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Step into the open air (Priv. Ulrich Blitzberg)
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Step into the open air (Priv. Ulrich Blitzberg)
Eirlys vagaba por los pasillos a paso lento, tarareando una canción con expresión hastiada. No tenía ni idea de a dónde ir, ni de qué hacer, ya que su señor parecía estar ocupado con otros asuntos y apenas conocía a nadie más en la Academia. Suspiró. Iba a ser una tarde aburrida... y calurosa. Más calurosa de lo que le gustaría.
Sus tacones resonaban en el suelo mientras caminaba observando las numerosas puertas y subía escaleras. Supuso que en algún momento tendría que llegar al tejado, y quizás allí el viento la ayudaría a refrescarse un poco después de todo el día sufriendo aquel bochorno.
El calor hacía que sus poderes se debilitaran y le costase más concentrarse para hacer uso de ellos, además del cansancio físico que sufría ella misma. Siempre le había gustado más el frío de su Gales natal, pero no había nada que pudiera hacer para arreglar aquella situación. Cada día hacía más calor que el anterior, ella no tenía un hogar al que volver y, además, había jurado pagar su deuda costara lo que costara. Volvió a suspirar.
En su divagación, no se había dado cuenta de que había llegado al último piso del edificio. Buscó el último tramo de escaleras, que era el que creía que le llevaría a un tejado o una azotea, y subió con energía. Abrió la puerta e inspiró el fresco aire que salió a su encuentro. El viento le revolvió ligeramente el pelo y, a pesar de que apenas había nubes que taparan el sol, allí arriba no hacía tanto calor. Sonrió avanzando un par de pasos, sintiendo el viento en la piel. Quizá no fuese tan malo aquel día libre, pensó.
Sus pensamientos se vieron interrumpidos por el sonido de un golpe. Alzando una ceja, se giró hacia la fuente del ruido.
Sus tacones resonaban en el suelo mientras caminaba observando las numerosas puertas y subía escaleras. Supuso que en algún momento tendría que llegar al tejado, y quizás allí el viento la ayudaría a refrescarse un poco después de todo el día sufriendo aquel bochorno.
El calor hacía que sus poderes se debilitaran y le costase más concentrarse para hacer uso de ellos, además del cansancio físico que sufría ella misma. Siempre le había gustado más el frío de su Gales natal, pero no había nada que pudiera hacer para arreglar aquella situación. Cada día hacía más calor que el anterior, ella no tenía un hogar al que volver y, además, había jurado pagar su deuda costara lo que costara. Volvió a suspirar.
En su divagación, no se había dado cuenta de que había llegado al último piso del edificio. Buscó el último tramo de escaleras, que era el que creía que le llevaría a un tejado o una azotea, y subió con energía. Abrió la puerta e inspiró el fresco aire que salió a su encuentro. El viento le revolvió ligeramente el pelo y, a pesar de que apenas había nubes que taparan el sol, allí arriba no hacía tanto calor. Sonrió avanzando un par de pasos, sintiendo el viento en la piel. Quizá no fuese tan malo aquel día libre, pensó.
Sus pensamientos se vieron interrumpidos por el sonido de un golpe. Alzando una ceja, se giró hacia la fuente del ruido.
Invitado- Invitado
Re: Step into the open air (Priv. Ulrich Blitzberg)
Se encontraba caminando por los pasillos en silencio, pensando en sus propios asuntos mientras escuchaba música a todo volumen que le hacía tocar la famosa guitarra de aire de la forma más sutil que su (por el momento..) sorda mente pudiese pensar con claridad; estaba tan acostumbrado al clima de Australia (a pesar de ser de origen alemán) que su uniforme le resultaba tan cómodo que no podía sentir la onda de calor que estaba azotando la academia en aquellos momentos, aunque probablemente también se debiera a lo acostumbrado que estaba de llevar ropa que atraía el calor cual imán.
Tal sería su distracción que no se dio cuenta de que vagó ciegamente desde su cuarto en el hall gamma hasta la azotea del edificio, y eso en si era una distancia relativamente grande para ir caminando a ciegas y sin guía alguna; se echó su flameante cabello hacía atrás con el propósito de poder ver mejor y notó que la puerta estaba abierta, lo siguiente que sintió fue el sonido de alguien siendo golpeado, por lo cual apretó el paso con tal de llegar hasta el sitio, más no sin antes invocar un extintor de incendios ¿para que? Pues la mente del mago era creativa, ¿Quien esperaría ser aporreado por un extintor de incendios? Además si llegaba a enfrentarse a alguien con fuerza sobrehumana lo más probable es que exprimiera el contenedor con su fuerza bruta, liberando la espuma presurizada en una explosión que le daría una distracción, y si se enfrentaba a alguien que manipulara el fuego.. Pues lo obvio, podría extinguirlo.
Miró a una chica de largos cabellos rubios que parecía tan desconcertada por aquel sonido como él, se acercó al centro de la azotea para poder ver donde se escondían los bravucones y pudo ver como un grupo de al menos tres chicos miraban con cara de pocos amigos a otro que se encontraba derrumbado en el piso -Le dire al comité disciplinario..- mencionó el chico caido mientras se esforzaba por levantarse, a lo cual uno de los chicos lo pateó de vuelta a su sitio, claro, después de haber soltado una carcajada -¿Te refieres al enano canoso? ¿Que va a hacer, patearnos en la rodilla?- junto a él se rieron sus compañeros, que prosiguieron a patearle constantemente. Tan solo ver aquello hizo que el pelirrojo se quedara en su sitio, sintiendo como la sangre le hervía y haciendo su mayor esfuerzo para que los arcos eléctricos que brotaban de él de vez cuando estaba molesto no se acercaran al extintor, su respiración se agitó y se quedó en un estado famosamente conocido como parálisis por análisis, tenía que reaccionar pronto, o de lo contrario quien sabe que le harían al pobre chico y porqué
Tal sería su distracción que no se dio cuenta de que vagó ciegamente desde su cuarto en el hall gamma hasta la azotea del edificio, y eso en si era una distancia relativamente grande para ir caminando a ciegas y sin guía alguna; se echó su flameante cabello hacía atrás con el propósito de poder ver mejor y notó que la puerta estaba abierta, lo siguiente que sintió fue el sonido de alguien siendo golpeado, por lo cual apretó el paso con tal de llegar hasta el sitio, más no sin antes invocar un extintor de incendios ¿para que? Pues la mente del mago era creativa, ¿Quien esperaría ser aporreado por un extintor de incendios? Además si llegaba a enfrentarse a alguien con fuerza sobrehumana lo más probable es que exprimiera el contenedor con su fuerza bruta, liberando la espuma presurizada en una explosión que le daría una distracción, y si se enfrentaba a alguien que manipulara el fuego.. Pues lo obvio, podría extinguirlo.
Miró a una chica de largos cabellos rubios que parecía tan desconcertada por aquel sonido como él, se acercó al centro de la azotea para poder ver donde se escondían los bravucones y pudo ver como un grupo de al menos tres chicos miraban con cara de pocos amigos a otro que se encontraba derrumbado en el piso -Le dire al comité disciplinario..- mencionó el chico caido mientras se esforzaba por levantarse, a lo cual uno de los chicos lo pateó de vuelta a su sitio, claro, después de haber soltado una carcajada -¿Te refieres al enano canoso? ¿Que va a hacer, patearnos en la rodilla?- junto a él se rieron sus compañeros, que prosiguieron a patearle constantemente. Tan solo ver aquello hizo que el pelirrojo se quedara en su sitio, sintiendo como la sangre le hervía y haciendo su mayor esfuerzo para que los arcos eléctricos que brotaban de él de vez cuando estaba molesto no se acercaran al extintor, su respiración se agitó y se quedó en un estado famosamente conocido como parálisis por análisis, tenía que reaccionar pronto, o de lo contrario quien sabe que le harían al pobre chico y porqué
Invitado- Invitado
Re: Step into the open air (Priv. Ulrich Blitzberg)
-Cach... -susurró para sí misma en galés en cuanto vio la escena que había montada. Sin perder un segundo, se dirigió hacia ellos, con el seco sonido de los tacones marcando cada uno de sus pasos. Apenas se dio cuenta de que un chico pelirrojo armado con un extintor había entrado también en la azotea, ya que sus pensamientos estaban centrados solamente en la situación que se desarrollaba a escasos metros.
