocolate caliente, al cual le había echado tantas cucharadas de azúcar que parecía miel de chocolate en vez de solo chocolate. Pero estaba bien, después de todo el de Leone tenía la azúcar apropiada y no se había equivocado de vaso, siguió tomando pequeños sorbos mientras el menor se animaba a mencionar alguna palabra sobre lo que estaba a su alrededor o sobre lo que había en su mente, especialmente la segunda porque quería saber que era lo que tenía en la cabeza y porque no podía concentrarse bien... Era demasiado importante para él saberlo, porque significaría que su hermano aun le tenía confianza o que la confianza estaba siendo resanada, lo que era satisfactorio para Máximo, pero más que nada para quitarle la expresión de tristeza del rostro.
Escuchó atento lo que le decía. Primero se mostró una pequeña "o" en su boca, como sorprendido por lo que su hermano le estaba contando. Así que la persona que tenía con el rostro triste a su hermano menor no era una chica. Eso tenía sentido, habían sido criados de forma que la homosexualidad era la peor deshonra a la familia. Pero Máximo había tenido un par de novios en Milán, de los cuales Adamo no se iba a enterar, y siempre se sintió muy abierto a todo tipo de experiencias diferentes, pero entendía porque Leone se sentía de esa forma, porque probablemente aun no conseguía aceptar los sentimientos que tenía. Se quedó en silencio y sin mirarle, perdido en sus pensamientos. Entonces, sintió que su hermano le llamaba y la imagen que tuvo le rozó el corazón frío. Suspiro y le tomó de la mejilla a Leone. Todo fue demasiado rápido, demasiado como para controlarse, porque sus labios chocaron con los de su hermano, en un movimiento dulce y lento, demasiado lento, conteniendo sus ganas de devorarlo. Por un demonio, ¡era su hermano menor!
Se alejó sin saber que era lo que acababa de hacer. Se había dejado llevar por sentimientos que creía muertos desde hace tiempo. Leone era su medio hermano, pero era sangre de su sangre y por ello mismo no debió haberlo hecho. Miró arriba y le mostró un muérdago, justificando el motivo de su beso. Él no creía en tradiciones navideñas, pero no ocurría nada si Leone no sabía eso. No quería que se enterara del motivo por el que sus labios encontraron los ajenos. Porque era un motivo sucio y disgustante.
—No hay forma de que te odie por algo como eso, Leone.— Respiró profundamente, intentando calmarse para no acercarse y besarle de nuevo.—¿El problema de tus sentimientos es que te gusta un chico o hay otra cosa más que te inquiete?— Intentó restarle importancia al hecho de que fuera un chico para que su hermano no se sintiera más incómodo.
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Re: {Priv.} Last Whisper
Le agradó lo que le dijo, que se desligara finalmente del manejo de sus padres era algo que Leo esperaba de Máximo antes, pero al menos lo hizo antes de morir. Pensó sobre ello y quiso mencionarlo, pero no lo vio apropiado debido al ambiente que se generó en un sitio así, seguramente era por las fechas, si, ha de ser eso. — Eso está muy bien — le hizo pensar algo diferente sobre Máximo, quiso creer que no esperó mucho tras su partida, sino sería algo triste de él al ser el mayor. Cuando estuvo cerca del otro, confesando parte de lo que le sucedía, se sintió demasiado vulnerable, tanto que le costó prever lo que acontecería en los pocos segundos que el otro le otorgó.
Creyó que sería una suave caricia, pero jamás pensó que su hermano mayor podría hacer algo como eso ¿un beso? ¿Con su propio hermano quien además era otro hombre? , su rostro reflejó la sorpresa que sintió ante eso, su boca se abrió un poco en una mezcla de impacto y reflejo por el beso recibido. Apenas si respondió, estaba confundido y no dejó de mirarle olvidando ahora todo lo demás, nada importaba en ese momento en que su hermano de cierta forma le calmó. Si era capaz de besarle, siendo ambos hombres, es porque no le odiaba y comprendía al menor. Tras el beso sonrió, no porque le hubiese agradado, sino que se sintió libre de poder contar con el mayor para desahogarse, eso era invaluable. Alzó la mirada e ilusamente, confió en el justificante aparente — ¿por qué no me dijiste? — ladeó el rostro — ¿qué diría la gente si supiera que somos hermanos? Idiota… no seas tan impulsivo — alzó su mano y rozó los propios labios, luego se relamió y bajó esa mano. Se había calmado. — Sabes dulce y eso que fue solo un roce — Leone a veces era algo tonto, como ahora, que lo vio como algo normal al ser navidad, al ser con su hermano. Quiso volver a sentir ese sabor, bien podría beber de la taza ajena, pero en su mente era mucho mejor hacerlo directamente del otro. ¿Estaba mal pensar así? ¿qué diría su hermano si Leone pensaba en arruinar el tierno momento pasado?, se sintió podrido por ver aquello como algo más.
