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Tomando el aire [priv Haru]
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Tomando el aire [priv Haru]
Debido a lo poco que había conseguido con las tutorías que había preparado, decidió que no atosigaría a ningún alumno más. Seguiría con las tutorías que le quedaban, pero no se pasaría de nuevo el día entero esperando. Que fuera lo que tuviese que ser. Con un poco de suerte, el curso próximo se apuntarían más alumnos.
Necesitando un respiro, decidió ir a la azotea, un lugar alto, reconfortante, donde poder sentir el aire y la libertad. Trepó con facilidad la verja que impedía a los alumnos despistados caer al vacío, colocándose encima de esta, manteniendo el equilibrio sin dificultad aparente. Con esto conseguía ver todo el paisaje desde un mismo punto y sin tener que salir de la academia. Esto le proporcionaba una sensación de paz interior, la relajaba lo bastante como para dejar mecerse por la brisa y sentirse una con el viento.
La imagen que daba al exterior no podía ser más contraria. Alguien que parece una niña, de pie en lo alto de una verja en lo alto de un edificio, balanceándose, sería motivo más que de sobra para que quien la viese se tirara de los pelos por la preocupación. Por suerte no parecía verla nadie, y la azotea parecía desierta.
Ajena a todo esto, Nidhogg dio un paso adelante y, en vez de caer, se quedo suspendida en el aire. Después de un par de pasos más, volvió a la azotea, se estiró tanto como pudo y se sentó en el primer lugar que le pareció bueno. Disfrutó de la brisa y terminó tumbándose donde estaba, casi llegando a dormirse. El timbre de la academia la sobresaltó, impidiendo conciliar su preciado sueño. No sabía lo que indicaba ese irritante sonido, a la dragona solo le decía que ya no iba a descansar más. Refunfuñó y se levantó nuevamente, empezando a dar vueltas en busca de su tranquilidad perdida, en sentido figurado.
Necesitando un respiro, decidió ir a la azotea, un lugar alto, reconfortante, donde poder sentir el aire y la libertad. Trepó con facilidad la verja que impedía a los alumnos despistados caer al vacío, colocándose encima de esta, manteniendo el equilibrio sin dificultad aparente. Con esto conseguía ver todo el paisaje desde un mismo punto y sin tener que salir de la academia. Esto le proporcionaba una sensación de paz interior, la relajaba lo bastante como para dejar mecerse por la brisa y sentirse una con el viento.
La imagen que daba al exterior no podía ser más contraria. Alguien que parece una niña, de pie en lo alto de una verja en lo alto de un edificio, balanceándose, sería motivo más que de sobra para que quien la viese se tirara de los pelos por la preocupación. Por suerte no parecía verla nadie, y la azotea parecía desierta.
Ajena a todo esto, Nidhogg dio un paso adelante y, en vez de caer, se quedo suspendida en el aire. Después de un par de pasos más, volvió a la azotea, se estiró tanto como pudo y se sentó en el primer lugar que le pareció bueno. Disfrutó de la brisa y terminó tumbándose donde estaba, casi llegando a dormirse. El timbre de la academia la sobresaltó, impidiendo conciliar su preciado sueño. No sabía lo que indicaba ese irritante sonido, a la dragona solo le decía que ya no iba a descansar más. Refunfuñó y se levantó nuevamente, empezando a dar vueltas en busca de su tranquilidad perdida, en sentido figurado.
Última edición por Nidhogg el Dom Mar 23, 2014 2:20 pm, editado 1 vez
Invitado- Invitado
Re: Tomando el aire [priv Haru]
Lo había vuelto a perder. No lo encontraba. No estaba pro ningún sitio. ¿Dónde podría haberlo dejado? Yo creí haberlo dejado junto a mi mesa pero al parecer no, solo hacía falta ir hasta el baño y volver a clase para perder por completo la cabeza. Si mi violín no estaba junto mi mesa… ¿Dónde estaba? Nunca me había pasado esto. Bueno si, una vez, pero Kise-san me ayudo mucho, más bien, fue mi salvación pues apareció con dicho instrumento entre los brazos. Ah~ ¿por qué no se despidió de Sonrisa tenue y de mi cuando se fue de la academia? Con lo buenos amigos que éramos.
No, no, ahora no era el momento de perderse entre los recuerdos y los pensamientos, ahora tenía que encontrar mi violín. Era demasiado importante para mí. Sabía que no era el que Gulfem me había otorgado al bajar de los cielos pero…. Lo quería cómo si se tratase del mismo violín de los cielos. A ver, tranquila Haru. A los violines no les salen piernas y se van caminando por los pasillos. No puedes culpar a nadie puesto que es obvio que lo habré dejado en otra parte, quizás ni lo llegué a sacar de la habitación. Eso era ¿Verdad?
Sentía cómo una gran opresión en el pecho, un peso de plomo que me dificultaba la respiración, un dolor agudo que punzaba a cada inspiración que daba. ¿Así se sentía la gente cuando perdía algo preciado? Seguramente no, quizás era yo que me preocupaba mucho por el violín. ¿Sonrisa tenue también se sentirá así? De seguro que ella se sintió aún peor cuando le dije mis intenciones. Hacía días que mi hermana no regresaba a la habitación. La había buscado. Me había pasado noches en vela esperando su regreso… pero…. Nunca regreso. ¿Le habría pasado algo malo? Mi único consuelo era saber que al día siguiente la vería en clase.
El corazón se encogió, como queriendo dejar de latir, al recordar los vacíos que me hacia Sonrisa tenue cuando intentaba hablar con ella, cuando le pedía perdón. Sabía que le había hecho daño. Sabía que lo que le había hecho no tenía ni el mas mínimo perdón pero… Dolía. Dolía horrores que no me mirase, que no me sonriese, que no me hablase. ¿Podría al menos regresar a la habitación? Ella no debería dormir a la intemperie. Ella debería quedarse con la habitación. Si Sonrisa tenue volviese a la habitación con la condición de que yo desapareciese de ahí, lo haría encantada. La idea de que mi hermana vagase de noche por cualquier sitio me helaba la sangre. El mundo no era seguro para un ángel tan puro y dolido cómo ella. No quería que le pasase nada malo. Si algo sucedía… que me sucediese a mi pero a ella que no le pasase nada.
Peldaño tras peldaño, no me quedaba más lugar donde mirar, solo la azotea, quizás mi violín estaba ahí aunque no recordaba haber subido allí en el día de hoy. A cada paso, me sentía más y más lejos de lo que yo era. ¿Un ángel? ¿Yo? ¿Cómo podría serlo? No debí haber tenido una segunda oportunidad. Debí permanecer muerta, en las vías de aquel tren…. ¿En serio? Si no hubiese tenido esta oportunidad, no hubiese conocido a mi humano preferido, por el cual iba a abandonar los cielos, a renegar de mis alas y aureola, a dejar los recuerdos de Sonrisa tenue y los demás atrás.
Abrí la puerta de la azotea, esperando que no hubiese nadie y más ahora que había sonado el timbre que anunciaba la vuelta a clase. Para mi desgracia pero a la vez suerte, había alguien, una joven chica. Suspiré aliviada. Bueno, ya que estaba aquí, quizás ella podría decirme si había visto un violín.
- Disculpe… – aclare mi garganta pues la voz me había salido algo ronca al haber estado muchas horas sin hablar – Por casualidad no habrá visto un violín ¿Verdad? –Miré a la joven que estaba ante mi – Oh. Perdone mis modales, mi nombre es Haru Niimura, un placer – Hice una reverencia hacia la muchacha mientras me presentaba.
No, no, ahora no era el momento de perderse entre los recuerdos y los pensamientos, ahora tenía que encontrar mi violín. Era demasiado importante para mí. Sabía que no era el que Gulfem me había otorgado al bajar de los cielos pero…. Lo quería cómo si se tratase del mismo violín de los cielos. A ver, tranquila Haru. A los violines no les salen piernas y se van caminando por los pasillos. No puedes culpar a nadie puesto que es obvio que lo habré dejado en otra parte, quizás ni lo llegué a sacar de la habitación. Eso era ¿Verdad?
Sentía cómo una gran opresión en el pecho, un peso de plomo que me dificultaba la respiración, un dolor agudo que punzaba a cada inspiración que daba. ¿Así se sentía la gente cuando perdía algo preciado? Seguramente no, quizás era yo que me preocupaba mucho por el violín. ¿Sonrisa tenue también se sentirá así? De seguro que ella se sintió aún peor cuando le dije mis intenciones. Hacía días que mi hermana no regresaba a la habitación. La había buscado. Me había pasado noches en vela esperando su regreso… pero…. Nunca regreso. ¿Le habría pasado algo malo? Mi único consuelo era saber que al día siguiente la vería en clase.
El corazón se encogió, como queriendo dejar de latir, al recordar los vacíos que me hacia Sonrisa tenue cuando intentaba hablar con ella, cuando le pedía perdón. Sabía que le había hecho daño. Sabía que lo que le había hecho no tenía ni el mas mínimo perdón pero… Dolía. Dolía horrores que no me mirase, que no me sonriese, que no me hablase. ¿Podría al menos regresar a la habitación? Ella no debería dormir a la intemperie. Ella debería quedarse con la habitación. Si Sonrisa tenue volviese a la habitación con la condición de que yo desapareciese de ahí, lo haría encantada. La idea de que mi hermana vagase de noche por cualquier sitio me helaba la sangre. El mundo no era seguro para un ángel tan puro y dolido cómo ella. No quería que le pasase nada malo. Si algo sucedía… que me sucediese a mi pero a ella que no le pasase nada.
Peldaño tras peldaño, no me quedaba más lugar donde mirar, solo la azotea, quizás mi violín estaba ahí aunque no recordaba haber subido allí en el día de hoy. A cada paso, me sentía más y más lejos de lo que yo era. ¿Un ángel? ¿Yo? ¿Cómo podría serlo? No debí haber tenido una segunda oportunidad. Debí permanecer muerta, en las vías de aquel tren…. ¿En serio? Si no hubiese tenido esta oportunidad, no hubiese conocido a mi humano preferido, por el cual iba a abandonar los cielos, a renegar de mis alas y aureola, a dejar los recuerdos de Sonrisa tenue y los demás atrás.
Abrí la puerta de la azotea, esperando que no hubiese nadie y más ahora que había sonado el timbre que anunciaba la vuelta a clase. Para mi desgracia pero a la vez suerte, había alguien, una joven chica. Suspiré aliviada. Bueno, ya que estaba aquí, quizás ella podría decirme si había visto un violín.
- Disculpe… – aclare mi garganta pues la voz me había salido algo ronca al haber estado muchas horas sin hablar – Por casualidad no habrá visto un violín ¿Verdad? –Miré a la joven que estaba ante mi – Oh. Perdone mis modales, mi nombre es Haru Niimura, un placer – Hice una reverencia hacia la muchacha mientras me presentaba.
Invitado- Invitado
Re: Tomando el aire [priv Haru]
No importaba cuantas vueltas diera, ni la velocidad con que las daba, había perdido el sueño y eso le daba rabia, bastante. Para una vez que cogía decentemente el punto de no retorno y el maldito timbre tuvo que sonar. Tenía ganas de pagar su frustración con algo, lo que fuera, lo primero que se le viniese a la cabeza estaría bien. Casualmente alguien abrió la puerta…
Por el uniforme supo enseguida que se trataba de una alumna. Sabía que algún detalle de dicho uniforme indicaba una diferencia entre unos alumnos y otros, una diferencia que nunca había llegado a entender, a pesar de que se lo hubiesen intentado explicar varias veces, pero como de todas formas en sus clases no había nada que distinguiera el estatus de los alumnos. Daba igual que edad tuviesen, que títulos ostentasen, que riquezas poseyeran o lo buenos estudiantes que eran. La Magia Ancestral comenzaba en el Alma; la poderosa alma de un Mago Ancestral distorsionaba la realidad con un método único y propio. Era por esto que esa asignatura era complicada de enseñar y un tanto abstracta para sus estudiantes el aprenderla. Todo el rollo de “somos iguales para la Magia” era muy bonito así hablado, pero en la práctica la dejaba sin saber como debería tratar con ella, y esto era importante en una situación en la que podrían haber empezado las clases y debiese mandarla hacia estas. Aunque como no sabía lo que había indicado el timbre y seguía con el mosqueo, simplemente ignoró su deber para con la escuela. La joven le preguntó y, según su punto de vista, con bastante amabilidad si había visto un violín… Si había un violín en la azotea, no se habría fijado demasiado en él y era poco probable que se encontrara por allí, sin embargo esto le daba una idea para ahogar sus frustraciones.
