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Shijuu Hachi }
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Shijuu Hachi }
Nombre: Hachi
Apellido: Shijuu
Sexo: Masculino
Edad: 24 años
Orientación sexual: Bisexual
Raza: Shin/Sombra
Empleo particular: Sirviente/Guardaespaldas
Personaje a cargo: Deprip
Descripción física:
Es un hombre alto, midiendo aproximadamente metro noventa y cinco centímetros. De extremidades largas, pero no por ello está descompensado, todo su cuerpo se encuentra en perfecta proporción. Su rostro es fino pero varonil, destacando en él unos ojos plateados y unas pestañas largas y espesas, haciendo su mirar mucho más penetrante. Mas estos ojos plateados apenas expresan su estado de ánimo, la mayor parte del tiempo los lleva entrecerrados, emitiendo un aire de total serenidad. Su piel, blanca como la nieve, llegando a ser incluso una palidez enfermiza, es suave y perfecta. Sus labios, pálidos y carnosos, difícilmente muestran una sonrisa. Cabello corto y liso, perfectamente peinado y blanco, haciendo juego con el color de sus ojos.
De cuerpo esbelto, hombros anchos y espalda recta, mostrando un porte elegante y sofisticado. Músculos marcados, mas no en exceso. Todo en su justa medida. Piernas torneadas y con una excelente agilidad.
Descripción psicológica:
Es un ser sumamente frío, no tiene en cuenta los sentimientos de los demás, es más, apenas conoce el significado de éstos. Vive por y para su señor, protegiéndole en todo lo que sea necesario. Su rostro se muestra impasible ante todo lo que le digan, da igual si lo insultan o lo halagan, no atenderá a nada, pareciendo una estatua debido a la palidez de su piel. Lo más que hará será un asentimiento de cabeza y nada más. Eso en caso de un halago. En caso de insultos simplemente lo ignorará.
Es servicial, aunque cuando no está su señor presente, se muestra un poco más "humano", mas sigue sin ser capaz de esbozar aunque sea una sonrisa. En estos casos suele hablar un poco más, pero sus respuestas son escuetas, sólo dice lo justo y necesario en cada momento. Si algo no le conviene, ten por seguro que procurará hacerte el menor caso posible, diciéndote de una forma educada que te marches de su lado. Cabe destacar esa cualidad suya: es muy educado, siempre le hablará de usted a todos, a no ser que le permitan tutear a la persona que se lo pida.
En muy pocas ocasiones da una opinión suya, sólo se limita a obedecer órdenes. Pero eso no quita que de vez en cuando se arme de valor y comente un par de cosas, eso sí, nunca llegando a ofender a nadie. Siempre cuida sus palabras.
Una vez que todo su ser se vea humanizado de alguna forma, se muestra tal y como era antaño, es decir, un joven cariñoso y atento con la persona que quiere. Educado y muy caballeroso, siempre colmando de halagos a la persona que ama, pero eso sí, el contacto directo no lo lleva muy bien. Es posible abrazarlo, eso sí, no por mucho tiempo o se pondrá nervioso.
No es para nada un ser lujurioso, al menos no en su estado de total frialdad. El Hachi humanizado es más adorador del sexo con los de sus mismo sexo, las chicas no le agradan demasiado en ese sentido, únicamente como compañía. En su estado normal de estatua, no hace distinciones con respecto al sexo de la persona, aunque en el fondo pueda hacer alguna que otra selección. No descarta nunca nada.
Historia:
En sus inicios era un joven normal y corriente, bueno, no tanto. No recordaba nada de su nacimiento. Ni de dónde venía, ni qué era... Absolutamente nada, todo era muy confuso para su persona. Cuando abrió los ojos se encontró en un centro de investigación, todo completamente inmaculado, lleno de probetas y tubos de ensayo. Microscopios y demás instrumentos de investigación biológica y química. Hachi se encontraba tumbado y amordazado en una camilla de aluminio, sin poder apenas moverse unos milímetros, su cuerpo se encontraba completamente rígido, sus pupilas dilatadas. Daba la sensación de que estaba muerto, de hecho, los médicos creyeron que había fallecido. Mientras tanto, Hachi lo estaba viendo y oyendo todo, muerto de miedo al creer ser enterrado vivo. Pero al poco consiguió "volver a la vida". Respiraba agitadamente y pedía a gritos que lo soltaran. Sufrió un episodio de catalepsia.