No era una profesora ni del comité disciplinario, y ni siquiera llevaba mucho tiempo en la Academia pero... No podía permitir que sucediera aquello, no si ella andaba cerca. Su tía le había enseñado desde pequeña a ayudar al que lo necesitara y, aunque Eirlys no era demasiado fuerte físicamente y sus poderes de hielo no iban a surtir mucho efecto en aquellas condiciones meteorológicas, no pudo resistir el impulso de salir a la defensa de aquel muchacho tirado en el suelo.
-¡Eh! -exclamó ella con una expresión furibunda-. ¿Qué demonios creéis que estáis haciendo? -preguntó, deteniéndose a escasos dos metros de los matones. Parecía haber captado su atención, ya que habían parado de propinarle patadas al otro chico-. Soltadle ahora mismo -exigió, cruzando los brazos y lanzándoles a los chicos miradas asesinas, confiando en ser lo suficientemente amenazante como para que parasen. O al menos, que parasen los momentos suficientes como para que aquel chico al que estaban golpeando se marchara.
Aquellos chicos no parecían ser mayores que ella, pero aún así eran bastante más corpulentos. Además, Eirlys no sabía si alguno de ellos tenía poderes o alguna cualidad que la pusiera en desventaja. A pesar de todo, se mantuvo erguida mirándoles fijamente, sin dejarse amedrentar por la superioridad numérica ni la robustez de sus (inminentes) enemigos.
No era una profesora ni del comité disciplinario, y ni siquiera llevaba mucho tiempo en la Academia pero... No podía permitir que sucediera aquello, no si ella andaba cerca. Su tía le había enseñado desde pequeña a ayudar al que lo necesitara y, aunque Eirlys no era demasiado fuerte físicamente y sus poderes de hielo no iban a surtir mucho efecto en aquellas condiciones meteorológicas, no pudo resistir el impulso de salir a la defensa de aquel muchacho tirado en el suelo.
-¡Eh! -exclamó ella con una expresión furibunda-. ¿Qué demonios creéis que estáis haciendo? -preguntó, deteniéndose a escasos dos metros de los matones. Parecía haber captado su atención, ya que habían parado de propinarle patadas al otro chico-. Soltadle ahora mismo -exigió, cruzando los brazos y lanzándoles a los chicos miradas asesinas, confiando en ser lo suficientemente amenazante como para que parasen. O al menos, que parasen los momentos suficientes como para que aquel chico al que estaban golpeando se marchara.
Aquellos chicos no parecían ser mayores que ella, pero aún así eran bastante más corpulentos. Además, Eirlys no sabía si alguno de ellos tenía poderes o alguna cualidad que la pusiera en desventaja. A pesar de todo, se mantuvo erguida mirándoles fijamente, sin dejarse amedrentar por la superioridad numérica ni la robustez de sus (inminentes) enemigos.
Invitado- Invitado
Re: Step into the open air (Priv. Ulrich Blitzberg)
Era la primera vez que afrontaba a alguien directamente sin apoyo alguno, para él era más que natural quedarse en aquel estado de parálisis en el que ninguno de sus músculos obedecía a su mente debido a las batallas entre sus pensamientos conscientes e inconscientes, reafirmó su agarre en el extintor más sus pies seguían clavados al suelo, como si una misteriosa fuerza los jalara a él para impedir que tan si quiera se le ocurriera levantarlos un poco. No obstante eso no parecía molestar a la rubia que ya se había encaminado hacía los bravucones, quienes al percibir su presencia pasaron de patear al chico a mirar a la mujer; el mayor del grupo, un rubio que tenía poco que envidiarle a la chica en cuanto a edad, fue el primero en avanzar hacía ella, abriendo su boca y relamiendose los colmillos -No me habían dicho que traerían el almuerzo a domicilio, no debieron molestarse- mencionó el vampiro en un tono que claramente indicaba una amenaza, no era necesario ver de cerca para saber que si uno era alcanzado por esas fauces el mordisco sería terrible y doloroso.
-Podría ser un sacrificio valioso, para un incubo- comentó el brujo, siendo este un castaño de ojos verdosos y unas gafas que le daban aspecto de intelectual, o lo habrían hecho de no ser por la brutal actitud que poseía, a su lado estaba el más enano del grupo, un chico del primer curso cuyo cabello violeta daba señal clara de no ser un humano, sino un demonio... Aunque bueno, quien quita que se lo tiñera para darse un estilo más punk; este materializaría unas cadenas negras, reforzando ambas teorías a su modo, claramente los tres no eran los miembros más pacifistas de sus respectivas especies, y eso lo dejaron claro cuando inició el ataque a la rubia.
Parecían tener una buena coordinación: El pelirrosa lanzaba las cadenas negras, dándole paso al mago para extender las sombras que estas formaban para atrapar los pies de la rubia si es que esta llegaba a esquivar las cadenas físicas, a esto el pelirrojo no pudo sino rechinar sus dientes y forzar su cuerpo a dar aunque fuera un paso, estiró el cable del extintor y apuntó a la boca del vástago, usando magia para hacer que este saliera propulsado directo a su boca mientras se concentraba en la rubia ¿Su reacción? Abrir más la boca al notar aquel ruido y morder el extintor hasta partirlo en dos, cosa que lastimosamente para él haría que todo su contenido estallara en su rostro, parecía ser el tipo de fanático de las katanas que creía que cortar balas era absolutamente una buena idea, en otras palabras, un idiota.
Ulrich seguía temeroso, sin embargo había logrado hacer que su cuerpo reaccionara lo suficiente como para atacar a un bravucón directamente, ahora faltaba enfrentarse a las consecuencias, pues al parecer aquella explosión aparte de herir al vampiro lo dejó hambriento, muy hambriento. ¿Y que hay del otro chico? Apaleado o no, hay que admirar la velocidad con la que huyó del sitio, no tanto como lo importante que era la deuda a saldar para los bravucones, que no mostraron ni la más mínima preocupación porque su víctima se fuera.
-Podría ser un sacrificio valioso, para un incubo- comentó el brujo, siendo este un castaño de ojos verdosos y unas gafas que le daban aspecto de intelectual, o lo habrían hecho de no ser por la brutal actitud que poseía, a su lado estaba el más enano del grupo, un chico del primer curso cuyo cabello violeta daba señal clara de no ser un humano, sino un demonio... Aunque bueno, quien quita que se lo tiñera para darse un estilo más punk; este materializaría unas cadenas negras, reforzando ambas teorías a su modo, claramente los tres no eran los miembros más pacifistas de sus respectivas especies, y eso lo dejaron claro cuando inició el ataque a la rubia.