- ¿Un violín? Buena idea, gracias –Dijo brevemente y con una sonrisa; movió sus brazos en forma de arco y de la nada apareció un violín delante de la dragona. Había dos formas de desquitar un enfado con un instrumento, pero Nidhogg no sabía demasiado de música como para empezar a tocarlo sin más. Tenía otra idea en mente, cogió el violín por el mástil, lo levanto y lo estrelló con el suelo. Si lo hubiese hecho otra persona con más fuerza física, el instrumento se habría roto en condiciones, sin embargo el peso del utensilio fue suficiente para quebrarlo y liberar tensiones. Repitió la operación un par de veces más, dio un suspiro de alivio e hizo desaparecer al instrumento.- Así mucho mejor. Lo lamento, no he visto tu violín, pero puedo ayudarte a encontrarlo si quieres. -Volvió a sonreirle a la alumna, quien muy probablemente no tendría la misma opinión de la profesora después de la escenita, y se acercó alegremente a la joven, como si nada hubiese ocurrido.
Cayó en la cuenta de que no se había presentado aún, a pesar de que la alumna se había presentado como Haru Niimura; curiosamente lo primero que pensó al oir el nombre es que no estaba matriculada en su asignatura, pero sacudió de la cabeza dicho pensamiento.
- Encantada de conocerte. Yo soy Nidhogg, aunque puedes llamarme como prefieras. -Hizo una pausa antes de continuar con lo que pretendía hacer. Se daba cuenta de que, en el fondo, esperaba que pudiese convencer a la joven de que se uniese a sus clases, pero también quería ayudarla.- ¿Aprecias mucho tu violín? Cuanto más unida estés a él con mas facilidad podré encontrarlo. -Explico queriendo despertar la curiosidad de Haru.
Por el uniforme supo enseguida que se trataba de una alumna. Sabía que algún detalle de dicho uniforme indicaba una diferencia entre unos alumnos y otros, una diferencia que nunca había llegado a entender, a pesar de que se lo hubiesen intentado explicar varias veces, pero como de todas formas en sus clases no había nada que distinguiera el estatus de los alumnos. Daba igual que edad tuviesen, que títulos ostentasen, que riquezas poseyeran o lo buenos estudiantes que eran. La Magia Ancestral comenzaba en el Alma; la poderosa alma de un Mago Ancestral distorsionaba la realidad con un método único y propio. Era por esto que esa asignatura era complicada de enseñar y un tanto abstracta para sus estudiantes el aprenderla. Todo el rollo de “somos iguales para la Magia” era muy bonito así hablado, pero en la práctica la dejaba sin saber como debería tratar con ella, y esto era importante en una situación en la que podrían haber empezado las clases y debiese mandarla hacia estas. Aunque como no sabía lo que había indicado el timbre y seguía con el mosqueo, simplemente ignoró su deber para con la escuela. La joven le preguntó y, según su punto de vista, con bastante amabilidad si había visto un violín… Si había un violín en la azotea, no se habría fijado demasiado en él y era poco probable que se encontrara por allí, sin embargo esto le daba una idea para ahogar sus frustraciones.
- ¿Un violín? Buena idea, gracias –Dijo brevemente y con una sonrisa; movió sus brazos en forma de arco y de la nada apareció un violín delante de la dragona. Había dos formas de desquitar un enfado con un instrumento, pero Nidhogg no sabía demasiado de música como para empezar a tocarlo sin más. Tenía otra idea en mente, cogió el violín por el mástil, lo levanto y lo estrelló con el suelo. Si lo hubiese hecho otra persona con más fuerza física, el instrumento se habría roto en condiciones, sin embargo el peso del utensilio fue suficiente para quebrarlo y liberar tensiones. Repitió la operación un par de veces más, dio un suspiro de alivio e hizo desaparecer al instrumento.- Así mucho mejor. Lo lamento, no he visto tu violín, pero puedo ayudarte a encontrarlo si quieres. -Volvió a sonreirle a la alumna, quien muy probablemente no tendría la misma opinión de la profesora después de la escenita, y se acercó alegremente a la joven, como si nada hubiese ocurrido.
Cayó en la cuenta de que no se había presentado aún, a pesar de que la alumna se había presentado como Haru Niimura; curiosamente lo primero que pensó al oir el nombre es que no estaba matriculada en su asignatura, pero sacudió de la cabeza dicho pensamiento.
- Encantada de conocerte. Yo soy Nidhogg, aunque puedes llamarme como prefieras. -Hizo una pausa antes de continuar con lo que pretendía hacer. Se daba cuenta de que, en el fondo, esperaba que pudiese convencer a la joven de que se uniese a sus clases, pero también quería ayudarla.- ¿Aprecias mucho tu violín? Cuanto más unida estés a él con mas facilidad podré encontrarlo. -Explico queriendo despertar la curiosidad de Haru.
Última edición por Nidhogg el Dom Mar 23, 2014 2:26 pm, editado 1 vez
Invitado- Invitado
Re: Tomando el aire [priv Haru]
Cada vez estaba más convencida de que los humanos eran extraños, había excepciones cómo en todas las especies. Si la gente creía que todos los ángeles éramos buenos…. Cosa que debería de ser así, estaban equivocados, solo tenían que mirarme. Yo, un ángel, había abierto una herida, que quizás no sanase en mucho tiempo, en mi hermana. Era algo imposible ser “perfecto”, más bien, nadie lo era. No era difícil sentirse fuera de lugar, sentir que tu lugar no era ese, que debías estar en otro sitio. Quizás mis palabras de disculpa hacia sonrisa tenue solo le causasen más dolor, quizás era mejor dejar las cosas cómo estaban; Dejar que ella me ignorase, que no me mirase, que no me hablase, que hiciese ver que no existía. Era doloroso, pero me lo merecía. Solo pedía a los cielos que él no me abandonase.
Después de que mi mollera pensase en el posible paradero de mi violín, ande escaleras arriba, llegado así a la azotea. ¿Estaría ahí? Eso esperaba aunque era un lugar peculiar para un instrumento y más cuando su dueña no había posado ese lugar durante estos días. Bendita sea la presencia de la joven la cual podría aclararme si había visto un violín.
No fue una reacción que cualquiera puede esperar al hacer una pregunta; definitivamente los humanos eran extraños. Cada uno era un mundo diferente, nuevo, aún inexplorado. ¿Me daba las gracias por preguntarle? Era extrañamente peculiar. ¿Por qué me daba las gracias? ¿Qué había sido buena idea? Quizás era demasiado idiota para comprender las palabras de los humanos, claro, era eso. Kahori los entendía a la perfección, a cada uno… pero aún me pesan las palabras que dijo sobre mi humano. ¿Por qué podía comprender a todos y sin embargo a él no?
De la nada apareció un violín entre las manos de la joven chica, ¿Cómo había hecho eso? Me pillo desprevenida, no entendí para nada el porqué la muchacha decidió estamparlo contra el suelo barias veces. ¿Estaba molesta? Seguramente, y más seguro era su motivo de molestia; yo. No me extrañaba, había irrumpido en su momento de tranquilidad. ¿Por qué no puedo cruzarme con una persona y no causar problemas? Quizás mi simple existencia era para eso; molestar, molestar y molestar, aparte de herir a mis seres más preciados.
Me quedé en silenció pues no sabía bien que decir, simplemente observé a la joven, seguía al violín con la mirada, de arriba abajo, estrellándose contra el suelo y resquebrajando levemente. En realidad desquitarse de ese modo era mucho mejor que desquitarse con una persona, sin embargo los instrumentos musicales para mi tenían un significado especial; Gulfem. Todos y cada uno de ellos me recordaban a mi maestra. Cierto era que cada uno podía hacer con sus instrumentos lo que quisiesen; por lo que cerré el pico, dejando que la joven liberase su rabia.
Al parecer la joven no había visto mi violín por ninguna parte. ¿Eso me relajaba o me entristecía? Puede que un poco de ambos, dudo que la joven, en caso de que hubiese visto mi violín, lo hubiese utilizado cómo a este pobre, pero nunca se podía saber. Si no estaba en la azotea… ¿Dónde podría estar? Quizás me hubiese sumergido más en mis pensamientos de no ser porque la muchacha capto mi atención al prestarse voluntaria.
Qué descuido el mío! No me había presentado y la joven se ofrecía a ayudarme en la búsqueda de mi preciado violín. Lo hice sin perder más tiempo, me presenté. Poco después, la muchacha se presentó con el nombre de Nidhogg, un nombre extraño pero realmente bonito. Creo que era la primera vez que lo oía. Sus palabras eran extrañas pero muy interesantes. ¿Podía ayudarme a encontrar el violín? ¿Seguro que lo podría encontrar por el vínculo que tenía con dicho instrumento?
- Significa mucho para mí.- ¿Cómo podría encontrarlo? A cada segundo que pasaba sin él, me sentía más sola, más perdida, me sentía menos cercana a Gulfem. ¿Eso era mi violín para mí? ¿Un lazo que me unía con mi maestra en los cielos? Quizás por eso no podía dejar a mi violín de lado, quizás por eso lo trataba cómo un ser vivo, al que mimaba y adoraba. ¿Ahora seguía siendo lo mismo? Recuerdo que la primera vez que me escondieron el violín, me desespere al no encontrarlo y abracé tan fuerte a Ryouta-san por encontrarlo que un poco más y el joven deja de respirar. – Te agradecería de corazón si pudieses encontrarlo – Ahora las cosas eran un poco distintas, me sentía mal sin mi violín pero…. El ansía que sentía al pensar que podría perder a mi humano; era mayor.
Después de que mi mollera pensase en el posible paradero de mi violín, ande escaleras arriba, llegado así a la azotea. ¿Estaría ahí? Eso esperaba aunque era un lugar peculiar para un instrumento y más cuando su dueña no había posado ese lugar durante estos días. Bendita sea la presencia de la joven la cual podría aclararme si había visto un violín.
No fue una reacción que cualquiera puede esperar al hacer una pregunta; definitivamente los humanos eran extraños. Cada uno era un mundo diferente, nuevo, aún inexplorado. ¿Me daba las gracias por preguntarle? Era extrañamente peculiar. ¿Por qué me daba las gracias? ¿Qué había sido buena idea? Quizás era demasiado idiota para comprender las palabras de los humanos, claro, era eso. Kahori los entendía a la perfección, a cada uno… pero aún me pesan las palabras que dijo sobre mi humano. ¿Por qué podía comprender a todos y sin embargo a él no?
De la nada apareció un violín entre las manos de la joven chica, ¿Cómo había hecho eso? Me pillo desprevenida, no entendí para nada el porqué la muchacha decidió estamparlo contra el suelo barias veces. ¿Estaba molesta? Seguramente, y más seguro era su motivo de molestia; yo. No me extrañaba, había irrumpido en su momento de tranquilidad. ¿Por qué no puedo cruzarme con una persona y no causar problemas? Quizás mi simple existencia era para eso; molestar, molestar y molestar, aparte de herir a mis seres más preciados.
Me quedé en silenció pues no sabía bien que decir, simplemente observé a la joven, seguía al violín con la mirada, de arriba abajo, estrellándose contra el suelo y resquebrajando levemente. En realidad desquitarse de ese modo era mucho mejor que desquitarse con una persona, sin embargo los instrumentos musicales para mi tenían un significado especial; Gulfem. Todos y cada uno de ellos me recordaban a mi maestra. Cierto era que cada uno podía hacer con sus instrumentos lo que quisiesen; por lo que cerré el pico, dejando que la joven liberase su rabia.
Al parecer la joven no había visto mi violín por ninguna parte. ¿Eso me relajaba o me entristecía? Puede que un poco de ambos, dudo que la joven, en caso de que hubiese visto mi violín, lo hubiese utilizado cómo a este pobre, pero nunca se podía saber. Si no estaba en la azotea… ¿Dónde podría estar? Quizás me hubiese sumergido más en mis pensamientos de no ser porque la muchacha capto mi atención al prestarse voluntaria.
Qué descuido el mío! No me había presentado y la joven se ofrecía a ayudarme en la búsqueda de mi preciado violín. Lo hice sin perder más tiempo, me presenté. Poco después, la muchacha se presentó con el nombre de Nidhogg, un nombre extraño pero realmente bonito. Creo que era la primera vez que lo oía. Sus palabras eran extrañas pero muy interesantes. ¿Podía ayudarme a encontrar el violín? ¿Seguro que lo podría encontrar por el vínculo que tenía con dicho instrumento?
