Geometría [Libre~]

Maldito primer día de clase. En serio, puto primer día de clase. Aún no era la hora de comer y ya me habían caído dos o tres broncas de los profesores, y todo por llegar tarde a clase. No se si era que el horario estaba hecho a posta para no entenderlo o si yo era un inútil para leerlo, pero no había acertado ni una sola aula a la que asistir a la primera. Para colmo, el uniforme era horriblemente horrendo y incomodo , y no me lo podía quitar hasta que acabasen las clases.

Había pedido indicaciones a un compañero de clase  para no perderme para la siguiente hora, pero la verdad es que se explicaba fatal y no me había enterado de nada. Total, que le di las gracias mientras guardaba los libros en la mochila, me la eché al hombro y salí de ese aula para empezar a buscar la otra.

Mientras caminaba por esos pasillos que parecían todos iguales me preguntaba si tardaría mucho en hacerme a esa academia, que era tan distinta del instituto del que venía el. Podía ver con el rabillo del ojo como la gente le miraba disimuladamente y murmuraba acerca de si era un alumno nuevo o sobre los piercings de las cejas. Aquello me hacia sentir algo incomodo, así que saqué los auriculares de la mochila y me puse a escuchar música para no oír los comentarios de la gente.

Tras un par de minutos caminando a mi bola, abrí una puerta esperando encontrar al otro lado el aula que me tocaba, pero al hacerla lo único que encontré fue una ráfaga de viento y los rayos del sol. No me preguntes porque, pero había aparecido en la azotea.
- No me jodas- murmuré - pues vaya mierda de orientación tengo.- Ya que estaba allí, salí a la azotea para que me diese el aire un rato y así despejarme un poco. El viento soplaba con fuerza y el sol picaba los suficiente como para molestar en los ojos, así que me llevé la mano a la frente para hacer de visera y di un rodeo con la mirada, para buscar algo de sombra.

Lo encontré, aunque parecía que estaba ocupado, así que me acerque caminando rápidamente, y en cuanto el sol dejó de darme en la cara me fijé en quien era. Sentada allí había una chica de aspecto frágil, con el pelo largo y de un color marrón-cobrizo. Parecía estar estudiando, aunque también había una cantidad enorme de comida a su lado, lo cual me hizo pensar sobre si estaría esperando a alguien o sería bulimica o tuviese un desorden alimenticio por el estilo. De cualquier forma, me acerque hasta su lado dando un pequeño rodeo para evitar que me viese y me agache para ponerme a su altura. Me fijé en el libro que tenia entre las manos, y vi que era el libro de matemáticas, el mismo que tenía yo.
- Hey - saludé- está no es el aula donde dan Geometría, verdad? - Dije con el ceño fruncido todavía por la claridad del sol, en tono bromista.

La chica parecía un saco de sonrisas, como si irradiase felicidad y contagiase alegría a cualquiera que cruzase la mirada con ella. Me quité los auriculares y me los dejé colgando en el cuello, para poder escucharla, y a la vez seguir escuchando la música, que, al volumen que estaba, todavía se oía.
La chica siguió la broma de el aula  de matemáticas, señalando que estaba lejos del sitio por el que preguntaba, y acto seguido levantó la cabeza del libro.

Prácticamente esperaba la reacción que tubo al levantar la vista y mirarme a la cara. Me había pasado miles de veces y miles de veces me pasará, y nunca me cansaría de ver la cara de impresión que pone la gente al ver mis piercings. Creo que es una de las razones por las que decidí dejármelos después de cumplir la apuesta que perdí hacia ya unos años.

Como iba diciendo, la expresión de la chica al mirarme a la cara cambió por completo, aunque me sorprendió. Mas que otra cosa, denotaba una curiosidad tremenda, lo cual no era común de ver, ya que la mayoría de gente ponía muecas de asco  o se reían de ellas. Los mas divertidos, por supuesto, eran los que intentaban mirarlos disimuladamente cada vez que yo no les miraba.

También me sorprendió  con la naturalidad que me preguntó si me dolería si me estirase de uno. La verdad, nunca me habían estirado de los piercings de las cejas, por lo que no lo sabia del cierto... Pero si que me había llevado varios golpes, y aquello si que dolía como un condenado. Aun así, tampoco esperaba que tirase muy fuerte, y aprovecharía para comer gratis.

Arqueé una de las no-cejas  al oír la pregunta, y con una media sonrisa señalé el paquete de Donuts que había a su lado, entre tanta comida. -Hum, te dejo intentarlo si me das uno de esos- La verdad es que esperaba que aceptase el trato, ya que al ver tanta comida junta me había entrado hambre, y hoy no había traído nada para almorzar.