Parecían tener una buena coordinación: El pelirrosa lanzaba las cadenas negras, dándole paso al mago para extender las sombras que estas formaban para atrapar los pies de la rubia si es que esta llegaba a esquivar las cadenas físicas, a esto el pelirrojo no pudo sino rechinar sus dientes y forzar su cuerpo a dar aunque fuera un paso, estiró el cable del extintor y apuntó a la boca del vástago, usando magia para hacer que este saliera propulsado directo a su boca mientras se concentraba en la rubia ¿Su reacción? Abrir más la boca al notar aquel ruido y morder el extintor hasta partirlo en dos, cosa que lastimosamente para él haría que todo su contenido estallara en su rostro, parecía ser el tipo de fanático de las katanas que creía que cortar balas era absolutamente una buena idea, en otras palabras, un idiota.
Ulrich seguía temeroso, sin embargo había logrado hacer que su cuerpo reaccionara lo suficiente como para atacar a un bravucón directamente, ahora faltaba enfrentarse a las consecuencias, pues al parecer aquella explosión aparte de herir al vampiro lo dejó hambriento, muy hambriento. ¿Y que hay del otro chico? Apaleado o no, hay que admirar la velocidad con la que huyó del sitio, no tanto como lo importante que era la deuda a saldar para los bravucones, que no mostraron ni la más mínima preocupación porque su víctima se fuera.
Invitado- Invitado
Re: Step into the open air (Priv. Ulrich Blitzberg)
Un escalofrío le subió por la columna cuando el rubio le enseñó los colmillos. A pesar de todo, trató de ocultar su nerviosismo y movió lentamente un pie hacia atrás para colocarse instintivamente en una posición más defensiva. Y de pronto, todo se volvió caótico.
Unas cadenas volaron en su dirección mientras el muchacho se acercaba a ella mostrándole aún los dientes. Logró esquivar las cadenas oscuras a duras penas, pero algo más logró sujetarla al suelo, impidiendo que se moviera y casi haciéndola caer. Mientras recuperaba el equilibrio, algo más apareció en escena, voló hacia la cara del vampiro y explotó cuando éste estaba a escasos metros de ella. Se tapó la cara con los brazos y giró la cabeza para mirar al sitio del que había salido aquel objeto. Observó al chico pelirrojo que la había ayudado, tratando de agradecérselo con la mirada en el escaso segundo que tuvo para respirar.
Mientras el vampiro trataba de librarse del contenido del extintor, intentó zafarse de las sombras que la atrapaban. Buscó con los ojos al brujo, situado a varios metros, que parecía haberse despistado un poco con el ataque de aquel chico desconocido. Eirlys trató de concentrarse en utilizar el viento que soplaba allí arriba y, moviendo el brazo, le lanzó una bola de dicho viento concentrado, buscando desestabilizarle y, al menos, debilitar el hechizo que la sujetaba. Por suerte el brujo no se lo esperaba, atento como estaba a los movimientos de su nuevo enemigo, y el golpe le dio de lleno, haciendo que perdiera la concentración y la liberase de la sujeción.
Ahora tenía los pies libres y, sin perder el tiempo, avanzó un par de pasos y lanzó una patada hacia el costado del vampiro, que parecía preparado para saltar hacia el chico del extintor. El golpe le pilló por sorpresa, pero era más corpulento de lo que parecía y el movimiento apenas surtió efecto. Entonces el rubio se giró hacia ella y la agarró por el cuello, alzándola del suelo con una sola mano. Ella pataleó, tratando de volver a golpear a su captor, y le clavó las uñas y arañó la mano para que la soltara, luchando mientras tanto por respirar.
-Vaya, vaya, la gatita ha sacado las uñas... Pero te has equivocado de ratón, guapa -dijo el vampiro mientras apretaba la mano alrededor de su cuello. La visión de ella empezaba a oscurecerse por los bordes mientras seguía intentando liberarse, ignorando las palabras del rubio.
Unas cadenas volaron en su dirección mientras el muchacho se acercaba a ella mostrándole aún los dientes. Logró esquivar las cadenas oscuras a duras penas, pero algo más logró sujetarla al suelo, impidiendo que se moviera y casi haciéndola caer. Mientras recuperaba el equilibrio, algo más apareció en escena, voló hacia la cara del vampiro y explotó cuando éste estaba a escasos metros de ella. Se tapó la cara con los brazos y giró la cabeza para mirar al sitio del que había salido aquel objeto. Observó al chico pelirrojo que la había ayudado, tratando de agradecérselo con la mirada en el escaso segundo que tuvo para respirar.
Mientras el vampiro trataba de librarse del contenido del extintor, intentó zafarse de las sombras que la atrapaban. Buscó con los ojos al brujo, situado a varios metros, que parecía haberse despistado un poco con el ataque de aquel chico desconocido. Eirlys trató de concentrarse en utilizar el viento que soplaba allí arriba y, moviendo el brazo, le lanzó una bola de dicho viento concentrado, buscando desestabilizarle y, al menos, debilitar el hechizo que la sujetaba. Por suerte el brujo no se lo esperaba, atento como estaba a los movimientos de su nuevo enemigo, y el golpe le dio de lleno, haciendo que perdiera la concentración y la liberase de la sujeción.
Ahora tenía los pies libres y, sin perder el tiempo, avanzó un par de pasos y lanzó una patada hacia el costado del vampiro, que parecía preparado para saltar hacia el chico del extintor. El golpe le pilló por sorpresa, pero era más corpulento de lo que parecía y el movimiento apenas surtió efecto. Entonces el rubio se giró hacia ella y la agarró por el cuello, alzándola del suelo con una sola mano. Ella pataleó, tratando de volver a golpear a su captor, y le clavó las uñas y arañó la mano para que la soltara, luchando mientras tanto por respirar.
-Vaya, vaya, la gatita ha sacado las uñas... Pero te has equivocado de ratón, guapa -dijo el vampiro mientras apretaba la mano alrededor de su cuello. La visión de ella empezaba a oscurecerse por los bordes mientras seguía intentando liberarse, ignorando las palabras del rubio.
Invitado- Invitado
Re: Step into the open air (Priv. Ulrich Blitzberg)
Quería hablar pero su propia voz no se lo permitía, quería reaccionar pero su cuerpo era incapaz de pensar en algo coherente, realmente nunca había saltado a la línea de fuego sin estar emocionalmente bloqueado, como había ocurrido hace mucho con cierta vampiresa, ahora sus emociones nublaban su juicio y tuvo que pagar el precio con un golpe de lleno en el estomago por parte de las cadenas del demonio, este le miró con unos ojos que expresaban un obvio sadismo, y mientras la visión del mago se nublaban, pudo ver como el vampiro sostenía a la chica del cuello.
Inaceptable. Para él fue inaceptable el hecho de tan si quiera considerar lo que le harían los tres a ella, el solo pensarlo hacía que arcos de electricidad fluyeran alrededor de su cuerpo descontroladamente "Por una vez, esfuerzate en algo que no sea estudiar" se dijo a si mismo, levantándose como pudo y tomando aliento. Empezó a avanzar, su curso de acción, primero vinieron las cadenas, sin dudarlo un segundo invocó un par de varas de metal para atravesarlas y darse un conductor con el que paralizar al demonio, sin perder tiempo se aproximó sosteniendo las cadenas para reducir la distancia que tendría que recorrer para llegar a él, proporcionalmente aumentando la carga conforme se acercaba.
La electricidad rodeó el brazo del mago en forma de una esfera fulgiente de luz, potenciando la débil fuerza que solían tener sus golpes para derrumbar al demonio con un solo golpe. No tenía todo el día para terminar el trabajo, por lo cual necesitaba que la soltaran y rápido para que ella me apoyara, aproveché el resto de la carga para crear un glifo bajo sus pies, en ello habría parecido que el edificio mismo cobró vida, pues el piso se abrió bajo sus pies de forma sorpresiva y se cerró para dejarle encerrado de los codos hacía arriba, a menos que alzara ambas manos al caer, en cualquier escenario, la sorpresa garantizaba que soltara a la chica chica.