- Significa mucho para mí.- ¿Cómo podría encontrarlo? A cada segundo que pasaba sin él, me sentía más sola, más perdida, me sentía menos cercana a Gulfem. ¿Eso era mi violín para mí? ¿Un lazo que me unía con mi maestra en los cielos? Quizás por eso no podía dejar a mi violín de lado, quizás por eso lo trataba cómo un ser vivo, al que mimaba y adoraba. ¿Ahora seguía siendo lo mismo? Recuerdo que la primera vez que me escondieron el violín, me desespere al no encontrarlo y abracé tan fuerte a Ryouta-san por encontrarlo que un poco más y el joven deja de respirar. – Te agradecería de corazón si pudieses encontrarlo – Ahora las cosas eran un poco distintas, me sentía mal sin mi violín pero…. El ansía que sentía al pensar que podría perder a mi humano; era mayor.
- off:
- Perdón por la demora D:
Invitado- Invitado
Re: Tomando el aire [priv Haru]
Su olfato la había avisado de que no era una Midgardiana, al menos no una común. Por lo pronto podría decir que venía de un reino espiritual, pero no tenía conocimientos suficientes como para decir cual sería ni que características poseía. La presencia de Haru era relajante, tranquila, pero no sospechaba que pudiese ser un ángel.
Su entendimiento de la sociedad Midgardiana era pésimo, así que no le resultó extraño ensañarse con un pobre violín que ella misma había creado, aunque era obvio que no era un comportamiento muy normal. Pero sin duda romper algo cuando se está irritado por algo es la mejor de las terapias antiestrés que se puedan usar. De no ser porque su fuerza es muy ínfima, el destrozo habría sido mayor… O por lo menos más notable.
La sorpresa de la alumna era evidente debido a que desde el primer momento Nidhogg ya actuaba de una manera un tanto peculiar. La dragona era extraña para todos por lo general, pero ella aún no se daba cuenta plenamente de ello; por el momento no la habían marginado debido a ello… Siempre que la habían marginado era por sus orígenes, no por su peculiar forma de actuar. Resulta curioso pensar que la mayoría de los que la tachan de monstruo o simplemente enemigo evidente no suelen saber ni de lejos como es realmente y muy probablemente nunca lo sepan, estando tan ocupados en odiarla.
La joven parecía tener realmente un vinculo fuerte con el violín que fuese. Un vinculo emocional con respecto a un objeto material era algo que resultaba curioso a ojos de la profesora. Como era capaz de crear la materia a voluntad, solo los objetos con un vinculo personal podían ser destacables sobre otros.
Activo su percepción espacial, disfrutando de todo lo que era capaz de ver antes de centrarse en donde se encontraban, terminando por centrarse en Haru y las conexiones que tenía con objetos materiales. Efectivamente había un vinculo muy fuerte que fue siguiendo hasta llegar al lugar donde se encontraba cierto objeto. Analizándolo determinó que si que era un violín, y se encontraba perdido en un rincón extraño de una habitación.
- Creo que ya lo tengo. Parece estar detrás de un armario en un habitación… Espera, te lo enseño- Envió una imagen mental de lo que había visto para que confirmase que era el objeto buscado.- ¿Es ese?
Mientras esperaba una respuesta, empezó a analizar los alrededores del violín, es decir, la habitación donde se encontraba. Nidhogg no sabía lo que era el espacio vital, aunque podía comprender el que alguien quisiera privacidad con respecto a donde vivía, pero lo que estaba investigando no era por cotillear nada más. Solo quería asegurarse de poder reconocer la habitación más tarde. En esta habitación solamente era capaz de ver lo mínimo, objetos. No sabía distinguir a alguien ordenado de alguien desordenado, y mucho menos podría deducir la personalidad de una persona por su habitación. Observó unas cuantas cosas que le parecieron interesantes y otras que la dejaron igual, pero se hizo una idea de cómo era el lugar y con eso bastaba.
Se centró nuevamente en la alumna, creyendo que si que había encontrado el objeto adecuado, por lo que le sonrió ampliamente.
- Espero haberte sido de ayuda. Si no sabes en que habitación podría estar, te puedo acompañar si quieres.
Se dio cuenta de repente de que era extraño que una alumna entrase en la azotea justo después de que sonase el timbre ¿Estaba llegando tarde a clase o se había saltado la anterior? ¿Debería decir que se fuera a clase? No podía porque no sabía si había clase en ese momento y también porque ya se había ofrecido a ayudarla. No le quedaba mas remedio que intentar terminar con el problema lo antes posible y enterarse en cuanto pudiera de lo que había indicado el timbre.
Su entendimiento de la sociedad Midgardiana era pésimo, así que no le resultó extraño ensañarse con un pobre violín que ella misma había creado, aunque era obvio que no era un comportamiento muy normal. Pero sin duda romper algo cuando se está irritado por algo es la mejor de las terapias antiestrés que se puedan usar. De no ser porque su fuerza es muy ínfima, el destrozo habría sido mayor… O por lo menos más notable.
La sorpresa de la alumna era evidente debido a que desde el primer momento Nidhogg ya actuaba de una manera un tanto peculiar. La dragona era extraña para todos por lo general, pero ella aún no se daba cuenta plenamente de ello; por el momento no la habían marginado debido a ello… Siempre que la habían marginado era por sus orígenes, no por su peculiar forma de actuar. Resulta curioso pensar que la mayoría de los que la tachan de monstruo o simplemente enemigo evidente no suelen saber ni de lejos como es realmente y muy probablemente nunca lo sepan, estando tan ocupados en odiarla.
La joven parecía tener realmente un vinculo fuerte con el violín que fuese. Un vinculo emocional con respecto a un objeto material era algo que resultaba curioso a ojos de la profesora. Como era capaz de crear la materia a voluntad, solo los objetos con un vinculo personal podían ser destacables sobre otros.
Activo su percepción espacial, disfrutando de todo lo que era capaz de ver antes de centrarse en donde se encontraban, terminando por centrarse en Haru y las conexiones que tenía con objetos materiales. Efectivamente había un vinculo muy fuerte que fue siguiendo hasta llegar al lugar donde se encontraba cierto objeto. Analizándolo determinó que si que era un violín, y se encontraba perdido en un rincón extraño de una habitación.
- Creo que ya lo tengo. Parece estar detrás de un armario en un habitación… Espera, te lo enseño- Envió una imagen mental de lo que había visto para que confirmase que era el objeto buscado.- ¿Es ese?
Mientras esperaba una respuesta, empezó a analizar los alrededores del violín, es decir, la habitación donde se encontraba. Nidhogg no sabía lo que era el espacio vital, aunque podía comprender el que alguien quisiera privacidad con respecto a donde vivía, pero lo que estaba investigando no era por cotillear nada más. Solo quería asegurarse de poder reconocer la habitación más tarde. En esta habitación solamente era capaz de ver lo mínimo, objetos. No sabía distinguir a alguien ordenado de alguien desordenado, y mucho menos podría deducir la personalidad de una persona por su habitación. Observó unas cuantas cosas que le parecieron interesantes y otras que la dejaron igual, pero se hizo una idea de cómo era el lugar y con eso bastaba.
Se centró nuevamente en la alumna, creyendo que si que había encontrado el objeto adecuado, por lo que le sonrió ampliamente.
- Espero haberte sido de ayuda. Si no sabes en que habitación podría estar, te puedo acompañar si quieres.
Se dio cuenta de repente de que era extraño que una alumna entrase en la azotea justo después de que sonase el timbre ¿Estaba llegando tarde a clase o se había saltado la anterior? ¿Debería decir que se fuera a clase? No podía porque no sabía si había clase en ese momento y también porque ya se había ofrecido a ayudarla. No le quedaba mas remedio que intentar terminar con el problema lo antes posible y enterarse en cuanto pudiera de lo que había indicado el timbre.
- Spoiler:
- Off: No te preocupes. Siento no tener una respuesta más larga, pero es que ya no daba más de mí .w.
Última edición por Nidhogg el Dom Mar 23, 2014 2:30 pm, editado 1 vez
Invitado- Invitado
Re: Tomando el aire [priv Haru]
Había miles de humanos en la Tierra, tantos cómo ángeles en el cielo y demonios en el infierno. Todas y cada una de estas especies decían no tener similitudes con las anteriores pero ¿era eso cierto? Un Ángel podía ser parecido a un demonio, podía corromperse con el paso del tiempo y hacer que sus alas ennegrecieran y su aureola callera. Un demonio podía, por influencia o no, volverse tan bueno con alguien como si este hubiese descendido de los cielos y no emergiese del subsuelo. Todos se parecían, no había una línea predefinida que dijese “Nunca os asemejaréis” Pero ¿Un ángel podía pasar a Humano? Con migo tenían la prueba de eso ¿cómo si no había preferido la compañía de un joven humano a la de mi propia hermana?
Quizás podía enmendar el mal ya causado en el fondo de Sonrisa tenue, quizás, si le decía de regresar con ella, todo volvería a la normalidad. A sabiendas de eso ¿Por qué no lo intentaba? La respuesta era simple, mi egoísmo no me permitía alejarme del lado de ese muchacho, esa calidez y felicidad que este me brindaba con tan solo respirar.
Me preguntaba…. La joven que tenía ante mí parecía obrar magia y quizás… ¿conocería ella algún conjuro para que, tanto el joven humano como Kahori, fuesen felices? Me gustaría mucho preguntarle pero no me veía capaz de formular dicha cuestión ya que, en mi mente sabía que era imposible.
Presté más atención a las palabras de la joven la cual parecía haber encontrado mi violín, al parecer este estaba, o se creía que su paradero era, tras un armario de una habitación. Justo cuando la joven Nidhogg me dijo que me lo mostraría, en mi mente apareció una imagen de mi violín tras el armario de una habitación. Lo observé con nitidez, era ese, si, no había duda alguna.
-¡Si! ¡Muchas gracias! No sé como agradecértelo ya que siento que la simple palabrería no será suficiente. – Mis actos fueron un impulso incontrolable, esta chica había encontrado mi preciado violín y por ello sentía tanta felicidad que no controlaba siquiera mi modo de parpadear. Me acerqué a la joven mientras le propinaba un buen abrazo, claro que no aplique demasiada fuerza en ello. –Realmente le doy las gracias, si necesita algo, si quiere algo o algún día requiere ayuda, no dude en preguntarme, estaré aquí para lo que desee. – Me despegué de la muchacha con una amplia sonrisa, mostrando mis dientes de manera infantil.
Pero…. ¿qué habitación era? No sabía siquiera si era mi habitación o simplemente era la de la persona que se había tomado la molestia de haber escondido mi violín. ¿Cómo lo iba a encontrar? Me sabía mal pedirle nuevamente ayuda a Nidhogg, quizás esta quisiese regresar a clases ahora que el timbre había sonado, aunque había dicho que me podía acompañar si no sabía de qué habitación se trataba.
Miré el suelo, ciertamente avergonzada y después volví a alzar la mirada hacia el rostro de la joven. ¿Puedo pedirle que me acompañe?¿No sería eso algo descarado?¿No me estaría aprovechando de su amabilidad? Tomé aire, recargándome de valor.
- Si no es mucha molestia, me gustaría que me acompañase -Al decir eso, mi cuerpo se había inclinado hacia delante y cualquiera que nos viese o bien pensaría que le estaba pidiendo perdón o bien que me estaba declarando culpable de amarla y por ende pidiéndole la mano para adentrarnos en un sagrado matrimonio. Qué cosas más peculiares podía llegar a pensar, era obvio que a nadie se le ocurriría la segunda opción… ¿O sí?
Quizás podía enmendar el mal ya causado en el fondo de Sonrisa tenue, quizás, si le decía de regresar con ella, todo volvería a la normalidad. A sabiendas de eso ¿Por qué no lo intentaba? La respuesta era simple, mi egoísmo no me permitía alejarme del lado de ese muchacho, esa calidez y felicidad que este me brindaba con tan solo respirar.
Me preguntaba…. La joven que tenía ante mí parecía obrar magia y quizás… ¿conocería ella algún conjuro para que, tanto el joven humano como Kahori, fuesen felices? Me gustaría mucho preguntarle pero no me veía capaz de formular dicha cuestión ya que, en mi mente sabía que era imposible.
Presté más atención a las palabras de la joven la cual parecía haber encontrado mi violín, al parecer este estaba, o se creía que su paradero era, tras un armario de una habitación. Justo cuando la joven Nidhogg me dijo que me lo mostraría, en mi mente apareció una imagen de mi violín tras el armario de una habitación. Lo observé con nitidez, era ese, si, no había duda alguna.
-¡Si! ¡Muchas gracias! No sé como agradecértelo ya que siento que la simple palabrería no será suficiente. – Mis actos fueron un impulso incontrolable, esta chica había encontrado mi preciado violín y por ello sentía tanta felicidad que no controlaba siquiera mi modo de parpadear. Me acerqué a la joven mientras le propinaba un buen abrazo, claro que no aplique demasiada fuerza en ello. –Realmente le doy las gracias, si necesita algo, si quiere algo o algún día requiere ayuda, no dude en preguntarme, estaré aquí para lo que desee. – Me despegué de la muchacha con una amplia sonrisa, mostrando mis dientes de manera infantil.