— Eh... — negó leve volviendo a la realidad, no podía pensar cosas así, no con su hermano. — Pues... desde que le conocí, he mirado a otros hombres... si bien, hace varios años tuve a Mike — recordando a su antiguo compañero de trabajo, con quien tuvo su primera relación homosexual de la cual aprendió lo que sabe — no miré de la forma en que lo hago ahora a otros — entrecerró su mirada, retomando la seriedad anterior, pero su mirada inevitablemente se posó en la boca ajena — incluso ahora, si... si tu no fueras ... mi hermano — no quiso terminar esa frase ¡no debía pensar de esa forma! pero el contener su deseo, era imposible, no siendo mitad demonio. — No quiero estar así... — se alejó apenas para poder tomar su vaso del suelo, bebiendo de un trago todo el contenido — No se que pensar, realmente.. — eran muchas cosas y no solo con respecto a Klein, ya que eran varias las personas que forzaban un cambio en la mentalidad del italiano, para bien o para mal.
— A veces quisiera despreocuparme de muchas cosas, de solo vivir, de no pensar como lo hago... ¿es eso posible? — apretó el vaso en su mano, al ser desechable fue fácil romperlo. Bajó la cabeza y luego se rascó con la mano libre, desordenando sus cabellos con cierta desesperación, volvía a sentir la necesidad de salir y beber, olvidar todo, desechar todo lo que le molestaba. — Máximo, hermano — aún sin levantar el rostro, llevó la mano libre hacia aquel y le jaló del brazo, haciendo que se acercara y Leone hizo lo mismo. Se apoyó en aquel manteniendo baja la cabeza, no sabía que hacer o decir, quería estar tranquilo y con Máximo pudo conseguir eso, pero no pediría algo como lo hecho, no abusaría de una tradición navideña por un sucio e indecente anhelo.
Creyó que sería una suave caricia, pero jamás pensó que su hermano mayor podría hacer algo como eso ¿un beso? ¿Con su propio hermano quien además era otro hombre? , su rostro reflejó la sorpresa que sintió ante eso, su boca se abrió un poco en una mezcla de impacto y reflejo por el beso recibido. Apenas si respondió, estaba confundido y no dejó de mirarle olvidando ahora todo lo demás, nada importaba en ese momento en que su hermano de cierta forma le calmó. Si era capaz de besarle, siendo ambos hombres, es porque no le odiaba y comprendía al menor. Tras el beso sonrió, no porque le hubiese agradado, sino que se sintió libre de poder contar con el mayor para desahogarse, eso era invaluable. Alzó la mirada e ilusamente, confió en el justificante aparente — ¿por qué no me dijiste? — ladeó el rostro — ¿qué diría la gente si supiera que somos hermanos? Idiota… no seas tan impulsivo — alzó su mano y rozó los propios labios, luego se relamió y bajó esa mano. Se había calmado. — Sabes dulce y eso que fue solo un roce — Leone a veces era algo tonto, como ahora, que lo vio como algo normal al ser navidad, al ser con su hermano. Quiso volver a sentir ese sabor, bien podría beber de la taza ajena, pero en su mente era mucho mejor hacerlo directamente del otro. ¿Estaba mal pensar así? ¿qué diría su hermano si Leone pensaba en arruinar el tierno momento pasado?, se sintió podrido por ver aquello como algo más.
— Eh... — negó leve volviendo a la realidad, no podía pensar cosas así, no con su hermano. — Pues... desde que le conocí, he mirado a otros hombres... si bien, hace varios años tuve a Mike — recordando a su antiguo compañero de trabajo, con quien tuvo su primera relación homosexual de la cual aprendió lo que sabe — no miré de la forma en que lo hago ahora a otros — entrecerró su mirada, retomando la seriedad anterior, pero su mirada inevitablemente se posó en la boca ajena — incluso ahora, si... si tu no fueras ... mi hermano — no quiso terminar esa frase ¡no debía pensar de esa forma! pero el contener su deseo, era imposible, no siendo mitad demonio. — No quiero estar así... — se alejó apenas para poder tomar su vaso del suelo, bebiendo de un trago todo el contenido — No se que pensar, realmente.. — eran muchas cosas y no solo con respecto a Klein, ya que eran varias las personas que forzaban un cambio en la mentalidad del italiano, para bien o para mal.
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