Finalmente creó un soplete como los que se usaban para soldar metal, sin embargo no solo tenía nitrógeno líquido en lugar de su contenido usual, sino que estaba lleno de runas de potencia, el resultado fue una fría brisa similar pero opuesta en temperatura a la que se esperaría en un lanzallamas, congelando al mago en su sitio, aunque sabía que saldría tarde o temprano.. Probablemente muy temprano si el demonio despertaba pronto -Espero que eso aclare malentendidos, o lo siguiente a congelar será tu cara- alzó su "arma" para volver a apretar el gatillo, dejando que aquella fría brisa se esparciera al cielo para enfriar todo por un momento, era evidente que estaba molesto, muy molesto, pero sabia que si seguía así se convertiría en uno de ellos a pesar de desear justamente lo opuesto. Giró la mirada y se frotó los ojos por el cansancio, un polvo plateado se metió en el soplete; más se trataba de nanomaquinas que cargaba en su corbata desde el incidente de Ibuki y que solían comerse las cosas que creaba con magia, particularmente debido al hecho de que la mayoría usaba baterías de hidrógeno para no devorar su mana todo el tiempo, dejó el soplete en el sitio en el que se paraba y se acercó a la chica, estirando ambas manos para ayudarle a levantarse -¿Estás bien? Eso espero, porque deberíamos correr- mencionó ante el hecho de que tarde o temprano se liberarían y la cobranza sería terrible para ambos de llegar a pasar eso. Aunque por suerte tenía a sus nanomaquinas consigo asegurándose de que los resultados de usar el soplete sin ser él fuesen catastróficos para quien lo tomara.
Inaceptable. Para él fue inaceptable el hecho de tan si quiera considerar lo que le harían los tres a ella, el solo pensarlo hacía que arcos de electricidad fluyeran alrededor de su cuerpo descontroladamente "Por una vez, esfuerzate en algo que no sea estudiar" se dijo a si mismo, levantándose como pudo y tomando aliento. Empezó a avanzar, su curso de acción, primero vinieron las cadenas, sin dudarlo un segundo invocó un par de varas de metal para atravesarlas y darse un conductor con el que paralizar al demonio, sin perder tiempo se aproximó sosteniendo las cadenas para reducir la distancia que tendría que recorrer para llegar a él, proporcionalmente aumentando la carga conforme se acercaba.
La electricidad rodeó el brazo del mago en forma de una esfera fulgiente de luz, potenciando la débil fuerza que solían tener sus golpes para derrumbar al demonio con un solo golpe. No tenía todo el día para terminar el trabajo, por lo cual necesitaba que la soltaran y rápido para que ella me apoyara, aproveché el resto de la carga para crear un glifo bajo sus pies, en ello habría parecido que el edificio mismo cobró vida, pues el piso se abrió bajo sus pies de forma sorpresiva y se cerró para dejarle encerrado de los codos hacía arriba, a menos que alzara ambas manos al caer, en cualquier escenario, la sorpresa garantizaba que soltara a la chica chica.
Finalmente creó un soplete como los que se usaban para soldar metal, sin embargo no solo tenía nitrógeno líquido en lugar de su contenido usual, sino que estaba lleno de runas de potencia, el resultado fue una fría brisa similar pero opuesta en temperatura a la que se esperaría en un lanzallamas, congelando al mago en su sitio, aunque sabía que saldría tarde o temprano.. Probablemente muy temprano si el demonio despertaba pronto -Espero que eso aclare malentendidos, o lo siguiente a congelar será tu cara- alzó su "arma" para volver a apretar el gatillo, dejando que aquella fría brisa se esparciera al cielo para enfriar todo por un momento, era evidente que estaba molesto, muy molesto, pero sabia que si seguía así se convertiría en uno de ellos a pesar de desear justamente lo opuesto. Giró la mirada y se frotó los ojos por el cansancio, un polvo plateado se metió en el soplete; más se trataba de nanomaquinas que cargaba en su corbata desde el incidente de Ibuki y que solían comerse las cosas que creaba con magia, particularmente debido al hecho de que la mayoría usaba baterías de hidrógeno para no devorar su mana todo el tiempo, dejó el soplete en el sitio en el que se paraba y se acercó a la chica, estirando ambas manos para ayudarle a levantarse -¿Estás bien? Eso espero, porque deberíamos correr- mencionó ante el hecho de que tarde o temprano se liberarían y la cobranza sería terrible para ambos de llegar a pasar eso. Aunque por suerte tenía a sus nanomaquinas consigo asegurándose de que los resultados de usar el soplete sin ser él fuesen catastróficos para quien lo tomara.
Invitado- Invitado
Re: Step into the open air (Priv. Ulrich Blitzberg)
No podía siquiera mirar a su agresor, ya que al agarrarla por el cuello su cara miraba hacia arriba. Podía ver las escasas nubes que poblaban el cielo azul cada vez más borrosas, más oscuras. Seguía moviéndose, aunque cada vez con menos fuerza conforme la falta de oxígeno se hacía evidente. Escuchó varios golpes, gruñidos, voces, y sonidos que no lograba ubicar, como si estuviera sumergida en agua, como si se estuvieran alejando de ella. Sentía cómo le pesaba todo el cuerpo, como si cadenas invisibles tiraran de ella hacia la oscuridad, al borde de la inconsciencia.
Y de pronto, la mano que la sujetaba la soltó, dejándola caer al suelo sin aliento. Inspiró con fuerza, tratando de recuperar el aliento, apoyándose en el suelo mientras se alejaba prácticamente a rastras del vampiro, o lo que aún podía verse de su cuerpo. Mientras aún intentaba entender qué demonios había pasado a su alrededor, el chico pelirrojo que había visto antes se acercó a ella, tendiéndole las manos.
-Gra... cias... -dijo ella, aceptando la ayuda y levantándose, aún un poco falta de aliento- Sí, eso sería una buena idea –añadió, deteniéndose unos segundos para inspirar profundamente un par de veces mientras observaba la escena-. ¡Lar...guémonos! -exclamó, sujetando al chico por la muñeca y tirando de él hacia las escaleras que bajaban de la azotea.
Bajar las escaleras era más fácil que subirlas, aunque aún notaba que le faltaba el aire y resoplaba cada pocos segundos. Aún así, prefería alejarse más de aquel grupo, cosa que la adrenalina del momento ayudaba a conseguir. No sabía a dónde iban, no conocía la academia lo suficiente, pero aún así... no podía permitirse parar. Por su propia integridad física y la del chico que la había salvado. Quién sabía lo que podrían hacerles si les encontraban.
Sin embargo, tras un largo rato de correr por los pasillos de las plantas superiores y bajar escaleras, cayó al suelo de rodillas mientras soltaba al chico, encontrándose de nuevo casi sin aliento. Apoyó las manos en el suelo y trató de serenar sus nervios y acompasar su respiración.
Y de pronto, la mano que la sujetaba la soltó, dejándola caer al suelo sin aliento. Inspiró con fuerza, tratando de recuperar el aliento, apoyándose en el suelo mientras se alejaba prácticamente a rastras del vampiro, o lo que aún podía verse de su cuerpo. Mientras aún intentaba entender qué demonios había pasado a su alrededor, el chico pelirrojo que había visto antes se acercó a ella, tendiéndole las manos.
-Gra... cias... -dijo ella, aceptando la ayuda y levantándose, aún un poco falta de aliento- Sí, eso sería una buena idea –añadió, deteniéndose unos segundos para inspirar profundamente un par de veces mientras observaba la escena-. ¡Lar...guémonos! -exclamó, sujetando al chico por la muñeca y tirando de él hacia las escaleras que bajaban de la azotea.