Pero…. ¿qué habitación era? No sabía siquiera si era mi habitación o simplemente era la de la persona que se había tomado la molestia de haber escondido mi violín. ¿Cómo lo iba a encontrar? Me sabía mal pedirle nuevamente ayuda a Nidhogg, quizás esta quisiese regresar a clases ahora que el timbre había sonado, aunque había dicho que me podía acompañar si no sabía de qué habitación se trataba.
Miré el suelo, ciertamente avergonzada y después volví a alzar la mirada hacia el rostro de la joven. ¿Puedo pedirle que me acompañe?¿No sería eso algo descarado?¿No me estaría aprovechando de su amabilidad? Tomé aire, recargándome de valor.
- Si no es mucha molestia, me gustaría que me acompañase -Al decir eso, mi cuerpo se había inclinado hacia delante y cualquiera que nos viese o bien pensaría que le estaba pidiendo perdón o bien que me estaba declarando culpable de amarla y por ende pidiéndole la mano para adentrarnos en un sagrado matrimonio. Qué cosas más peculiares podía llegar a pensar, era obvio que a nadie se le ocurriría la segunda opción… ¿O sí?
- off:
- Siento mucho la demora ;m; pero por fin respondí ;W;
Perdone la poca largada del tema y espero no tardarme tanto en responderle de ahora en adelante ;w;
Invitado- Invitado
Re: Tomando el aire [priv Haru]
En el tiempo que había permanecido en aquel mundo, había aprendido que los midgardianos tenían muchas creencias distintas, creencias de todo tipo que desencadenaban en religiones de muchos tipos también, al igual que otras se llegaban a olvidar o se consideraban mitologías según se iban dejando de lado. Había ciertos patrones en común en aquellas creencias, como por ejemplo el creador de todo; los dioses, ángeles u otro tipo de seres, inferiores a este creador; los grandes poderes que cada uno tuviese; Las plegarias y peticiones que se pidiesen a cada uno por separado.
Siendo parte de la llamada mitología nórdica, toda aquella información resultaba curiosa, pero ¿En qué punto se encontraba ella? En ciertas creencias se daban bandos enfrentados, como los Jotuns, llamados también gigantes de hielo, y los Æsir, los habitantes de Asgard, pero Nidhogg no tenía nada que ver con unos ni con otros en realidad; No era originaria de ninguno de los nueve mundos ni tenía un papel significativo, solo se le mencionaba como la dragona que atormentaría las almas caídas durante el Ragnarok, aunque al parecer se había librado de ese destino.
Para los magos ancestrales, estas creencias tenían un significado aún mayor en su conjunto. Todos los pensamientos e ideas tenían su lugar en la Umbra de una o mil maneras distintas, dependiendo de que fuera y de cuantos compartían, comparten o compartirán la creencia en cuestión.
¿Qué importancia tenía en aquel momento todo ese hilo de pensamiento? Toda; Había conseguido diferenciar un olor puro de el mundo humano procedente de la alumna que tenía delante ¿Era una mestiza? ¿Había cambiado su esencia en alguna ocasión? ¿O sería tan solo que llevaba mucho en Midgard?
Si por algo se caracterizaba la profesora pequeña en estatura era por su curiosidad; Por fortuna o desgracia, las preguntas que había estado apunto de formularle se disiparon cuando la contraria le agradeció la ayuda con tanto énfasis y fue abrazada de pronto; No se lo había esperado ni tuvo demasiado tiempo para reaccionar, además se puso nerviosa, no supo que hacer en primera instancia ni corresponder el gesto. “Es una forma de afecto en este mundo, recuérdalo, acostúmbrate y no seas idiota” Se recriminó a si misma y correspondió la sonrisa tan bien como pudo.
Lo que ocurrió a continuación fue incluso más inesperado, porque aunque ya se había ofrecido a acompañarla, Haru lo pidió de todas formas inclinándose hacia delante ¿Por qué motivo hacía eso? No era algo que le hubiese pasado con anterioridad y, aunque la joven era más alta que Nidhogg, aquel gesto era excesivo ¿Era tal vez una burla a su tamaño? ¿Le estaba pidiendo la ayuda a sus zapatos por algún motivo? ¿O es que no se atrevía a mirarla a los ojos mientras le pedía aquello? No tenía ni idea, así que decidió agacharse y ponerse bajo la pelicastaña para poder mirarla a los ojos al responder.
- Claro que iré… ¿Por qué estás en esa postura? -No pudo contener la pregunta; Mucho antes de recibir una respuesta se dirigía a la salida de la azotea, dispuesta a guiar tanto como hiciese falta a la alumna- ¡Vamos! ¡Ese violín no se va a encontrar solo! -Dijo animada mientras visualizaba una vez más el lugar a donde iban.
Siendo parte de la llamada mitología nórdica, toda aquella información resultaba curiosa, pero ¿En qué punto se encontraba ella? En ciertas creencias se daban bandos enfrentados, como los Jotuns, llamados también gigantes de hielo, y los Æsir, los habitantes de Asgard, pero Nidhogg no tenía nada que ver con unos ni con otros en realidad; No era originaria de ninguno de los nueve mundos ni tenía un papel significativo, solo se le mencionaba como la dragona que atormentaría las almas caídas durante el Ragnarok, aunque al parecer se había librado de ese destino.
Para los magos ancestrales, estas creencias tenían un significado aún mayor en su conjunto. Todos los pensamientos e ideas tenían su lugar en la Umbra de una o mil maneras distintas, dependiendo de que fuera y de cuantos compartían, comparten o compartirán la creencia en cuestión.
¿Qué importancia tenía en aquel momento todo ese hilo de pensamiento? Toda; Había conseguido diferenciar un olor puro de el mundo humano procedente de la alumna que tenía delante ¿Era una mestiza? ¿Había cambiado su esencia en alguna ocasión? ¿O sería tan solo que llevaba mucho en Midgard?
Si por algo se caracterizaba la profesora pequeña en estatura era por su curiosidad; Por fortuna o desgracia, las preguntas que había estado apunto de formularle se disiparon cuando la contraria le agradeció la ayuda con tanto énfasis y fue abrazada de pronto; No se lo había esperado ni tuvo demasiado tiempo para reaccionar, además se puso nerviosa, no supo que hacer en primera instancia ni corresponder el gesto. “Es una forma de afecto en este mundo, recuérdalo, acostúmbrate y no seas idiota” Se recriminó a si misma y correspondió la sonrisa tan bien como pudo.
Lo que ocurrió a continuación fue incluso más inesperado, porque aunque ya se había ofrecido a acompañarla, Haru lo pidió de todas formas inclinándose hacia delante ¿Por qué motivo hacía eso? No era algo que le hubiese pasado con anterioridad y, aunque la joven era más alta que Nidhogg, aquel gesto era excesivo ¿Era tal vez una burla a su tamaño? ¿Le estaba pidiendo la ayuda a sus zapatos por algún motivo? ¿O es que no se atrevía a mirarla a los ojos mientras le pedía aquello? No tenía ni idea, así que decidió agacharse y ponerse bajo la pelicastaña para poder mirarla a los ojos al responder.
- Claro que iré… ¿Por qué estás en esa postura? -No pudo contener la pregunta; Mucho antes de recibir una respuesta se dirigía a la salida de la azotea, dispuesta a guiar tanto como hiciese falta a la alumna- ¡Vamos! ¡Ese violín no se va a encontrar solo! -Dijo animada mientras visualizaba una vez más el lugar a donde iban.
- Spoiler:
- Off: Perdona la tardanza y la poca calidad de post. Mi ordenador me odia y me borró dos veces el Word donde preparaba mi respuesta ;^;
Última edición por Nidhogg el Dom Mar 23, 2014 2:32 pm, editado 1 vez
Invitado- Invitado
Re: Tomando el aire [priv Haru]
Era curioso como la alegría abrumadora te hacía perder el control de tus actos, ahora mismo me sentía como en una nube de algodón, sentía que todo iba de bien a mejor y por ello podría ponerme a pegar brincos de alegría e incluso tomar a Nidhogg y propinarle otro fuerte abrazo.
Tontas ilusiones aparecían en mi mente, sabía que era una idiotez pensar que podía contentar a todo el mundo, que podía estar con mis seres más queridos para siempre puesto que siempre llega un día en que los caminos se bifurcan y la gente se separa.
Me preguntaba si eso me pasaría también con el joven humano, si los pasos que estaba dando ahora, en estos instantes, no eran equivocados. ¿Cómo no lo van a ser? Traicionar a los cielos por permanecer en este mundo de sufrimiento … pero si podía permanecer al lado de ese humano, nada más me importaba, podían arrancarme las alas de la manera más dolorosa posible, podían borrar mis recuerdos….. a pesar de que eso implicase olvidar a Sonrisa tenue ¡No pasa nada! Nuestra amistad no se basaba en los recuerdos, teníamos un vínculo que jamás se rompería aunque no nos reconociésemos la próxima vez que nos viésemos.
Ante mi reverencia, la joven muchacha que tenía delante, opto por agacharse y ponerse debajo de mí para contemplar mi rostro y preguntar el por qué de dicha postura. La verdad es que podría haberle pedido que me acompañase sin necesidad de hacer una reverencia pero ¿por qué cada vez que hablaba con alguien terminaba doblegándome para hacer una reverencia? ¿Por respeto? ¿Por temor a molestar? No… nunca me había hecho esa pregunta y ahora que Nidhogg había cuestionado mis actos… ni yo sabía cómo responderle a sus dudas puesto que esa cuestión también se había convertido en una de mis cuestiones.
No me hizo falta siquiera abrir la boca ya que mi pequeña compañera no espero a que de mis labios saliese palabra alguna. Nidhogg me indico que el violín no se encontraría por si solo, cosa que era lo más lógico. Me sorprendí, hacía instantes estaba eufórica porque había encontrado cómo dar con mi violín y ahora, por palabrería ajena, había dejado de preguntarme por el paradero de mi violín y me encontraba perdida en mis pensamientos, preguntándome por qué actuaba de esa forma tan formal con todos.
-Si, lo siento me ha pillado desprevenida y estaba en las nubes.- Sonreí tenuemente.- Ah! Pero si viene conmigo, usted no irá a clase y no quisiera que el profesor se enfadase con usted ya que es muy buena persona.- Ahora me encontraba en un dilema ¿Haría perder clases a esta joven chica por el mero hecho de que estaba buscando mi violín? ¿En qué cabeza entraba? Desde luego a veces, o mayoritariamente siempre, tenía ideas dignas de bombero. –Siento causarle tantas molestias, de verdad.- Y nuevamente, ahí iba otra de mis famosas reverencias. Eran casi un auto reflejo en mí. Desde que desperté en los cielos, desde que bajé a la Tierra, desde que hablo con alguien, siempre he hecho esto. ¿Por qué? ¿Sería este gesto el que solía hacer en mi vida humana? ¿Por qué lo haría? ¿Sería por respeto o le pediría a alguien perdón? No lo sé…
Miré a mi compañera, la verdad es que tenía la mirada perdida, toda yo andaba sumergida más y más. ¿Nidhogg tendría algún hechizo para saber sobre mi vida humana? Aunque lo tuviese no le podría preguntar, no podía delatar a mis superiores y menos aún a Sonrisa tenue.
¿Me devolverían mis recuerdos el día que me desterrasen de los cielos? ¿Me harían olvidar nuevamente mi vida pasada? ¿Qué pasaría si no tenía recuerdos? Empecé a sentir nauseas, temor de lo que podía pasar puesto que me acababa de dar cuenta de que no sabía si borrarían todos mis recuerdos incluyendo los que tenía de la Tierra y de todos a los que conocía o si simplemente borrarían todos aquellos relacionados con el cielo.
Tontas ilusiones aparecían en mi mente, sabía que era una idiotez pensar que podía contentar a todo el mundo, que podía estar con mis seres más queridos para siempre puesto que siempre llega un día en que los caminos se bifurcan y la gente se separa.
Me preguntaba si eso me pasaría también con el joven humano, si los pasos que estaba dando ahora, en estos instantes, no eran equivocados. ¿Cómo no lo van a ser? Traicionar a los cielos por permanecer en este mundo de sufrimiento … pero si podía permanecer al lado de ese humano, nada más me importaba, podían arrancarme las alas de la manera más dolorosa posible, podían borrar mis recuerdos….. a pesar de que eso implicase olvidar a Sonrisa tenue ¡No pasa nada! Nuestra amistad no se basaba en los recuerdos, teníamos un vínculo que jamás se rompería aunque no nos reconociésemos la próxima vez que nos viésemos.