Se preguntaba la razón de su encierro en aquel laboratorio. ¿Qué era?
Su vida en aquel centro de investigación no era lo que se podría decir agradable ni mucho menos, era un completo infierno. Le dolían los brazos de tantos pinchazos, constantemente estaba sujeto a una máquina que medía sus constantes vitales. Su aspecto no era nada saludable, su piel era blanca como la nieve, sus labios amoratados como si el calor hubiera abandonado por completo su cuerpo. Daba el perfecto perfil de alguien sin vida en su interior. Pero no era esa la razón por la cual hacían continuos experimentos con él, sino que era por su naturaleza de sombra. Desconocían por completo esa raza y querían investigar sobre ella. Y qué mejor modelo que Hachi.
Todas las noches lloraba desconsolado en su cubil. Apenas conocía la capacidad de sus habilidades. Hasta que esa noche, fruto de la casualidad, descubrió en él que podía convertirse en una sombra. En ese entonces vio la oportunidad perfecta para escapar del laboratorio. Desconectó todas las máquinas que se encontraban conectadas a él y procedió a salir de allí, mas no le salió como él quería. Poco después lo sorprendieron, todo porque detectaron que se había desconectado de las máquinas. Bien que podría haberse convertido de nuevo en sombra, pero debido a varias pruebas con su sangre, descubrieron una forma de inhibir esas habilidades. Estaba perdido.
Debido a ese incidente, encerraron a Hachi en una celda de aislamiento especial para él. Se negaba a comer y a beber, por lo que le administraban suero alimenticio a diario para poder mantenerlo con vida, hasta que de nuevo sufrió de un episodio de catalepsia. Su cuerpo descansaba rígido en el suelo. Los médicos lo vieron y dieron por sentado que había fallecido puesto que no comía ni bebía nada decente. Abrieron la celda y tomaron su cuerpo inerte, depositándolo en un ataúd que rápidamente encargaron. Acto seguido lo enterraron bajo tierra, ceca del centro de investigación, una zona medianamente concurrida. Al cabo de unos minutos, Hachi despertó, encontrándose con su más temida pesadilla: Ser enterrado vivo.
La angustia se apoderó de su cuerpo, no era capaz de respirar ni de pensar con normalidad, estaba atacado de los nervios, aporreaba la tapa del ataúd, buscando romperla de alguna forma. Gritaba como un descosido, esperando que alguien escuchara sus desgarradores gritos. Por suerte, alguien logró captarlos, eso sí, con dificultad. Se apresuró a buscar ayuda para excavar. Gracias al cielo no lo enterraron demasiado profundo, de ahí que sus gritos se pudieran oír. Lograron sacarlo con vida de allí, quedando secuelas en su mente, por supuesto. Desde ese momento sufría de claustrofobia, no soportaba los espacios pequeños.
Se pasó la mayor parte de su vida en aquel centro, por lo que cuando salió su edad era de unos 22 años.
Hachi no tenía familia ni casa en la que alojarse, por lo que decidió quedarse en la casa de ese chico, no quería pisar un hospital ni en sueños. Irónicamente, en sus sueños no hacía más que aparecer en aquel centro de investigación. No lo dejaban de dormir en toda la noche, ni a él, ni tampoco al chico que lo acogió en su casa. A partir de ese instante, debido a la falta de sueño, las broncas eran continuas, Hachi anhelaba no poseer sentimientos algunos para que aquellas broncas no le afectaran lo más mínimo, puesto que se había enamorado de aquel joven y no deseaba hacerle daño.
Su plegarias fueron escuchadas...
Una noche oscura de invierno, salió a dar una vuelta, completamente desvalido por lo sucedido con el joven: lo había echado de casa. Sin esperárselo, un misterioso demonio apareció ante él. ¿Casualidad? Sí, seguro que era eso. Ese demonio, como si supiera su vida, le ofreció un trato. Las bases de éste era que le hacía olvidar todos los sentimientos que tuviera, mientras que, por parte de Hachi, le ofrecía servidumbre y protección. No pensaba con claridad, por lo que le dio prácticamente igual, sólo quería olvidar esos sentimientos. El trato se llevó a cabo y Hachi se convirtió en un ser sumamente frío, sin expresión alguna, y fiel sirviente de ese demonio llamado Deprip.