Bajar las escaleras era más fácil que subirlas, aunque aún notaba que le faltaba el aire y resoplaba cada pocos segundos. Aún así, prefería alejarse más de aquel grupo, cosa que la adrenalina del momento ayudaba a conseguir. No sabía a dónde iban, no conocía la academia lo suficiente, pero aún así... no podía permitirse parar. Por su propia integridad física y la del chico que la había salvado. Quién sabía lo que podrían hacerles si les encontraban.
Sin embargo, tras un largo rato de correr por los pasillos de las plantas superiores y bajar escaleras, cayó al suelo de rodillas mientras soltaba al chico, encontrándose de nuevo casi sin aliento. Apoyó las manos en el suelo y trató de serenar sus nervios y acompasar su respiración.
- Spoiler:
- Siento el retraso en la respuesta, apenas he tenido tiempo libre esta semana D:
Invitado- Invitado
Re: Step into the open air (Priv. Ulrich Blitzberg)
Podía sentir la adrenalina recorriendo sus venas, era como si una marejada de euforia estuviese bañando su cuerpo, y la sensación de que había hecho caer a más de una persona con su débil y enclenque físico era algo bastante nuevo para él. Sabía que no podía suceder de otra manera, ellos hicieron el primer ataque al tomar a aquella rubia del cuello y ya con eso habían dado suficientes señales de que no responderían a diálogos, y cualquier intento de "paga" solo sería una molestia a la larga.
Todo terminó rápido, pero para él cada segundo se hizo eterno, era como si hubiese pasado en cámara lenta, y eso solo lo hizo más emocionante. Oír su agradecimiento fue en definitiva la mejor parte de todo, de hecho, hasta le provocó una sonrisa amplia y confiada. Se dejó guiar por aquella mujer hacía la salida, la verdad era que lo físico no era lo suyo, pero estaba tan acostumbrado a huir que sus pies estaban más desarrollados que el resto de su cuerpo, cuando se detuvieron logró recuperar el aliento perdido, sin embargo sentía que algo atrás les seguía.
A sus espaldas sentía un calor que contrastaba el frió de los aires acondicionados de las aulas y los pasillos, un escalofrío recorrió su espalda, pues se sentía como si tuviese un horno atrás y la tundra justo frente a él, al darse la vuelta notó que no eran los únicos que empezarían a evacuar el sitio, su piel se palideció y sus ojos se ensancharon al oír los vidrios romperse a lo lejos y ver aquella figura demoníaca rodeada de fuego infernal, las cadenas de oscuridad indicaban que era el brujo quien guiaba al demonio, el cual sobraba decir que estaba bastante furioso. -Creo que deberíamos ir a un sitio abierto- su mirada estaba más determinada, sin embargo, a pesar de que el miedo y la duda aun eran notorios en él, no podía dejar que ellos se acercaran a ella de nuevo, menos considerando el estado en el que se encontraba el demonio.
Se colocó sus audífonos y empezó a pensar en que tendría que hacer para lidiar con aquella monstruosidad, seguía nervioso, o quizás era mejor decir emocionado, tanto por la canción como por el miedo que sentía, si había algo en lo que podía confiar, era en la tecnomagia, por lo que justamente recurrió a ello. Alzó su brazo y accionó la alarma contra incendios, provocando que los aspersores dejaran caer el agua sobre el demonio -Esto no será suficiente para detenerle, pero por lo menos te permitirá huir. Hazlo- se frotó las manos como quien frota un desfibrilador y tocó el suelo, usando el agua a su alrededor como conductor para dirigir la electricidad hacia el demonio, aunque ello por consecuencia haría que se electrocutara a su mismo, aunque si eso noqueaba al demonio, entonces valdría la pena.
Todo terminó rápido, pero para él cada segundo se hizo eterno, era como si hubiese pasado en cámara lenta, y eso solo lo hizo más emocionante. Oír su agradecimiento fue en definitiva la mejor parte de todo, de hecho, hasta le provocó una sonrisa amplia y confiada. Se dejó guiar por aquella mujer hacía la salida, la verdad era que lo físico no era lo suyo, pero estaba tan acostumbrado a huir que sus pies estaban más desarrollados que el resto de su cuerpo, cuando se detuvieron logró recuperar el aliento perdido, sin embargo sentía que algo atrás les seguía.
A sus espaldas sentía un calor que contrastaba el frió de los aires acondicionados de las aulas y los pasillos, un escalofrío recorrió su espalda, pues se sentía como si tuviese un horno atrás y la tundra justo frente a él, al darse la vuelta notó que no eran los únicos que empezarían a evacuar el sitio, su piel se palideció y sus ojos se ensancharon al oír los vidrios romperse a lo lejos y ver aquella figura demoníaca rodeada de fuego infernal, las cadenas de oscuridad indicaban que era el brujo quien guiaba al demonio, el cual sobraba decir que estaba bastante furioso. -Creo que deberíamos ir a un sitio abierto- su mirada estaba más determinada, sin embargo, a pesar de que el miedo y la duda aun eran notorios en él, no podía dejar que ellos se acercaran a ella de nuevo, menos considerando el estado en el que se encontraba el demonio.
- Canción:
Se colocó sus audífonos y empezó a pensar en que tendría que hacer para lidiar con aquella monstruosidad, seguía nervioso, o quizás era mejor decir emocionado, tanto por la canción como por el miedo que sentía, si había algo en lo que podía confiar, era en la tecnomagia, por lo que justamente recurrió a ello. Alzó su brazo y accionó la alarma contra incendios, provocando que los aspersores dejaran caer el agua sobre el demonio -Esto no será suficiente para detenerle, pero por lo menos te permitirá huir. Hazlo- se frotó las manos como quien frota un desfibrilador y tocó el suelo, usando el agua a su alrededor como conductor para dirigir la electricidad hacia el demonio, aunque ello por consecuencia haría que se electrocutara a su mismo, aunque si eso noqueaba al demonio, entonces valdría la pena.
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Re: Step into the open air (Priv. Ulrich Blitzberg)
-No -dijo ella con convicción- No pienso dejarte aquí solo luchando contra ese... esa cosa -dictaminó, sin saber muy bien cómo referirse a aquel monstruo-. Además, es culpa mía que estemos en esta situación -añadió, comenzando a ponerse uno de los guantes mientras el agua comenzaba a caer sobre ellos. Las gafas comenzaban a llenársele de gotitas de agua y le restaban visibilidad, pero no tenía tiempo de ponerse a limpiarlas.
Con el corazón latiéndole a toda velocidad y sintiendo la mezcla de temperaturas en el cuerpo, trató de conservar la calma y evaluar la situación. El aire olía a azufre y a quemado, y Eirlys casi había recuperado el aliento del todo. Allí dentro no hacía tanto calor como en el exterior, quizá podría usar sus poderes de hielo para tratar de congelar a la criatura... aunque sabía perfectamente que iban a resultar bastante inútiles contra el fuego que lo rodeaba, y que lo más probable es que se derritiera incluso antes de tocarla, pero quizá...
-Tengo... creo que tengo un plan -dijo dirigiéndose al chico pelirrojo-. Si pudiera ganarte tiempo, ¿serías capaz de darle una buena descarga a... eso? -explicó ella, señalando al monstruo con la mano enguantada.
Iba a tener que concentrarse bastante para conseguir detenerle siquiera unos segundos, pero estaba dispuesta a intentarlo. No podía dejarse ganar por cualquier matón de instituto si quería cumplir su promesa con su señor. No podía ser débil, no en ese momento. Y, sobre todo, no iba a abandonar a aquel que la había salvado.