Ante mi reverencia, la joven muchacha que tenía delante, opto por agacharse y ponerse debajo de mí para contemplar mi rostro y preguntar el por qué de dicha postura. La verdad es que podría haberle pedido que me acompañase sin necesidad de hacer una reverencia pero ¿por qué cada vez que hablaba con alguien terminaba doblegándome para hacer una reverencia? ¿Por respeto? ¿Por temor a molestar? No… nunca me había hecho esa pregunta y ahora que Nidhogg había cuestionado mis actos… ni yo sabía cómo responderle a sus dudas puesto que esa cuestión también se había convertido en una de mis cuestiones.
No me hizo falta siquiera abrir la boca ya que mi pequeña compañera no espero a que de mis labios saliese palabra alguna. Nidhogg me indico que el violín no se encontraría por si solo, cosa que era lo más lógico. Me sorprendí, hacía instantes estaba eufórica porque había encontrado cómo dar con mi violín y ahora, por palabrería ajena, había dejado de preguntarme por el paradero de mi violín y me encontraba perdida en mis pensamientos, preguntándome por qué actuaba de esa forma tan formal con todos.
-Si, lo siento me ha pillado desprevenida y estaba en las nubes.- Sonreí tenuemente.- Ah! Pero si viene conmigo, usted no irá a clase y no quisiera que el profesor se enfadase con usted ya que es muy buena persona.- Ahora me encontraba en un dilema ¿Haría perder clases a esta joven chica por el mero hecho de que estaba buscando mi violín? ¿En qué cabeza entraba? Desde luego a veces, o mayoritariamente siempre, tenía ideas dignas de bombero. –Siento causarle tantas molestias, de verdad.- Y nuevamente, ahí iba otra de mis famosas reverencias. Eran casi un auto reflejo en mí. Desde que desperté en los cielos, desde que bajé a la Tierra, desde que hablo con alguien, siempre he hecho esto. ¿Por qué? ¿Sería este gesto el que solía hacer en mi vida humana? ¿Por qué lo haría? ¿Sería por respeto o le pediría a alguien perdón? No lo sé…
Miré a mi compañera, la verdad es que tenía la mirada perdida, toda yo andaba sumergida más y más. ¿Nidhogg tendría algún hechizo para saber sobre mi vida humana? Aunque lo tuviese no le podría preguntar, no podía delatar a mis superiores y menos aún a Sonrisa tenue.
¿Me devolverían mis recuerdos el día que me desterrasen de los cielos? ¿Me harían olvidar nuevamente mi vida pasada? ¿Qué pasaría si no tenía recuerdos? Empecé a sentir nauseas, temor de lo que podía pasar puesto que me acababa de dar cuenta de que no sabía si borrarían todos mis recuerdos incluyendo los que tenía de la Tierra y de todos a los que conocía o si simplemente borrarían todos aquellos relacionados con el cielo.
- off:
- Siento la demora ;m; estaba con exámenes y no pude meterme mucho.
Invitado- Invitado
Re: Tomando el aire [priv Haru]
La felicidad de la pelicastaña se le contagió en cierta medida; Algo tendría que tener ese violín que lo hiciese tan especial, algo que no había sido capaz de ver a primera vista, aunque sí que había notado un vínculo fuerte entre instrumento y dueña. Seguramente tendrían una historia, pero incluso Nidhogg sabía que preguntar sobre ello sería indagar demasiado, por muy interesante que pudiera resultar o por mucho que pudiera conocer a una miembro de una especie con la que nunca había topado… Jo… Quiero saberlo todo… Pensó frustrada pero se contuvo al final.
No hubo respuesta en ningún momento a la pregunta, aunque pudiera entender que era debido sobre todo a que ella misma no había dejado tiempo para responder; Asumió de forma precipitada que el significado de la reverencia no era otro que el de ponerse por debajo de otros. Para ella tenía cierto sentido, ya que la reverencia había sido especialmente pronunciada, mas no por ello la dejaba de incomodar la sola idea ¿Y si alguien pensara lo que no es?
Al parecer la estudiante se había quedado pensativa, por alguna razón que no terminaba de captar y por la cual se mordió la lengua para no preguntar; Incluso la confundió con una alumna, cosa extraña a los ojos de la morena, pues ni tan siquiera llevaba el uniforme ¿Cómo se habría podido confundir? Tampoco es que fuese la primera en cometer el error, debería averiguar el porqué de esto.
-No soy alumna de la academia, soy profesora de Magia Ancestral -Aclaró con paciencia y dominó con dificultad su impulso de rogarle que se matriculara en su asignatura- ¿Por qué crees que soy alumna?
A decir verdad, si el timbre indicaba el inicio de clases tal como decía Haru ¿No debería, como profesora, mandarla a su aula? Se puso a analizar los hechos para llegar a la conclusión más lógica: Primero, la había encontrado buscando un violín en la azotea, el cómo podría haber llegado a parar allí era algo muy distinto; Segundo, el violín significaba mucho para la joven; Tercero, parecía arrepentirse de molestar a cualquier persona aunque aún no hubiera molestado a nadie e incluso se preocupaba porque otros no faltasen a sus clases. Solo había dos explicaciones plausibles para la dragona, o tenía clase de música y necesitaba el violín para esta o bien no tenía clases aquella hora y, durante este tiempo libre, se centraba en buscar su instrumento. La segunda reverencia le confirmaba a su modo de ver las cosas que solo podían ser estas dos explicaciones.
- Creo que lo mejor será encontrar tu violín cuanto antes -Dijo decidida, aunque no lo suficiente como para usar su magia y hacerlo aparecer en sus brazos ¿La razón? Porque eso solo sería mera comodidad y ni era recomendable para ningún mago ni quería arriesgarse a enfadar al guardián de Midgard con semejantes exhibiciones de poder- Si nos damos un poco de prisa, puede que no llegues demasiado tarde a tu clase…
Como tenía pensado que iban a ir a cierta velocidad se preparó, mágicamente hablando; Aún no dominaba a la perfección eso de andar sobre dos patas, al menos no lo suficiente como para correr por las escaleras sin caerse, así que optaría por deslizarse por la barandilla y recurriría a un poco de su magia, estaría justificado… O lo habría estado de no haber notado a la alumna un tanto pálida ¿Estaría enferma? Antes de formular la pregunta se acercó a ella tan rápido como fue capaz, de tal manera que cayó encima de la contraria al tropezar consigo misma; Por suerte, no pesaba lo suficiente como para tirar así a otra persona al suelo, de hecho, prácticamente no pesaba nada, así que tras recuperarse del traspiés, sus ojos se volvieron dorados y usando la esfera de Vida, observó si se encontraba bien de salud. Su diagnóstico inicial eran simples mareos, aunque no supiera que lo pudiera provocar.
-¿Estás bien? –Preguntó al fin sin poder esconder su expresión preocupada.
No hubo respuesta en ningún momento a la pregunta, aunque pudiera entender que era debido sobre todo a que ella misma no había dejado tiempo para responder; Asumió de forma precipitada que el significado de la reverencia no era otro que el de ponerse por debajo de otros. Para ella tenía cierto sentido, ya que la reverencia había sido especialmente pronunciada, mas no por ello la dejaba de incomodar la sola idea ¿Y si alguien pensara lo que no es?
Al parecer la estudiante se había quedado pensativa, por alguna razón que no terminaba de captar y por la cual se mordió la lengua para no preguntar; Incluso la confundió con una alumna, cosa extraña a los ojos de la morena, pues ni tan siquiera llevaba el uniforme ¿Cómo se habría podido confundir? Tampoco es que fuese la primera en cometer el error, debería averiguar el porqué de esto.
-No soy alumna de la academia, soy profesora de Magia Ancestral -Aclaró con paciencia y dominó con dificultad su impulso de rogarle que se matriculara en su asignatura- ¿Por qué crees que soy alumna?
A decir verdad, si el timbre indicaba el inicio de clases tal como decía Haru ¿No debería, como profesora, mandarla a su aula? Se puso a analizar los hechos para llegar a la conclusión más lógica: Primero, la había encontrado buscando un violín en la azotea, el cómo podría haber llegado a parar allí era algo muy distinto; Segundo, el violín significaba mucho para la joven; Tercero, parecía arrepentirse de molestar a cualquier persona aunque aún no hubiera molestado a nadie e incluso se preocupaba porque otros no faltasen a sus clases. Solo había dos explicaciones plausibles para la dragona, o tenía clase de música y necesitaba el violín para esta o bien no tenía clases aquella hora y, durante este tiempo libre, se centraba en buscar su instrumento. La segunda reverencia le confirmaba a su modo de ver las cosas que solo podían ser estas dos explicaciones.
- Creo que lo mejor será encontrar tu violín cuanto antes -Dijo decidida, aunque no lo suficiente como para usar su magia y hacerlo aparecer en sus brazos ¿La razón? Porque eso solo sería mera comodidad y ni era recomendable para ningún mago ni quería arriesgarse a enfadar al guardián de Midgard con semejantes exhibiciones de poder- Si nos damos un poco de prisa, puede que no llegues demasiado tarde a tu clase…
Como tenía pensado que iban a ir a cierta velocidad se preparó, mágicamente hablando; Aún no dominaba a la perfección eso de andar sobre dos patas, al menos no lo suficiente como para correr por las escaleras sin caerse, así que optaría por deslizarse por la barandilla y recurriría a un poco de su magia, estaría justificado… O lo habría estado de no haber notado a la alumna un tanto pálida ¿Estaría enferma? Antes de formular la pregunta se acercó a ella tan rápido como fue capaz, de tal manera que cayó encima de la contraria al tropezar consigo misma; Por suerte, no pesaba lo suficiente como para tirar así a otra persona al suelo, de hecho, prácticamente no pesaba nada, así que tras recuperarse del traspiés, sus ojos se volvieron dorados y usando la esfera de Vida, observó si se encontraba bien de salud. Su diagnóstico inicial eran simples mareos, aunque no supiera que lo pudiera provocar.
-¿Estás bien? –Preguntó al fin sin poder esconder su expresión preocupada.
- Spoiler:
- Off: Perdona la tardanza, mi ordenador se estropeó y me esta costando ponerme al día >_<
Última edición por Nidhogg el Dom Mar 23, 2014 2:36 pm, editado 1 vez
Invitado- Invitado
Re: Tomando el aire [priv Haru]
Me sorprendió, más bien no pude creer que ésta joven no era una alumna del centro ¿en serio? Bueno…. Sabía que no se podía juzgar por las apariencias y lo que había hecho estaba mal. ¿Se habría ofendido por haberla confundido con una estudiante? Esperaba que no puesto que, después de que me estaba ayudando, no quería molestarla ni hacer que ésta se sintiese mal por su apariencia. En realidad ¿no era bueno? Quiero decir, ¡Se conserva muy bien! Oh… una profesora… ¿de magia? ¡De magia! ¿Podría apuntarme a sus clases? Si lo hacía ¡Podía solucionar muchas cosas! ¡Podría mantener la felicidad de Kahori y la de Kumagawa-san! Pero ahora que lo pensaba mejor ¿podría lanzar un hechizo para garantizar la felicidad de las personas? Dudaba que existiese una magia así, quiero decir, si existía ¿por qué nadie la había utilizado hasta el momento?
- ¡Oh! Lamento mucho mi equivocación, dejé que su aspecto me guiase y terminé pensando que era una estudiante más, no sabía que podían haber profesores tan jóvenes en la academia.- Miré a la joven llena de curiosidad. ¿Podría atender alguna de sus clases o debía estar en un curso superior para poder hacerla? Quizás deba esforzarme más para pasar de curso y atender su asignatura. ¿Podría recuperar mis recuerdos con un hechizo?... ¿podría recordar a Kahori cuando ya no perteneciese a los cielos? Aunque encontrase un conjuro para recuperar mi memoria ¿de qué me serviría? O bien no recordaría para qué lo quería o, en el caso de que lo formulase, ardería en tristeza por no tenerla a mi lado. No todo se puede conseguir y eso era algo que debía meter en mi cabeza.
Sonreí ante las palabras de la profesora de magia, ¿qué importaba ya llegar a clase? Nada. ¿Por qué las atendía? Por mantener la esperanza de poder ver a Kahori. A pesar de que nuestras habitaciones estaban la una al lado de la otra…. Nunca veía a Sonrisa Tenue entrar o salir de ésta, ni tan siquiera la veía por los pasillos ni los sitios donde solía frecuentar. Bien, me había ganado a pulso que esto pasase, ya me dejo claro que no quería nada más conmigo aquel día pero ¿por qué insistía en verla? Aunque ella no me viese, no me importaba, simplemente deseaba poder ver que estaba bien pero Kahori parecía tener un radar “anti Haru” pegado y éste debía de pitar o mandar alguna señal avisando cuando estaba cerca.
