Matemáticas: Tercer Curso [Priv. Colectivo]

Eramos pocos en clase. No sabría decir por qué, pero eramos menos de treinta. Era curioso como en primer grado rondaban los cincuenta y en el tercero dicha cifra menguaba en picado, era curioso y bastante extraño, pero presuponía que los alumnos se sentían forzados a dejar la academia por razones personales o simplemente suspendían y debían de repetir curso.
Ahora tocaba matemáticas. Debía decir que me gustaban, a pesar de que a la mayoría de jovenes les desagradan en gran medida, pero a mi me gustaban mucho, apenas que no entendiese nada y allí es cuando empezaba a desesperarme y me planteaba el hecho de que si realmente me gustaban las matemáticas. Dejando ese tema de lado, tenía entendido que teníamos un profesor nuevo y que era bastante joven. La otra mujer fue transferida a otro lugar porque estaba más cerca de su familia.
Un joven de cabellos rosados como los mios entro en clase, al principio pensó que la clase estaba vacía y que muchos de los alumnos estaban faltando a clase, pero pronto se daría cuenta que se equivocaba, que realmente eramos tan poquitos, aunque a decir verda a mi eso me agradaba.
El profesor optó por preguntar si ya estábamos todos, pero optó por preguntarselo a la persona menos adecuada... tenía entendido que esa chica tenía pánico escénico y que le costaba horrores hablar en público, por lo que no consiguió dar una respuesta adecuada.
De pronto, la mirada del maestro se posó en mi unos instantes, pero segundos después desvió su mirada y se levantó freneticamente a la par que empezaba a escribir grandes letras en la pizarra. Seguidamente se presento como Kyle Stwi y que nos impartiría matemáticas este curso. Era realmente joven, parecía tener nuestra misma edad... Sin embargo, no era un alumno de la clase más no parecía nuevo tampoco. Era muy curioso.
Cuand se hubo presentado, apunto a una alumna con el dedo y le indicó de que si era de su agrado, se podría presentar. Era bastante normal hacer esas cosas los primeros días o cuando un profesor era nuevo. Me fije que a la que había apuntado era una joven que era totalmente nueva en la academia. Se la notaba nerviosa, pero se presentó de forma firmé. Al parecer se llamaba Asami. Intentaría recordarlo, pero era realmente mala para recordar nombres... muy mala. Esperaba acordarme del nombre del profesor, pero siempre podría dirigirme a él como "maestro" y sus sinónimos.
Después de hacer una reverencia, la joven se quedó quieta de pie. Supuse que esperaba que el profesor le diera el permiso para sentarse. A juzgar por su nombre, no era procedente de Australia, por lo que probablemente tenía otras costumbres como la de hacer una reverencia. Aquí pocas veces se hacia eso. Solo los alumnos procedentes de países asiaticos hacian algo semejante... que cultura más bonita la de Japón.
Miré a mi alrededor. Parecía que sí, eramos todos presentes. Conté a los alumnos que estaban sentados y comprobé que estaba en lo cierto. El profesor tendría el honor de conocer a todos los integrantes de esta pequeña, pero agradable, clase de 3ro.

El profesor mandó a sentarse a la joven que parecía proceder de Japón. Pensaba que la próxima que iba a presentarse iba a ser la compañera justo al lado de Asami, pero la atención del profesor fue directa a mi. Me descolocó sobremanera pues pensaba que o bien no me haría presentarme o bien sería la última para que las personas no centraran en mi.
El joven maestro, después de señalarme con su dedo pulgar me propuso presentarme aunque por su tono pude entender que él mismo pensaba que era prácticamente innecesario. Me levanté de mi asiento aún sorprendida y procedí a presentarme, algo avergonzada.

-Me llamo Ella Greenlight... y soy nativa de Australia como pueden notar por mi acento... - Dije sin saber si sentarme o proseguir de pie a la espera de que el profesor me diera permiso para sentarme.

Algunos alumnos me miraron sorprendidos, sobretodo los nuevos, pues siempre intenté mantenerme en la sombra para no llamar la atención en mi y que las personas intentaran aprovecharse de mi, como siempre me habían avisado tanto mi padre, como mi hermano, como algunos de los profesores que veían que muchos alumnos me usaban descaradamente con la esperanza de tener una nota más alta simplemente porque una persona del grupo fuera la hija del director. Más yo jamás me daba cuenta de ello y confiaba perdidamente en las personas y permitía que estas me utilizaran debido a que simplemente no me daba cuenta de ello.
Sin darme una orden de si debía sentarme o no, el joven profesor de dirigió hacia una alumna que parecía ser eslava o por lo menos tener antecedentes de allí. Tenía una cara bastante aburrida y me hizo gracia aquello, el profesor pidió que también se presentara.
Intenté recordar su nombre. No era nueva pues la había visto algunas veces en clase, pero jamás tuve la posibilidad de hablar con ella más a veces se saltaba las clases y eso dificultaba más que pudieramos mantener algún contacto. Debía decir que la joven en si era bastante graciosa, era bajita, pero sin duda era de mi edad porque sino no estaría en esta clase.
Me di cuenta que, por suerte, ya la gente no me prestaba atención pues gracias al hábil profesor, la atención ahora se concentraba en la alumna aburrida. Probablemente se sobresaltara debido a que estaba sumida en sus pensamientos y de pronto un profesor le llamaba la atención. Intentaba recordar su nombre, pero no podía. Ni siquiera con mi nível básico de ruso que me impartieron de pequeña más al parecer era una negada para los idiomas y mi padre decidió negarse a pagarme más años un profesor viendo los pocos progresos que hacia... Sin embargo me gustaba, era un idioma que a mi parecer era bonito... Ojala pudiera hablarlo con dignidad.