Los años pasaron, concretamente dos años. Durante esos dos años aprendió a usar la espada con clases de esgrima. Desde ese entonces lo seguía a todas partes, descubriendo así sus verdaderos poderes, desplegando su amplio abanico, limitado, pero amplio. De vez en cuando iba a su libre albedrío, visitando a aquel joven del que se había enamorado, dejándole de una forma cruel, no importándole nada. Acto seguido se marchó de allí, acompañando a Deprip a Australia, culminando sus pasos en la academia Greenlight.
Extras:
—Como ser de la sombra que es, es capaz de manejar las sombras a su antojo, mas debido a los continuos experimentos, su capacidad se ve ligeramente reducida. Su control de las sombras se puede clasificar en distintas habilidades:
—Sufre de catalepsia.
—A veces sufre de ligeros dolores en sus brazos debido a las inyecciones que le administraron hace algún tiempo. Pero es meramente psicológico.
—Padece de claustrofobia, mas no lo hace patente, debido al trato ese miedo desapareció, pero una vez que vuelva a "aprender" esos sentimientos, ese miedo regresará.
—A pesar de haber olvidado sus sentimientos, puede volver a aprenderlos manteniendo contacto social con los demás, mas no es sencillo que los recupere, hace falta mucha insistencia.
Imágenes:
Procedencia: Original
Apellido: Shijuu
Sexo: Masculino
Edad: 24 años
Orientación sexual: Bisexual
Raza: Shin/Sombra
Empleo particular: Sirviente/Guardaespaldas
Personaje a cargo: Deprip
Descripción física:
Es un hombre alto, midiendo aproximadamente metro noventa y cinco centímetros. De extremidades largas, pero no por ello está descompensado, todo su cuerpo se encuentra en perfecta proporción. Su rostro es fino pero varonil, destacando en él unos ojos plateados y unas pestañas largas y espesas, haciendo su mirar mucho más penetrante. Mas estos ojos plateados apenas expresan su estado de ánimo, la mayor parte del tiempo los lleva entrecerrados, emitiendo un aire de total serenidad. Su piel, blanca como la nieve, llegando a ser incluso una palidez enfermiza, es suave y perfecta. Sus labios, pálidos y carnosos, difícilmente muestran una sonrisa. Cabello corto y liso, perfectamente peinado y blanco, haciendo juego con el color de sus ojos.
De cuerpo esbelto, hombros anchos y espalda recta, mostrando un porte elegante y sofisticado. Músculos marcados, mas no en exceso. Todo en su justa medida. Piernas torneadas y con una excelente agilidad.
Descripción psicológica:
Es un ser sumamente frío, no tiene en cuenta los sentimientos de los demás, es más, apenas conoce el significado de éstos. Vive por y para su señor, protegiéndole en todo lo que sea necesario. Su rostro se muestra impasible ante todo lo que le digan, da igual si lo insultan o lo halagan, no atenderá a nada, pareciendo una estatua debido a la palidez de su piel. Lo más que hará será un asentimiento de cabeza y nada más. Eso en caso de un halago. En caso de insultos simplemente lo ignorará.
Es servicial, aunque cuando no está su señor presente, se muestra un poco más "humano", mas sigue sin ser capaz de esbozar aunque sea una sonrisa. En estos casos suele hablar un poco más, pero sus respuestas son escuetas, sólo dice lo justo y necesario en cada momento. Si algo no le conviene, ten por seguro que procurará hacerte el menor caso posible, diciéndote de una forma educada que te marches de su lado. Cabe destacar esa cualidad suya: es muy educado, siempre le hablará de usted a todos, a no ser que le permitan tutear a la persona que se lo pida.
En muy pocas ocasiones da una opinión suya, sólo se limita a obedecer órdenes. Pero eso no quita que de vez en cuando se arme de valor y comente un par de cosas, eso sí, nunca llegando a ofender a nadie. Siempre cuida sus palabras.