Suspiré mientras me perdía más en mis pensamientos. Entre tanta negatividad un ángel…. O lo que quedaba de él, podía sentirse mal, como si estuviese enfermo, nauseas, mareos y muchos más eran los síntomas que parecían experimentar, al menos yo lo estaba sufriendo en estos momentos.
- Oh, sí, estoy bien, no se preocupe.- Mostré una pequeña sonrisa a la par que me proponía emprender la marcha. –¿Cómo son sus clases? Quiero decir, me parece muy curiosa la magia y me gustaría al menos poder ir de oyente a una de sus clases para ver realmente qué tipos de magias hay. Siempre me gusta ver como los “magos” de la Tierra hacen sus trucos aunque mucha gente me ha dicho que son simplemente ilusiones ópticas o tiene una respuesta lógica a todas esas hazañas. ¡Ah! Pero no la estoy comparando con uno de esos magos que aparecen en teatros, realmente me gusta la magia si con ésta se puede hacer feliz a la gente.- decidí cerrar mi bocaza porque ya nada de lo que decía lograba tener sentido alguno e incluso podría estar ofendiendo a Nidhogg con mis opiniones extrañas.
Poco después de repasar mis palabras me di cuenta de un gran error. Esperaba que no se percatase de lo de “magos de la Tierra” bien podía ser algún tipo de mago que hiciese trucos con tierra, sí, podía ser eso lo que pensase al menos eso era lo que esperaba. ¿Qué pasaría si se diese cuenta de que me refería a los humanos que se hacían pasar por magos? Bueno… Recuerdo que Kahori mintió sobre nuestra raza ante Ryouta-kun, le dijo que éramos epsilons para ocultar nuestra verdadera procedencia, fue difícil engañarle pues Ryouta-kun era muy listo y seguía creyendo que éramos ángeles.
Suspiré de nuevo, observando a la profesora y esperando a que ésta no se enfadase por mis palabras. Ladeé la cabeza mientras pensaba nuevamente en Kahori. Tenía tantos recuerdos de ella, tantas cosas buenas que no quería perder y sin embargo las estaba tirando por poder quedarme en este lugar, por un humano que me necesitaba.
Recordé las duras palabras de Sonrisa tenue, alegando la poca cordura de mi humano favorito, estaba resentida por eso pero no con ella pues sé que no lo dijo queriendo, que se vio obligada a decir todo eso por mis propios actos.
-¿Qué haría usted si una de las personas más importantes de su vida se marcha? ¿Cómo podría hacer feliz a dos personas? Una debe irse y la otra no puede marcharse ¿a quién debo elegir?- Me percaté de que le estaba formulando preguntas a Nidhogg, de las cuales ella o bien me decía que era imposible hacer felices a las dos o bien no sabría la respuesta. –¿Usted cree que sería cruel quedarse con la persona que no puede marcharse porque la necesita más que la otra?- Observé a la profesora. ¿Por qué le decía todo aquello? ¿Era una manera de desahogarme? ¿De aclarar mis dudas? Sin embargo…-Lo siento, no tenga en cuenta mis palabras, pensaba en alto.
- ¡Oh! Lamento mucho mi equivocación, dejé que su aspecto me guiase y terminé pensando que era una estudiante más, no sabía que podían haber profesores tan jóvenes en la academia.- Miré a la joven llena de curiosidad. ¿Podría atender alguna de sus clases o debía estar en un curso superior para poder hacerla? Quizás deba esforzarme más para pasar de curso y atender su asignatura. ¿Podría recuperar mis recuerdos con un hechizo?... ¿podría recordar a Kahori cuando ya no perteneciese a los cielos? Aunque encontrase un conjuro para recuperar mi memoria ¿de qué me serviría? O bien no recordaría para qué lo quería o, en el caso de que lo formulase, ardería en tristeza por no tenerla a mi lado. No todo se puede conseguir y eso era algo que debía meter en mi cabeza.
Sonreí ante las palabras de la profesora de magia, ¿qué importaba ya llegar a clase? Nada. ¿Por qué las atendía? Por mantener la esperanza de poder ver a Kahori. A pesar de que nuestras habitaciones estaban la una al lado de la otra…. Nunca veía a Sonrisa Tenue entrar o salir de ésta, ni tan siquiera la veía por los pasillos ni los sitios donde solía frecuentar. Bien, me había ganado a pulso que esto pasase, ya me dejo claro que no quería nada más conmigo aquel día pero ¿por qué insistía en verla? Aunque ella no me viese, no me importaba, simplemente deseaba poder ver que estaba bien pero Kahori parecía tener un radar “anti Haru” pegado y éste debía de pitar o mandar alguna señal avisando cuando estaba cerca.
Suspiré mientras me perdía más en mis pensamientos. Entre tanta negatividad un ángel…. O lo que quedaba de él, podía sentirse mal, como si estuviese enfermo, nauseas, mareos y muchos más eran los síntomas que parecían experimentar, al menos yo lo estaba sufriendo en estos momentos.
- Oh, sí, estoy bien, no se preocupe.- Mostré una pequeña sonrisa a la par que me proponía emprender la marcha. –¿Cómo son sus clases? Quiero decir, me parece muy curiosa la magia y me gustaría al menos poder ir de oyente a una de sus clases para ver realmente qué tipos de magias hay. Siempre me gusta ver como los “magos” de la Tierra hacen sus trucos aunque mucha gente me ha dicho que son simplemente ilusiones ópticas o tiene una respuesta lógica a todas esas hazañas. ¡Ah! Pero no la estoy comparando con uno de esos magos que aparecen en teatros, realmente me gusta la magia si con ésta se puede hacer feliz a la gente.- decidí cerrar mi bocaza porque ya nada de lo que decía lograba tener sentido alguno e incluso podría estar ofendiendo a Nidhogg con mis opiniones extrañas.
Poco después de repasar mis palabras me di cuenta de un gran error. Esperaba que no se percatase de lo de “magos de la Tierra” bien podía ser algún tipo de mago que hiciese trucos con tierra, sí, podía ser eso lo que pensase al menos eso era lo que esperaba. ¿Qué pasaría si se diese cuenta de que me refería a los humanos que se hacían pasar por magos? Bueno… Recuerdo que Kahori mintió sobre nuestra raza ante Ryouta-kun, le dijo que éramos epsilons para ocultar nuestra verdadera procedencia, fue difícil engañarle pues Ryouta-kun era muy listo y seguía creyendo que éramos ángeles.
Suspiré de nuevo, observando a la profesora y esperando a que ésta no se enfadase por mis palabras. Ladeé la cabeza mientras pensaba nuevamente en Kahori. Tenía tantos recuerdos de ella, tantas cosas buenas que no quería perder y sin embargo las estaba tirando por poder quedarme en este lugar, por un humano que me necesitaba.
Recordé las duras palabras de Sonrisa tenue, alegando la poca cordura de mi humano favorito, estaba resentida por eso pero no con ella pues sé que no lo dijo queriendo, que se vio obligada a decir todo eso por mis propios actos.
-¿Qué haría usted si una de las personas más importantes de su vida se marcha? ¿Cómo podría hacer feliz a dos personas? Una debe irse y la otra no puede marcharse ¿a quién debo elegir?- Me percaté de que le estaba formulando preguntas a Nidhogg, de las cuales ella o bien me decía que era imposible hacer felices a las dos o bien no sabría la respuesta. –¿Usted cree que sería cruel quedarse con la persona que no puede marcharse porque la necesita más que la otra?- Observé a la profesora. ¿Por qué le decía todo aquello? ¿Era una manera de desahogarme? ¿De aclarar mis dudas? Sin embargo…-Lo siento, no tenga en cuenta mis palabras, pensaba en alto.
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Re: Tomando el aire [priv Haru]
Muspelheim, hogar del fuego, del calor y contraparte de Niflheim, donde habitan los gigantes del fuego y se crearon el sol y las estrellas; Vanaheim, hogar de los Vanir, dioses junto a los Æsir, asociados con la fertilidad, la sabiduría y la capacidad de ver lo que acontecerá; Asgard, donde habitan los Æsir, el paraíso de la mitología nórdica, futuro solo para aquellos elegidos en la hora de su muerte, siendo a su vez los guerreros que lucharan por defender este reino en el fin del mundo; Alfheim, hogar de los elfos de la luz, lugar de magia y pureza; Svartalfheim, hogar de elfos oscuros y enanos por igual, situado en el interior de las montañas, donde las forjas son el modo de vida; Jotunheim, hogar de los gigantes de hielo, mayores enemigos de Asgard; Helheim, destino de los muertos; Niflheim, hogar de la niebla y el frío. La dragona conocía todos estos mundos a la perfección debido a que cierta ardilla la mantenía informada, sin embargo, en Mannheim, hogar de los hombres, las cosas habían cambiado tanto en tan poco, que resultaba que apenas sabía nada de estos.
¿De verdad tenía una apariencia tan juvenil? Al escoger esa forma que tenía, ni tan siquiera había pensado en los resultados a ese nivel, aunque si tenía claro que no quería tener un cuerpo que le dificultase la movilidad, y mucho menos uno de gran tamaño. Con un cuerpo pequeño, que cupiese en casi cualquier sitio, se conformaba; Bastante agobiada se había sentido cuando estuvo en las raíces del árbol de los mundos por su gran tamaño… Eso y que el mismo árbol le drenaba la vida de forma constante, cosa que no aún no la dejaba dormir con normalidad.
- En realidad, no soy joven -Se apresuro a explicar mientras alzaba ambas manos en gesto nervioso al no saber asimilar su halago- Es solo cosa de magia, la verdad es que… soy una dragona… bastante antigua… -Mencionó esto último no muy convencida; Un instinto primario que no sabía reconocer le decía que estas mismas palabras podrían servirle para incentivar el interés de muchas personas en su asignatura ¿A qué se debería ello?
Por su parte, no obtuvo respuesta alguna a su pregunta, tan solo una sonrisa y a una Haru perdida en sus pensamientos… La curiosidad de Nidhogg la tentaba a inspeccionar la mente de la alumna, pero sabía que no debía hacer aquello; Sin un motivo de peso, meterse en la mente de personas concretas era una invasión de la intimidad, el mayor, de hecho. Por otra parte ¡Se moría de ganas por saber que pasaba por su cabeza! ¿Cómo podía abstraerse de la realidad con semejante facilidad? La profesora sacudió la cabeza para repeler así sus planes de inspeccionar lo prohibido. Al menos parecía que la joven se encontraba bien, al menos así decía con sus palabras, y la dragona, ingenua de ella, se creyó esta afirmación inicial.
Hubo un giro en la conversación, tan repentino que la profesora se olvidó por completo de que tendría que enviar a la alumna a clases, o al menos eso se suponía que tendría que hacer ¿No? Aunque tampoco es que la fuesen a despedir por eso… ¿Verdad? Estas y otras cuestiones inquietarían a la pequeña dentro de unas horas, cuando se acordase de su despiste.
-¡Claro que puedes venir! Incluso podrías matricularte si quisieses -Dijo emocionada por poder proponerse así sin que pareciese una acosadora; La mención a los magos de la tierra y sus “trucos” o “ilusiones ópticas” la dejaron en el sitio; Que añadiera además que estos magos apareciesen en teatros la hizo forzar sus conocimientos en vano- Sé que pareceré una auténtica idiota, pero… ¿A qué magos te refieres? Nunca he estado en un teatro como para ver aparecer a ninguno y creo que los geomantes no se suelen dejar ver… -Ella sola se hace el lío y su confusión era más que evidente, casi se le podía imaginar que le saliese humo de la cabeza.
Una nueva pregunta apartó este tema; Una pregunta que le traía a la mente variedad de pensamientos; En primer lugar, no recordaba a nadie antes de ser capturada, y ni toda su potencia mágica podían contra lo que Yggdrasil le había hecho para neutralizar el bloqueo en aquellos recuerdos tan distantes; Cuando llegó a Midgard, apenas conocía a nadie y de estos, muchos la odiaban de tal manera que prefería no inmiscuir a otros, no obstante, había conseguido lo que a ella le parecía imposible: “hacer amigos” ¿Qué es lo que haría si Dan, su autoproclamado mejor amigo, se marchara? La sola idea la hizo estremecer ¿Por qué se marcharía? ¿Sería por haber hecho ella algo inapropiado (Cosa más que probable debido a su ignorancia)? ¿Sería porque todo el mal que había causado en su pasado le afectaba? ¿O sería otra cosa? ¿Le podría visitar, siquiera? Asumió que no… Y supo que le dejaría ir, aunque tuviese el corazón y el alma rotos, si esto era la mejor opción para él.