Con el corazón latiéndole a toda velocidad y sintiendo la mezcla de temperaturas en el cuerpo, trató de conservar la calma y evaluar la situación. El aire olía a azufre y a quemado, y Eirlys casi había recuperado el aliento del todo. Allí dentro no hacía tanto calor como en el exterior, quizá podría usar sus poderes de hielo para tratar de congelar a la criatura... aunque sabía perfectamente que iban a resultar bastante inútiles contra el fuego que lo rodeaba, y que lo más probable es que se derritiera incluso antes de tocarla, pero quizá...
-Tengo... creo que tengo un plan -dijo dirigiéndose al chico pelirrojo-. Si pudiera ganarte tiempo, ¿serías capaz de darle una buena descarga a... eso? -explicó ella, señalando al monstruo con la mano enguantada.
Iba a tener que concentrarse bastante para conseguir detenerle siquiera unos segundos, pero estaba dispuesta a intentarlo. No podía dejarse ganar por cualquier matón de instituto si quería cumplir su promesa con su señor. No podía ser débil, no en ese momento. Y, sobre todo, no iba a abandonar a aquel que la había salvado.
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Re: Step into the open air (Priv. Ulrich Blitzberg)
No tenía idea de como podría lidiar por si mismo contra la criatura, sus piernas volvían a temblar del miedo y a pesar de que quería poder ayudar su cabeza estaba completamente bloqueada en lo que se trataba de ideas, y el olor a azufre quemado no era precisamente el más agradable en aquel momento, por lo que oír una propuesta fue precisamente lo mejor que le pudo haber pasado en aquél momento -C-Creo que tengo algo mejor que eso- podía usar su tecnomagia para volver a congelar a esa criatura, reducir su temperatura con una onda de energía singular anti-calor probablemente sería el medio más eficiente, sin embargo al ser una fuente tan peculiar y externa a este mundo, se consumiría rápido, por lo cual tendría que disparar desde bastante cerca.
El chico se alejó unos metros y estiró sus brazos como quien intenta bloquear el paso, inhaló profundamente y empezó a musitar palabras en un idioma élfico. Alrededor de su cuerpo un círculo de runas empezó a dibujarse mientras el colocaba su total concentración en realizar aquél potente hechizo, un pequeño cuadrado apareció sobre su ojo izquierdo, mostrando una mira que se ajustaba para apuntar directamente hacía la criatura. El mismo círculo de antes empezó a dibujarse en el techo, de modo que el joven quedó rodeado por una especie de cilindro de runas formado por el par de círculos mágicos
Ya no había vuelta atrás a menos que cancelara el hechizo, y eso solo significaba haber gastado todo ese tiempo y energía por nada, de no ser por la mujer que tenía frente a él, estaría completamente vulnerable a cualquier ataque hecho por aquel monstruo de fuego, por lo cual silenciosamente le agradeció por la distracción; el hechizo ya estaba listo, sin embargo los murmullos del chico eran para darle potencia a la onda de energía que sería disparada hacía la criatura, cuando un par de esferas pulsantes de color blanco aparecieron en cada una de sus palmas, supo que detener el hechizo en aquel momento tendría resultados catastróficos para él, por lo cual realmente esperó que la mujer supiera lo que estaba haciendo, después de todo ahora era disparar o quedar convertido en un sabroso helado de naranja.
El chico se alejó unos metros y estiró sus brazos como quien intenta bloquear el paso, inhaló profundamente y empezó a musitar palabras en un idioma élfico. Alrededor de su cuerpo un círculo de runas empezó a dibujarse mientras el colocaba su total concentración en realizar aquél potente hechizo, un pequeño cuadrado apareció sobre su ojo izquierdo, mostrando una mira que se ajustaba para apuntar directamente hacía la criatura. El mismo círculo de antes empezó a dibujarse en el techo, de modo que el joven quedó rodeado por una especie de cilindro de runas formado por el par de círculos mágicos
Ya no había vuelta atrás a menos que cancelara el hechizo, y eso solo significaba haber gastado todo ese tiempo y energía por nada, de no ser por la mujer que tenía frente a él, estaría completamente vulnerable a cualquier ataque hecho por aquel monstruo de fuego, por lo cual silenciosamente le agradeció por la distracción; el hechizo ya estaba listo, sin embargo los murmullos del chico eran para darle potencia a la onda de energía que sería disparada hacía la criatura, cuando un par de esferas pulsantes de color blanco aparecieron en cada una de sus palmas, supo que detener el hechizo en aquel momento tendría resultados catastróficos para él, por lo cual realmente esperó que la mujer supiera lo que estaba haciendo, después de todo ahora era disparar o quedar convertido en un sabroso helado de naranja.
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Re: Step into the open air (Priv. Ulrich Blitzberg)
Ella asintió con la cabeza mientras se ponía el otro guante,
-Vale, ¡lo dejo en tus manos! -dijo ella, esbozando una sonrisa antes de echar a correr hacia el monstruo.
Corrió hacia el monstruo intentando captar su atención, situándose a varios metros de distancia del chico pelirrojo. Afortunadamente, el demonio no parecía tener muchas luces y simplemente la atacó a ella, al ser el blanco más cercano.
Continuó moviéndose a un lado y al otro para mantenerlo entretenido. Un escalofrío recorrió su espalda mientras se concentraba con una cierta dificultad para lograr congelar, con ayuda del frío del aire acondicionado de las salas interiores, el agua que caía de los aspersores para formar pequeños cristales de hielo. Esquivó varios ataques del demonio mientras realizaba esta tarea, hasta que consiguió formar una cantidad considerable e hizo que se dirigieran hacia él, girando a su alrededor como en una tormenta.
Tenía las manos frías a pesar de los guantes, que ayudaban a que no perdiera mucho calor, y varios escalofríos volvieron a recorrerla. Sabía que no podía aguantar mucho más utilizando sus poderes de hielo, al menos no con aquella temperatura ambiente tan dispar. Trató de no pensar mucho en ello y continuó con su tarea, deseando interiormente que el ataque del chico no tardara mucho más tiempo.
La ventisca que había logrado crear había conseguido entretener al demonio, aunque en cuanto las gotas heladas tocaban su piel se evaporaban. No sabía cuánto más podría aguantar así, ya que al no tener una temperatura óptima, el propio frío estaba afectándola a ella. Reprimió otro escalofrío mientras se alejaba de la zona entre el demonio y el chico pelirrojo, ya que parecía que este último estaba terminando lo que fuese que estuviera haciendo.
-Vale, ¡lo dejo en tus manos! -dijo ella, esbozando una sonrisa antes de echar a correr hacia el monstruo.
Corrió hacia el monstruo intentando captar su atención, situándose a varios metros de distancia del chico pelirrojo. Afortunadamente, el demonio no parecía tener muchas luces y simplemente la atacó a ella, al ser el blanco más cercano.
Continuó moviéndose a un lado y al otro para mantenerlo entretenido. Un escalofrío recorrió su espalda mientras se concentraba con una cierta dificultad para lograr congelar, con ayuda del frío del aire acondicionado de las salas interiores, el agua que caía de los aspersores para formar pequeños cristales de hielo. Esquivó varios ataques del demonio mientras realizaba esta tarea, hasta que consiguió formar una cantidad considerable e hizo que se dirigieran hacia él, girando a su alrededor como en una tormenta.