Una vez que todo su ser se vea humanizado de alguna forma, se muestra tal y como era antaño, es decir, un joven cariñoso y atento con la persona que quiere. Educado y muy caballeroso, siempre colmando de halagos a la persona que ama, pero eso sí, el contacto directo no lo lleva muy bien. Es posible abrazarlo, eso sí, no por mucho tiempo o se pondrá nervioso.
No es para nada un ser lujurioso, al menos no en su estado de total frialdad. El Hachi humanizado es más adorador del sexo con los de sus mismo sexo, las chicas no le agradan demasiado en ese sentido, únicamente como compañía. En su estado normal de estatua, no hace distinciones con respecto al sexo de la persona, aunque en el fondo pueda hacer alguna que otra selección. No descarta nunca nada.
Historia:
En sus inicios era un joven normal y corriente, bueno, no tanto. No recordaba nada de su nacimiento. Ni de dónde venía, ni qué era... Absolutamente nada, todo era muy confuso para su persona. Cuando abrió los ojos se encontró en un centro de investigación, todo completamente inmaculado, lleno de probetas y tubos de ensayo. Microscopios y demás instrumentos de investigación biológica y química. Hachi se encontraba tumbado y amordazado en una camilla de aluminio, sin poder apenas moverse unos milímetros, su cuerpo se encontraba completamente rígido, sus pupilas dilatadas. Daba la sensación de que estaba muerto, de hecho, los médicos creyeron que había fallecido. Mientras tanto, Hachi lo estaba viendo y oyendo todo, muerto de miedo al creer ser enterrado vivo. Pero al poco consiguió "volver a la vida". Respiraba agitadamente y pedía a gritos que lo soltaran. Sufrió un episodio de catalepsia.
Se preguntaba la razón de su encierro en aquel laboratorio. ¿Qué era?
Su vida en aquel centro de investigación no era lo que se podría decir agradable ni mucho menos, era un completo infierno. Le dolían los brazos de tantos pinchazos, constantemente estaba sujeto a una máquina que medía sus constantes vitales. Su aspecto no era nada saludable, su piel era blanca como la nieve, sus labios amoratados como si el calor hubiera abandonado por completo su cuerpo. Daba el perfecto perfil de alguien sin vida en su interior. Pero no era esa la razón por la cual hacían continuos experimentos con él, sino que era por su naturaleza de sombra. Desconocían por completo esa raza y querían investigar sobre ella. Y qué mejor modelo que Hachi.
Todas las noches lloraba desconsolado en su cubil. Apenas conocía la capacidad de sus habilidades. Hasta que esa noche, fruto de la casualidad, descubrió en él que podía convertirse en una sombra. En ese entonces vio la oportunidad perfecta para escapar del laboratorio. Desconectó todas las máquinas que se encontraban conectadas a él y procedió a salir de allí, mas no le salió como él quería. Poco después lo sorprendieron, todo porque detectaron que se había desconectado de las máquinas. Bien que podría haberse convertido de nuevo en sombra, pero debido a varias pruebas con su sangre, descubrieron una forma de inhibir esas habilidades. Estaba perdido.
Debido a ese incidente, encerraron a Hachi en una celda de aislamiento especial para él. Se negaba a comer y a beber, por lo que le administraban suero alimenticio a diario para poder mantenerlo con vida, hasta que de nuevo sufrió de un episodio de catalepsia. Su cuerpo descansaba rígido en el suelo. Los médicos lo vieron y dieron por sentado que había fallecido puesto que no comía ni bebía nada decente. Abrieron la celda y tomaron su cuerpo inerte, depositándolo en un ataúd que rápidamente encargaron. Acto seguido lo enterraron bajo tierra, ceca del centro de investigación, una zona medianamente concurrida. Al cabo de unos minutos, Hachi despertó, encontrándose con su más temida pesadilla: Ser enterrado vivo.
La angustia se apoderó de su cuerpo, no era capaz de respirar ni de pensar con normalidad, estaba atacado de los nervios, aporreaba la tapa del ataúd, buscando romperla de alguna forma. Gritaba como un descosido, esperando que alguien escuchara sus desgarradores gritos. Por suerte, alguien logró captarlos, eso sí, con dificultad. Se apresuró a buscar ayuda para excavar. Gracias al cielo no lo enterraron demasiado profundo, de ahí que sus gritos se pudieran oír. Lograron sacarlo con vida de allí, quedando secuelas en su mente, por supuesto. Desde ese momento sufría de claustrofobia, no soportaba los espacios pequeños.