Aunque claro, esa era la respuesta que le valía a ella; El caso de Haru era más complicado y debía de tratarse desde otra perspectiva distinta. Alguien debía quedarse y otro marcharse, la elección sería acompañar a quien se va o quedarse con quien la necesita más… Una elección dura, demasiado dura. Si ella se viese en esa situación, se dividiría en dos para poder hacer ambas cosas, aunque solo fuese el tiempo suficiente como para ayudar y despedirse de esas dos personas antes de que Thor le diese muerte por este uso egoísta de un poder tan alto.
- No soy una experta en estos temas -Dijo con cautela, ignorando sus últimas palabras- Pero si debo entender que la persona que se marcha no puede quedarse de ninguna de las maneras, y la que se queda no se puede mover de ninguna de las maneras… Trataría de hablar con la que se marcha, la que menos me necesitara, y crearía un vínculo para estar siempre conectada a esa persona, para que la distancia no nos separase y que hubiese una promesa de que, en algún momento, sin duda alguna, nos volveríamos a encontrar…
Miró a la contraria de reojo por no saber cuan acertada o errada estaba… Seguro que daría una respuesta mejor si supiese los detalles, pero era obvio que este asunto era muy personal como para inmiscuirse.
¿De verdad tenía una apariencia tan juvenil? Al escoger esa forma que tenía, ni tan siquiera había pensado en los resultados a ese nivel, aunque si tenía claro que no quería tener un cuerpo que le dificultase la movilidad, y mucho menos uno de gran tamaño. Con un cuerpo pequeño, que cupiese en casi cualquier sitio, se conformaba; Bastante agobiada se había sentido cuando estuvo en las raíces del árbol de los mundos por su gran tamaño… Eso y que el mismo árbol le drenaba la vida de forma constante, cosa que no aún no la dejaba dormir con normalidad.
- En realidad, no soy joven -Se apresuro a explicar mientras alzaba ambas manos en gesto nervioso al no saber asimilar su halago- Es solo cosa de magia, la verdad es que… soy una dragona… bastante antigua… -Mencionó esto último no muy convencida; Un instinto primario que no sabía reconocer le decía que estas mismas palabras podrían servirle para incentivar el interés de muchas personas en su asignatura ¿A qué se debería ello?
Por su parte, no obtuvo respuesta alguna a su pregunta, tan solo una sonrisa y a una Haru perdida en sus pensamientos… La curiosidad de Nidhogg la tentaba a inspeccionar la mente de la alumna, pero sabía que no debía hacer aquello; Sin un motivo de peso, meterse en la mente de personas concretas era una invasión de la intimidad, el mayor, de hecho. Por otra parte ¡Se moría de ganas por saber que pasaba por su cabeza! ¿Cómo podía abstraerse de la realidad con semejante facilidad? La profesora sacudió la cabeza para repeler así sus planes de inspeccionar lo prohibido. Al menos parecía que la joven se encontraba bien, al menos así decía con sus palabras, y la dragona, ingenua de ella, se creyó esta afirmación inicial.
Hubo un giro en la conversación, tan repentino que la profesora se olvidó por completo de que tendría que enviar a la alumna a clases, o al menos eso se suponía que tendría que hacer ¿No? Aunque tampoco es que la fuesen a despedir por eso… ¿Verdad? Estas y otras cuestiones inquietarían a la pequeña dentro de unas horas, cuando se acordase de su despiste.
-¡Claro que puedes venir! Incluso podrías matricularte si quisieses -Dijo emocionada por poder proponerse así sin que pareciese una acosadora; La mención a los magos de la tierra y sus “trucos” o “ilusiones ópticas” la dejaron en el sitio; Que añadiera además que estos magos apareciesen en teatros la hizo forzar sus conocimientos en vano- Sé que pareceré una auténtica idiota, pero… ¿A qué magos te refieres? Nunca he estado en un teatro como para ver aparecer a ninguno y creo que los geomantes no se suelen dejar ver… -Ella sola se hace el lío y su confusión era más que evidente, casi se le podía imaginar que le saliese humo de la cabeza.
Una nueva pregunta apartó este tema; Una pregunta que le traía a la mente variedad de pensamientos; En primer lugar, no recordaba a nadie antes de ser capturada, y ni toda su potencia mágica podían contra lo que Yggdrasil le había hecho para neutralizar el bloqueo en aquellos recuerdos tan distantes; Cuando llegó a Midgard, apenas conocía a nadie y de estos, muchos la odiaban de tal manera que prefería no inmiscuir a otros, no obstante, había conseguido lo que a ella le parecía imposible: “hacer amigos” ¿Qué es lo que haría si Dan, su autoproclamado mejor amigo, se marchara? La sola idea la hizo estremecer ¿Por qué se marcharía? ¿Sería por haber hecho ella algo inapropiado (Cosa más que probable debido a su ignorancia)? ¿Sería porque todo el mal que había causado en su pasado le afectaba? ¿O sería otra cosa? ¿Le podría visitar, siquiera? Asumió que no… Y supo que le dejaría ir, aunque tuviese el corazón y el alma rotos, si esto era la mejor opción para él.
Aunque claro, esa era la respuesta que le valía a ella; El caso de Haru era más complicado y debía de tratarse desde otra perspectiva distinta. Alguien debía quedarse y otro marcharse, la elección sería acompañar a quien se va o quedarse con quien la necesita más… Una elección dura, demasiado dura. Si ella se viese en esa situación, se dividiría en dos para poder hacer ambas cosas, aunque solo fuese el tiempo suficiente como para ayudar y despedirse de esas dos personas antes de que Thor le diese muerte por este uso egoísta de un poder tan alto.
- No soy una experta en estos temas -Dijo con cautela, ignorando sus últimas palabras- Pero si debo entender que la persona que se marcha no puede quedarse de ninguna de las maneras, y la que se queda no se puede mover de ninguna de las maneras… Trataría de hablar con la que se marcha, la que menos me necesitara, y crearía un vínculo para estar siempre conectada a esa persona, para que la distancia no nos separase y que hubiese una promesa de que, en algún momento, sin duda alguna, nos volveríamos a encontrar…
Miró a la contraria de reojo por no saber cuan acertada o errada estaba… Seguro que daría una respuesta mejor si supiese los detalles, pero era obvio que este asunto era muy personal como para inmiscuirse.
Invitado- Invitado
Re: Tomando el aire [priv Haru]
A pesar de la apariencia de Nidhogg ésta resultaba ser, nada más y nada menos que, una docente del centro. Mirándola bien podría decir que aparentaba mi edad e incluso un poco menos ¿Los humanos podían ejercer de profesores a tan temprana edad? ¡Quizás la joven era una de esas personas a las que denominaban como “superdotado” y por lo cual le habían ofrecido un trabajo de enseñanza! O quizás era de aquellas personas que sufren de mal crecimiento ¿no? De todos modos no debía juzgarla por las apariencias. Después de pensarlo bastante, escuché las palabras de mi compañera. Desde luego, no entendí las palabras de la profesora. ¿Dice que no es joven? Pero si es como una niña ¿no? ¿Quizás tenga un don de conservación muy fuerte? Espera, ¿existían esos dones? Recordaba que en el cielo, el ángel más antiguo de todos, poseía el aspecto de un hombre de apenas treinta años pero entre los humanos… no creía que eso fuese posible.
Mis ojos se abrieron desmesuradamente a medida que Nidhogg me informaba de que era una dragona. ¡Una Dragona! Dios mío, acababa de conocer a una Dragona, ¿Qué hago? ¿Qué digo? Había acumulado mucha emoción por el mero hecho de haber conocido a una dragona, bueno en parte era algo normal ¿no? Quiero decir, nunca había conocido a ninguna otra especie que no fuesen humanos o humanos con rasgos animales y ¡Nunca pensé que conocería a un dragón! Estaba tan emocionada que tomé su mano derecha entre las mías mientras la agitaba de arriba abajo con bastante rapidez.
- ¡Qué emocionante! ¡Es a la primera dragona que conozco! Observé a la joven profesora con una sonrisa bien amplia. ¡Había conocido a una sirena pero nunca pensé que también conocería a un dragón! Pensé que quizás serían más de cuentos de hadas pero ¡Tenía a uno delante! Estaba tan emocionada que ni siquiera me daba cuenta de que aún sostenía la mano de Nidhogg y que posiblemente la estaba molestando con mis actos.
Tras mostrar curiosidad por la asignatura impartida por Nidhogg no pude evitar preguntarle si podría asistir yo a una de sus clases aunque fuese de oyente. Para mi suerte la joven maestra me anunció que podía ir e incluso matricularme. ¡Sería muy interesante ir a sus clases! Quizás diese con algo que me ayudara a dar con una respuesta que no hiciese daño a nadie aunque creo que es prácticamente imposible.
Tras hablar cual cotorra sobre los magos terráqueos, Nidhogg me desveló que ella nunca había ido a un teatro ni tan siquiera sabía de los magos de los que le estaba hablando y luego dijo algo sobre unos geonosequé. La miré ligeramente sorprendida a la par que aliviada por no haber dicho nada que la ofendiese.
-¡Oh! No se preocupe, tampoco he ido a un teatro aunque parezca extraño y bueno… no sé quiénes son los…. Geo… Geo… Bueno, a quien usted ha mencionado, la verdad es que los magos de la tierra son personas normales que hmm ¿cómo explicarlo? Hacen aparecer conejos de sus chisteras, meten a gente en una caja y las parten por la mitad para luego volverlas a unir y mostrar que al final del número de magia no les ha pasado nada o te muestran cartas y tú escoges una y ellos, sin saber qué carta has escogido la hacen aparecer en algún lado, por ejemplo en la televisión vi a un mago que hacía aparecer una carta en concreto dentro de una naranja, es bastante emocionante. – Volví a cerrar la boca pues a este paso mi compañera pensará que no callo ni debajo del agua y no quisiera que pusiese ese dicho a prueba tirándome a la piscina con pesas atadas a mí para que no saliese a flote, bueno… dudaba que lo hiciese pero desde que leí un libro sobre psicología humana, todo era posible.
Tras sumergirme en mis pensamientos, mis labios pronunciaron una serie de preguntas hacia Nidhogg. No esperaba que ella me comprendiese y mucho menos que tuviese una respuesta ¿A caso alguien tendría una respuesta para esto? ¿O era yo la que me ahogaba en un vaso de agua? Tras restarle importancia a mis preguntas, admitiendo haber pensado en alto, Nidhogg procedió a hablar. Sus palabras me mostraron una solución bastante coherente, debía quedarme a hacerle compañía a aquel humano pues quería ayudarle a superar la negatividad que albergaba en él.
No me percaté, hasta que mis ojos empezaron a escocer levemente, de que las lágrimas habían comenzado a acumularse en el lagrimal del ojo. Pestañeé con rapidez, forzando así la desaparición de aquella cálida agua salada que quería descender por las mejillas hasta despeñarse del mentón. “crearía un vínculo para estar siempre conectada a esa persona” Aquella frase había hecho mella en mí, ojalá pudiese… si todo fuese tan simple como jurar volver a encontrarnos…
- Muchas gracias, ¡me ha sido de gran ayuda!- Sonreí ampliamente para tomarla de la mano nuevamente. –¿En qué habitación cree usted que puede encontrarse mi violín?- Aquel instrumento musical sería mi último recuerdo del cielo, lo único que me quedase de todo lo que había vivido entre las nubes.
Mis ojos se abrieron desmesuradamente a medida que Nidhogg me informaba de que era una dragona. ¡Una Dragona! Dios mío, acababa de conocer a una Dragona, ¿Qué hago? ¿Qué digo? Había acumulado mucha emoción por el mero hecho de haber conocido a una dragona, bueno en parte era algo normal ¿no? Quiero decir, nunca había conocido a ninguna otra especie que no fuesen humanos o humanos con rasgos animales y ¡Nunca pensé que conocería a un dragón! Estaba tan emocionada que tomé su mano derecha entre las mías mientras la agitaba de arriba abajo con bastante rapidez.
- ¡Qué emocionante! ¡Es a la primera dragona que conozco! Observé a la joven profesora con una sonrisa bien amplia. ¡Había conocido a una sirena pero nunca pensé que también conocería a un dragón! Pensé que quizás serían más de cuentos de hadas pero ¡Tenía a uno delante! Estaba tan emocionada que ni siquiera me daba cuenta de que aún sostenía la mano de Nidhogg y que posiblemente la estaba molestando con mis actos.
Tras mostrar curiosidad por la asignatura impartida por Nidhogg no pude evitar preguntarle si podría asistir yo a una de sus clases aunque fuese de oyente. Para mi suerte la joven maestra me anunció que podía ir e incluso matricularme. ¡Sería muy interesante ir a sus clases! Quizás diese con algo que me ayudara a dar con una respuesta que no hiciese daño a nadie aunque creo que es prácticamente imposible.