Tenía las manos frías a pesar de los guantes, que ayudaban a que no perdiera mucho calor, y varios escalofríos volvieron a recorrerla. Sabía que no podía aguantar mucho más utilizando sus poderes de hielo, al menos no con aquella temperatura ambiente tan dispar. Trató de no pensar mucho en ello y continuó con su tarea, deseando interiormente que el ataque del chico no tardara mucho más tiempo.
La ventisca que había logrado crear había conseguido entretener al demonio, aunque en cuanto las gotas heladas tocaban su piel se evaporaban. No sabía cuánto más podría aguantar así, ya que al no tener una temperatura óptima, el propio frío estaba afectándola a ella. Reprimió otro escalofrío mientras se alejaba de la zona entre el demonio y el chico pelirrojo, ya que parecía que este último estaba terminando lo que fuese que estuviera haciendo.
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Re: Step into the open air (Priv. Ulrich Blitzberg)
Para un cuerpo como el de Ulrich, controlar tales cantidades de magia no solo requería una gran concentración, su cuerpo, tan enclenque y débil como era, a duras penas podía soportar la presión de hechizos menores, sin embargo, si su cuerpo era incapaz de soportar del todo la magia que controlaba, no se podía decir mismo de la voluntad del mago; aquel dolor era suficiente para dejar inmóvil a personas mucho más grandes y mejor desarrolladas que él, pero su espíritu era más que apto para mantenerle de pie y consciente ante aquella tortura; por ello fue que esperó, por ello fue paciente a pesar de que el dolor hiciera que su piel se hiciera pálida y la sangre se acercara más a los órganos vitales, señal de que su cuerpo se sentía en estado de peligro.
Los susurros terminaron, siendo reemplazados por la fija mirada del pelirrojo, se encontraba apretando los dientes y tratando de distraerse del dolor, sin embargo todo eso se hizo innecesario cuando la mujer se apartó de modo que la bestia se fijara en él, el pequeño panel en su ojo empezó entonces a medir la distancia, mostrando una advertencia en rojo como señal de que debía disparar, y eso ocurrió: Al juntar sus palmas una onda de energía convirtió en una verdadera tundra aquel pasillo entero, deteniendo los aspersores al haber congelado sus sistemas; el demonio fue convertido en una estatua de hielo, y las sombras se dispersaron de este antes de que el frío se esparciera a ellas, sin embargo el precio no solo vino en un gasto tan abrupto de magia que le haría caer inmóvil sobre la nieve que había creado por culpa de aquella onda fría, sino que su propio cuerpo recibió parte del daño, de modo que en mayor parte sus ropas ahora eran hilos de hielo, y sus brazos estaban cubiertos de una blanquecina escarcha.
Intentó forzar su cuerpo a levantarse, pero el ahora no era miedo, sino dolor lo que le impedía moverse, por no llorar, rió un poco, sin embargo hasta eso dolía, y eso podía hacerse evidente con el "Ow" que soltó mientras volvía a calmar su respiración. Tomaría su tiempo, pero podría calentar su cuerpo por si mismo si nadie se molestaba en llevarle a un sitio más cálido o algo por el estilo, aunque lo mismo no podría decirse del demonio, a quien tendrían que re-invocar, o hasta que se deshiciera la magia, lo que pasara primero. Se quedó mirando el techo al no saber que más hacer, había congelado el pasillo entero, monstruo demonio incluido, y ahora no podía moverse ni aunque lo intentara, lo peor estaba por venir, así fuera en la forma de una actitud fría por culpa de la magia simpática.
Los susurros terminaron, siendo reemplazados por la fija mirada del pelirrojo, se encontraba apretando los dientes y tratando de distraerse del dolor, sin embargo todo eso se hizo innecesario cuando la mujer se apartó de modo que la bestia se fijara en él, el pequeño panel en su ojo empezó entonces a medir la distancia, mostrando una advertencia en rojo como señal de que debía disparar, y eso ocurrió: Al juntar sus palmas una onda de energía convirtió en una verdadera tundra aquel pasillo entero, deteniendo los aspersores al haber congelado sus sistemas; el demonio fue convertido en una estatua de hielo, y las sombras se dispersaron de este antes de que el frío se esparciera a ellas, sin embargo el precio no solo vino en un gasto tan abrupto de magia que le haría caer inmóvil sobre la nieve que había creado por culpa de aquella onda fría, sino que su propio cuerpo recibió parte del daño, de modo que en mayor parte sus ropas ahora eran hilos de hielo, y sus brazos estaban cubiertos de una blanquecina escarcha.
Intentó forzar su cuerpo a levantarse, pero el ahora no era miedo, sino dolor lo que le impedía moverse, por no llorar, rió un poco, sin embargo hasta eso dolía, y eso podía hacerse evidente con el "Ow" que soltó mientras volvía a calmar su respiración. Tomaría su tiempo, pero podría calentar su cuerpo por si mismo si nadie se molestaba en llevarle a un sitio más cálido o algo por el estilo, aunque lo mismo no podría decirse del demonio, a quien tendrían que re-invocar, o hasta que se deshiciera la magia, lo que pasara primero. Se quedó mirando el techo al no saber que más hacer, había congelado el pasillo entero, monstruo demonio incluido, y ahora no podía moverse ni aunque lo intentara, lo peor estaba por venir, así fuera en la forma de una actitud fría por culpa de la magia simpática.
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Re: Step into the open air (Priv. Ulrich Blitzberg)
De pronto, una sensación de frío penetró en sus huesos y congeló su aliento. Las manos le temblaban, los dientes le castañeaban ligeramente y apenas sentía los músculos faciales. Con una cierta dificultad, miró a su alrededor. Todo el pasillo estaba helado, incluyendo los aspersores y el demonio, que no parecía que fuera a moverse en un buen rato. Eirlys miró hacia el muchacho pelirrojo, que había caído exhausto sobre la nieve que él mismo había creado. Se acercó a él y constató que aún seguía consciente y respirando.
-S-salgamos de aquí -dijo ella, levantándole como pudo y pasándose un brazo del chico por encima de los hombros, tratando de llevarle a algún lugar alejado de todo aquel hielo. Si se quedaban podrían sufrir algún ataque más de alguno de los matones, o sufrir una hipotermia. Avanzó a paso lento pero constante, tratando de despertar los músculos casi helados con cada paso.
-Em... C-creo que no he tenido ocasión de d-darte las gracias... -dijo ella, tartamudeando un poco a causa del frío repentino, mientras avanzaban por el pasillo ahora desierto, alejándose de la zona cero del congelamiento-. Muchas gracias, en serio. No sé qué habría ocurrido conmigo si tu no hubieras estado allí -dijo ella, sonriéndole mientras trataba de recuperar la capacidad de hablar con fluidez-. Eres increíble... y... creo que prácticamente te debo la vida... dos veces como mínimo -añadió, riendo débilmente. Llegaron a un pasillo un poco más cálido que el anterior, aunque aún se apreciaba un ligero ambiente frío.
-S-salgamos de aquí -dijo ella, levantándole como pudo y pasándose un brazo del chico por encima de los hombros, tratando de llevarle a algún lugar alejado de todo aquel hielo. Si se quedaban podrían sufrir algún ataque más de alguno de los matones, o sufrir una hipotermia. Avanzó a paso lento pero constante, tratando de despertar los músculos casi helados con cada paso.
-Em... C-creo que no he tenido ocasión de d-darte las gracias... -dijo ella, tartamudeando un poco a causa del frío repentino, mientras avanzaban por el pasillo ahora desierto, alejándose de la zona cero del congelamiento-. Muchas gracias, en serio. No sé qué habría ocurrido conmigo si tu no hubieras estado allí -dijo ella, sonriéndole mientras trataba de recuperar la capacidad de hablar con fluidez-. Eres increíble... y... creo que prácticamente te debo la vida... dos veces como mínimo -añadió, riendo débilmente. Llegaron a un pasillo un poco más cálido que el anterior, aunque aún se apreciaba un ligero ambiente frío.