Se pasó la mayor parte de su vida en aquel centro, por lo que cuando salió su edad era de unos 22 años.
Hachi no tenía familia ni casa en la que alojarse, por lo que decidió quedarse en la casa de ese chico, no quería pisar un hospital ni en sueños. Irónicamente, en sus sueños no hacía más que aparecer en aquel centro de investigación. No lo dejaban de dormir en toda la noche, ni a él, ni tampoco al chico que lo acogió en su casa. A partir de ese instante, debido a la falta de sueño, las broncas eran continuas, Hachi anhelaba no poseer sentimientos algunos para que aquellas broncas no le afectaran lo más mínimo, puesto que se había enamorado de aquel joven y no deseaba hacerle daño.
Su plegarias fueron escuchadas...
Una noche oscura de invierno, salió a dar una vuelta, completamente desvalido por lo sucedido con el joven: lo había echado de casa. Sin esperárselo, un misterioso demonio apareció ante él. ¿Casualidad? Sí, seguro que era eso. Ese demonio, como si supiera su vida, le ofreció un trato. Las bases de éste era que le hacía olvidar todos los sentimientos que tuviera, mientras que, por parte de Hachi, le ofrecía servidumbre y protección. No pensaba con claridad, por lo que le dio prácticamente igual, sólo quería olvidar esos sentimientos. El trato se llevó a cabo y Hachi se convirtió en un ser sumamente frío, sin expresión alguna, y fiel sirviente de ese demonio llamado Deprip.
Los años pasaron, concretamente dos años. Durante esos dos años aprendió a usar la espada con clases de esgrima. Desde ese entonces lo seguía a todas partes, descubriendo así sus verdaderos poderes, desplegando su amplio abanico, limitado, pero amplio. De vez en cuando iba a su libre albedrío, visitando a aquel joven del que se había enamorado, dejándole de una forma cruel, no importándole nada. Acto seguido se marchó de allí, acompañando a Deprip a Australia, culminando sus pasos en la academia Greenlight.
Extras:
—Como ser de la sombra que es, es capaz de manejar las sombras a su antojo, mas debido a los continuos experimentos, su capacidad se ve ligeramente reducida. Su control de las sombras se puede clasificar en distintas habilidades:
> Clarividencia: Capacidad para predecir ciertas cosas del futuro. Lo malo de esta habilidad es que no siempre acierta.
> Manipulación de sombras: Es capaz de manipular la sombra de otros, no afectando en nada a la propia persona, sólo la sombra. Puede cambiar la forma de ésta, mostrando ante esa persona lo que más teme o la escena de un hecho que marcó a esa persona. Otra de sus capacidades es crear objetos a partir de las sombras, armas que sólo, y repito, sólo usará para defenderse o para defender a otra persona, nunca para hacer daño. Tiene por costumbre no usar el filo cortante del arma que invoque. Si es un arma blanca de doble filo la usará envainada; mientras que si es de un solo filo, la usará por la zona que no corta. Únicamente puede crear armas que ya existan en el mundo y con un determinado tamaño, y exclusivamente armas blancas. De ninguna de las formas es capaz de invocar un arma que mida más de 2 metros de longitud.
> Lectura de sombras: Como su propio nombre indica, es capaz de leer las sombras de los demás, averiguando fácilmente por éstas su naturaleza. No podría considerarse en sí una habilidad, es más bien una curiosidad.
—Sufre de catalepsia.
—A veces sufre de ligeros dolores en sus brazos debido a las inyecciones que le administraron hace algún tiempo. Pero es meramente psicológico.
—Padece de claustrofobia, mas no lo hace patente, debido al trato ese miedo desapareció, pero una vez que vuelva a "aprender" esos sentimientos, ese miedo regresará.
—A pesar de haber olvidado sus sentimientos, puede volver a aprenderlos manteniendo contacto social con los demás, mas no es sencillo que los recupere, hace falta mucha insistencia.
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Última edición por Shijuu Hachi el Mar Jul 09, 2013 5:50 am, editado 5 veces
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