Tras hablar cual cotorra sobre los magos terráqueos, Nidhogg me desveló que ella nunca había ido a un teatro ni tan siquiera sabía de los magos de los que le estaba hablando y luego dijo algo sobre unos geonosequé. La miré ligeramente sorprendida a la par que aliviada por no haber dicho nada que la ofendiese.
-¡Oh! No se preocupe, tampoco he ido a un teatro aunque parezca extraño y bueno… no sé quiénes son los…. Geo… Geo… Bueno, a quien usted ha mencionado, la verdad es que los magos de la tierra son personas normales que hmm ¿cómo explicarlo? Hacen aparecer conejos de sus chisteras, meten a gente en una caja y las parten por la mitad para luego volverlas a unir y mostrar que al final del número de magia no les ha pasado nada o te muestran cartas y tú escoges una y ellos, sin saber qué carta has escogido la hacen aparecer en algún lado, por ejemplo en la televisión vi a un mago que hacía aparecer una carta en concreto dentro de una naranja, es bastante emocionante. – Volví a cerrar la boca pues a este paso mi compañera pensará que no callo ni debajo del agua y no quisiera que pusiese ese dicho a prueba tirándome a la piscina con pesas atadas a mí para que no saliese a flote, bueno… dudaba que lo hiciese pero desde que leí un libro sobre psicología humana, todo era posible.
Tras sumergirme en mis pensamientos, mis labios pronunciaron una serie de preguntas hacia Nidhogg. No esperaba que ella me comprendiese y mucho menos que tuviese una respuesta ¿A caso alguien tendría una respuesta para esto? ¿O era yo la que me ahogaba en un vaso de agua? Tras restarle importancia a mis preguntas, admitiendo haber pensado en alto, Nidhogg procedió a hablar. Sus palabras me mostraron una solución bastante coherente, debía quedarme a hacerle compañía a aquel humano pues quería ayudarle a superar la negatividad que albergaba en él.
No me percaté, hasta que mis ojos empezaron a escocer levemente, de que las lágrimas habían comenzado a acumularse en el lagrimal del ojo. Pestañeé con rapidez, forzando así la desaparición de aquella cálida agua salada que quería descender por las mejillas hasta despeñarse del mentón. “crearía un vínculo para estar siempre conectada a esa persona” Aquella frase había hecho mella en mí, ojalá pudiese… si todo fuese tan simple como jurar volver a encontrarnos…
- Muchas gracias, ¡me ha sido de gran ayuda!- Sonreí ampliamente para tomarla de la mano nuevamente. –¿En qué habitación cree usted que puede encontrarse mi violín?- Aquel instrumento musical sería mi último recuerdo del cielo, lo único que me quedase de todo lo que había vivido entre las nubes.
Invitado- Invitado
Re: Tomando el aire [priv Haru]
En la academia era frecuente conocer a personas que no se sorprendieran en lo más mínimo por saber que era una dragona, al igual que había otras muchas que se asombraban y maravillaban u horrorizaban (Dependiendo del tipo de persona). Estas reacciones seguían impresionando a Nidhogg como la primera vez ¿Tan bien valorados estaban los dragones en esta época? Por lo que podía recordar, su raza siempre había sido considerada como monstruos malvados, avariciosos y poderosos. Pero aunque ahora los dragones gustaran, ella siempre sería un caso apartado. Era una criatura olvidada en el mejor de los casos y aborrecida en el peor.
Debía ser sincera, estaba obligada a ello, pero no podía confesarle su verdadera historia a Haru, que tanto se había emocionado solo por saber cual era su raza. Omitir una verdad por la que no se ha llegado a preguntar no era mentir exactamente, pero le era muy parecido y por ello se sentía entre alegre y culpable; Decir que se había dedicado a tratar de destruir el árbol de los mundos, a devorar a los incautos y a atormentar almas perdidas tal vez hicieran cambiar de manera drástica la opinión que tenía de ella. Además, se encontraba con las manos de la joven aprisionando su mano derecha, lo que no ayudaba a darse el valor de contarle la verdad.
- N-no es para tanto, de verdad… O eso creo -Murmuró de forma tímida y se devanaba los sesos en responder con algo similar- También es la primera vez que conozco a una… No estoy segura de que raza eres, pero no hueles como una humana -Trató de sonar animada sin darse cuenta de que la discreción sobre su propia ignorancia era nula.
La dragona se sentía abrumada por el trato que recibía de la alumna. No se acostumbraba a que la llamaran de usted, le sonaba incluso extraño, como si esa forma de hablarle fuera demasiado formal para alguien como ella. Pero no por esto escuchó con menos interés lo que le decía sobre los magos. Normalmente, sacar conejos de chisteras, dividir a una persona en dos mitades o hacer aparecer una carta dentro de una naranja no le sonaba extraordinario, pues ella podía hacerlo sin demasiada dificultad con su magia, pero si decía que eran personas normales las que hacían esto, entonces la cosa cambiaba mucho. Sin usar ninguna magia ¿Era posible que todo aquello ocurriese? ¿Y cómo? Además, Haru había dicho una palabra que le sonaba extraña y que no se atrevía a preguntar por parecer una completa ignorante ante una persona que acababa de conocer; Ya tendría tiempo de descubrirlo en otra ocasión.
- Los geomantes son los magos que pueden manipular la tierra mejor que nadie, o eso tengo entendido -Medio explicó medio dudó, tratando de poner en orden sus ideas- Cuando dices “magos de la tierra” te refieres a los magos de este mundo ¿Verdad? Como soy de Ni… de otro mundo muy distinto, algunas palabras y expresiones de aquí me resultan extrañas -Dijo como excusa por si parecía extraño cualquier cosa que dijera a partir de ese instante- Si esos magos no usan magia, entonces no imagino como se pueden hacer esas cosas… Así que no las podría enseñar en mis clases -Esperaba a que la pelicastaña no perdiera interés en su asignatura por ese detalle; Se solía preocupar demasiado en cosas como esa- P-puedo enseñarte a hacer lo mismo pero con Magia Ancestral, aunque tal vez se tarde un poco… O mucho… -Trató de corregirse, pero incluso la dragona se daba cuenta de que había empeorado la perspectiva.
Las siguientes preguntas de la joven la habían sumergido en pensamientos propios; Aunque Dan le había asegurado que no la abandonaría, no era imposible llegar a esa situación. Todo lo contrario, sería tal vez lo mejor para él y para todos a los que apreciara, alejarse tanto como pudiera de todo lo relacionado con el monstruo que era la dragona; No solo ella se consideraba como tal, sino que además se lo recordaban con regularidad. Pero no quería renunciar a su amistad con este; Aunque se debiera a un capricho personal, haría todo cuanto pudiera para que las cosas siguieran tal como estaban.
La pequeña no era consciente de si había imprimido estas emociones en su respuesta, no se había preocupado por ellas y había hablado tal como creía que sería correcto; Por un instante temió haber metido la pata hasta el fondo, por ninguna razón en particular, pero la joven la calmó diciendo que le había servido de ayuda. Nidhogg suspiró aliviada y caminó cogida de la mano de Haru sin saber lo que esto pudiera significar y no pensado en ningún momento en su deber como profesora, por extraño que fuese.
-Sé que no debería meterme, pero… Si tienes algún problema puedes contar conmigo -Seguía sin saber porqué le había preguntado eso, no podía evitar preocuparse por lo que le pudiese estar pasando como tampoco podía evitar pensar si podía ayudar de algún modo; Se centró de nuevo en la búsqueda del instrumento cuando la joven se lo recordó- Está en uno de esos edificios donde duermen los alumnos -Quedaba claro que no tenía ni idea de la diferencia entre alumnos gamma, beta y alfa; Es más, se había referido así a las habitaciones porque envidiaba a todos aquellos que podían dormir, y por esto se acordaba más de ese detalle que del resto de la vida cotidiana de la academia- Solo hay que seguir el lazo que te une al violín y lo encontraremos -Sus ojos, los cuales permanecían dorados, observaban la dirección que el vínculo indicaba, cosa que solo veía ella en ese instante; No sería extraño que la tomasen por lunática con este tipo de conductas.
Debía ser sincera, estaba obligada a ello, pero no podía confesarle su verdadera historia a Haru, que tanto se había emocionado solo por saber cual era su raza. Omitir una verdad por la que no se ha llegado a preguntar no era mentir exactamente, pero le era muy parecido y por ello se sentía entre alegre y culpable; Decir que se había dedicado a tratar de destruir el árbol de los mundos, a devorar a los incautos y a atormentar almas perdidas tal vez hicieran cambiar de manera drástica la opinión que tenía de ella. Además, se encontraba con las manos de la joven aprisionando su mano derecha, lo que no ayudaba a darse el valor de contarle la verdad.
- N-no es para tanto, de verdad… O eso creo -Murmuró de forma tímida y se devanaba los sesos en responder con algo similar- También es la primera vez que conozco a una… No estoy segura de que raza eres, pero no hueles como una humana -Trató de sonar animada sin darse cuenta de que la discreción sobre su propia ignorancia era nula.
La dragona se sentía abrumada por el trato que recibía de la alumna. No se acostumbraba a que la llamaran de usted, le sonaba incluso extraño, como si esa forma de hablarle fuera demasiado formal para alguien como ella. Pero no por esto escuchó con menos interés lo que le decía sobre los magos. Normalmente, sacar conejos de chisteras, dividir a una persona en dos mitades o hacer aparecer una carta dentro de una naranja no le sonaba extraordinario, pues ella podía hacerlo sin demasiada dificultad con su magia, pero si decía que eran personas normales las que hacían esto, entonces la cosa cambiaba mucho. Sin usar ninguna magia ¿Era posible que todo aquello ocurriese? ¿Y cómo? Además, Haru había dicho una palabra que le sonaba extraña y que no se atrevía a preguntar por parecer una completa ignorante ante una persona que acababa de conocer; Ya tendría tiempo de descubrirlo en otra ocasión.
- Los geomantes son los magos que pueden manipular la tierra mejor que nadie, o eso tengo entendido -Medio explicó medio dudó, tratando de poner en orden sus ideas- Cuando dices “magos de la tierra” te refieres a los magos de este mundo ¿Verdad? Como soy de Ni… de otro mundo muy distinto, algunas palabras y expresiones de aquí me resultan extrañas -Dijo como excusa por si parecía extraño cualquier cosa que dijera a partir de ese instante- Si esos magos no usan magia, entonces no imagino como se pueden hacer esas cosas… Así que no las podría enseñar en mis clases -Esperaba a que la pelicastaña no perdiera interés en su asignatura por ese detalle; Se solía preocupar demasiado en cosas como esa- P-puedo enseñarte a hacer lo mismo pero con Magia Ancestral, aunque tal vez se tarde un poco… O mucho… -Trató de corregirse, pero incluso la dragona se daba cuenta de que había empeorado la perspectiva.
Las siguientes preguntas de la joven la habían sumergido en pensamientos propios; Aunque Dan le había asegurado que no la abandonaría, no era imposible llegar a esa situación. Todo lo contrario, sería tal vez lo mejor para él y para todos a los que apreciara, alejarse tanto como pudiera de todo lo relacionado con el monstruo que era la dragona; No solo ella se consideraba como tal, sino que además se lo recordaban con regularidad. Pero no quería renunciar a su amistad con este; Aunque se debiera a un capricho personal, haría todo cuanto pudiera para que las cosas siguieran tal como estaban.
La pequeña no era consciente de si había imprimido estas emociones en su respuesta, no se había preocupado por ellas y había hablado tal como creía que sería correcto; Por un instante temió haber metido la pata hasta el fondo, por ninguna razón en particular, pero la joven la calmó diciendo que le había servido de ayuda. Nidhogg suspiró aliviada y caminó cogida de la mano de Haru sin saber lo que esto pudiera significar y no pensado en ningún momento en su deber como profesora, por extraño que fuese.
-Sé que no debería meterme, pero… Si tienes algún problema puedes contar conmigo -Seguía sin saber porqué le había preguntado eso, no podía evitar preocuparse por lo que le pudiese estar pasando como tampoco podía evitar pensar si podía ayudar de algún modo; Se centró de nuevo en la búsqueda del instrumento cuando la joven se lo recordó- Está en uno de esos edificios donde duermen los alumnos -Quedaba claro que no tenía ni idea de la diferencia entre alumnos gamma, beta y alfa; Es más, se había referido así a las habitaciones porque envidiaba a todos aquellos que podían dormir, y por esto se acordaba más de ese detalle que del resto de la vida cotidiana de la academia- Solo hay que seguir el lazo que te une al violín y lo encontraremos -Sus ojos, los cuales permanecían dorados, observaban la dirección que el vínculo indicaba, cosa que solo veía ella en ese instante; No sería extraño que la tomasen por lunática con este tipo de conductas.
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