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Re: Step into the open air (Priv. Ulrich Blitzberg)
Aquel potente hechizó lo había dejado como poco más que un peso muerto, su cuerpo estaba frío, incluso más que el de ella, y cristales de hielo ya se encontraban cubriendo su piel, ante el consejo ajeno sólo pudo soltar un quejido, estaba demasiado cansado como para poder formular alguna palabra completa y sus manos estaban demasiado congeladas como para poder llegar a moverse, en cuanto a su magia, esa tardaría un buen rato en regresar, en especial dentro de un ambiente tan frío, por lo cual sólo se limitó a expulsar el frío de su cuerpo suspirando, sintiendo como si cada paso que daba junto a la rubia era una proeza titánica, después de todo, su cuerpo estaba congelado, y también lo estaba su mente, realmente parecía que se tratara de un cubo de hielo, al menos uno de esos que estaban vacíos por dentro.
Lo mínimo que pudo hacer a su gesto de agradecimiento fue asentir y sonreír, la energía volvía a él, aunque en un ritmo tan lento que a penas podía apreciarse, al ver a su títere congelado el brujo probablemente habría quedado asustado, y en cuanto al vampiro, el olor a azufre que despedía aquella zona mantendría a su sensible nariz en la azotea por un buen rato, por lo cual tanto él como la sirvienta tendrían un buen rato para descansar, y a juzgar por los parpadeos lentos de sus ojos, ahora mismo era lo que su cuerpo más deseaba, un descanso, un retiro del martirio que era existir, cada una de sus células temblaban del frío y él lo podía sentir, más su corazón se había congelado al punto en el que ni si quiera aquello le importaba -Esta bien, es lo que cualquiera habría hecho- comentó tras un bostezo, tambaleando la cabeza de un lado al otro como si no tuviese control de sus propios movimientos, después de todo sólo se estaba dejando llevar por ella -No importa mucho ahora, todo esta bien.. No soy increíble, soy sólo un niño.. Un mago- su voz se sentía fría, apagada, como si toda la felicidad que el poseía hubiese saltado por la ventana cuando realizó aquel hechizo! y esa era justo una de las consecuencias de la magia simpática, todo esta relacionado a los sentimientos: El ardor de la envidia, las calmadas olas de la serenidad, el frío toque de la indiferencia, las emociones solían relacionarse a los elementos desde tiempos antiguos, y estos a su vez se relacionaban a fuerzas místicas más allá de la comprensión del ser humano, en otras palabras, magia.
Lo mínimo que pudo hacer a su gesto de agradecimiento fue asentir y sonreír, la energía volvía a él, aunque en un ritmo tan lento que a penas podía apreciarse, al ver a su títere congelado el brujo probablemente habría quedado asustado, y en cuanto al vampiro, el olor a azufre que despedía aquella zona mantendría a su sensible nariz en la azotea por un buen rato, por lo cual tanto él como la sirvienta tendrían un buen rato para descansar, y a juzgar por los parpadeos lentos de sus ojos, ahora mismo era lo que su cuerpo más deseaba, un descanso, un retiro del martirio que era existir, cada una de sus células temblaban del frío y él lo podía sentir, más su corazón se había congelado al punto en el que ni si quiera aquello le importaba -Esta bien, es lo que cualquiera habría hecho- comentó tras un bostezo, tambaleando la cabeza de un lado al otro como si no tuviese control de sus propios movimientos, después de todo sólo se estaba dejando llevar por ella -No importa mucho ahora, todo esta bien.. No soy increíble, soy sólo un niño.. Un mago- su voz se sentía fría, apagada, como si toda la felicidad que el poseía hubiese saltado por la ventana cuando realizó aquel hechizo! y esa era justo una de las consecuencias de la magia simpática, todo esta relacionado a los sentimientos: El ardor de la envidia, las calmadas olas de la serenidad, el frío toque de la indiferencia, las emociones solían relacionarse a los elementos desde tiempos antiguos, y estos a su vez se relacionaban a fuerzas místicas más allá de la comprensión del ser humano, en otras palabras, magia.
- Disculpa:
- Oh Dios mío, llevo casi un mes sin contestar >_< *muere de pena* lo siento, pero esta época no ha sido precisamente la mejor para mi, tanto en términos de humor como en otros aspectos.
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Re: Step into the open air (Priv. Ulrich Blitzberg)
Ella negó con la cabeza mientras continuaban alejándose
-Yo no puedo hacer lo que tú haces, soy... -”débil”, pensó, pero aunque no lo dijo, la idea se quedó flotando en su mente mientras apartaba la mirada un momento-. Mis poderes no son tan útiles -rectificó. ¿Cómo iba a poder proteger a su señor si ni siquiera podía protegerse a sí misma?-. A menos que quieras enfriar una bebida o coger el mando de la tele cuando está muy lejos, en cuyo caso sí que son prácticos -bromeó, tratando de alejar la idea que rondaba por su cabeza y de liberar un poco de tensión riendo levemente. Aún estaba agotada por toda aquella aventura tan repentina, pero tenía que esforzarse y llevar a aquel chico a un sitio seguro antes de que entrara en hipotermia o aquel grupo de matones volviera para atacarles.
-Soy Eirlys, por cierto -dijo ella, tratando de romper el silencio que se había formado. Aunque de todas maneras no esperaba que el chico contestara, dado el estado en que se encontraba. Al cabo de un rato, llegaron a un pasillo alejado de la zona helada, en el que la temperatura era templada, aunque aún se notaba una ligera brisa fresca en el ambiente. Miró al chico, aún un tanto preocupada-. ¿Estás mejor? ¿Sigues teniendo frío? ¿Quieres que te deje mi ropa? -miró lo que llevaba puesto en aquel momento, aunque sus escasas prendas (una camisa y unos pantalones) poco podrían hacer para ayudarle a alejar el frío causado por el hechizo.
-Yo no puedo hacer lo que tú haces, soy... -”débil”, pensó, pero aunque no lo dijo, la idea se quedó flotando en su mente mientras apartaba la mirada un momento-. Mis poderes no son tan útiles -rectificó. ¿Cómo iba a poder proteger a su señor si ni siquiera podía protegerse a sí misma?-. A menos que quieras enfriar una bebida o coger el mando de la tele cuando está muy lejos, en cuyo caso sí que son prácticos -bromeó, tratando de alejar la idea que rondaba por su cabeza y de liberar un poco de tensión riendo levemente. Aún estaba agotada por toda aquella aventura tan repentina, pero tenía que esforzarse y llevar a aquel chico a un sitio seguro antes de que entrara en hipotermia o aquel grupo de matones volviera para atacarles.
-Soy Eirlys, por cierto -dijo ella, tratando de romper el silencio que se había formado. Aunque de todas maneras no esperaba que el chico contestara, dado el estado en que se encontraba. Al cabo de un rato, llegaron a un pasillo alejado de la zona helada, en el que la temperatura era templada, aunque aún se notaba una ligera brisa fresca en el ambiente. Miró al chico, aún un tanto preocupada-. ¿Estás mejor? ¿Sigues teniendo frío? ¿Quieres que te deje mi ropa? -miró lo que llevaba puesto en aquel momento, aunque sus escasas prendas (una camisa y unos pantalones) poco podrían hacer para ayudarle a alejar el frío causado por el hechizo.
- Spoiler:
- No te preocupes, yo también estoy bastante liada ahora D: Tómatelo con calma, no me importa esperar :)
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