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Yozo Oba <ID>
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Yozo Oba <ID>
Nombre: Yozo
Apellido: Oba
Sexo: Masculino
Edad: Aparentes 22. Reales ni se acuerda
Orientación sexual: Heterosexual
Raza: Demonio
Empleo: Profesor de artes
Descripción física:
- Altura: 1,85 m
- Color de ojos: castaños
- Color de cabello: Castaño oscuro, tirando hacia negro
- Tez: Pálida
- Contextura: Delgada
De cuerpo desgarbado, no demuestra para nada orgullo a pesar de ser un demonio. Hombros caídos y mirada tranquila, no mostrando maldad alguna en sus ojos castaños. Rostro fino pero varonil, sin ninguna imperfección. Nariz respingona y labios carnosos, en los cuales, de vez en cuando muestra una leve sonrisa. Cabello liso y de un tono castaño oscuro, casi tirando a negro. Generalmente corto, llegándole un poco más allá de la nuca, pero no mucho más. Corte degradado. Alto y de extremidades acordes con su estatura. Brazos delgados que no poseen demasiada fuerza en ellos. Torso bien formado, pero no en exceso, algo acorde con su complexión delgada y frágil.
Normalmente se le ve con un yukata verdoso, pero no es su habitual vestimenta, puede pasar de ésta a hasta un traje de chaqueta. No presta demasiada atención a su forma de vestir, tiene otras cosas en la cabeza.
Descripción psicológica:
Es un joven tranquilo, no se altera por nada, es más, las peleas y discusiones no son su fuerte, siempre prefiere evitarlas a toda costa. No es alguien demasiado risueño, apenas se le puede ver una sonrisa en sus labios, sólo lo hace cuando alguien de verdad le cae bien o es amable con él, en caso contrario demostrará un rostro indiferente. No es muy hablador, al principio le cuesta coger confianza con las personas, pero cuando ya lo hace muestra una faceta muy poco acorde con su verdadera naturaleza. Se muestra cariñoso, amable y protector.
No es asiduo a enamorarse, de hecho, se podría calificar de mujeriego, es algo que hace inconscientemente, pero generalmente con humanos, son seres que les atrae y desea vivir como uno de ellos y dejar de ser un monstruo como él mismo se califica. A veces no puede evitar mentir, lo hace principalmente para no herir los sentimientos de las personas que quiere, o eso o directamente desaparece de sus vidas para no generarle problemas.
Tiene una fuerte rivalidad con su padre, él quería que Yozo estudiase algo de provecho y que no fuese un artista, pero éste no le hizo apenas caso y siguió con su trayectoria. No es que si lo ve quiera vengarse de él, sino que no es capaz de hablar con él sin discutir.
Como se ha mencionado antes, los humanos le atraen de sobremanera, anhela poder vivir como ellos y no como un demonio, no es que deteste su raza, sino que se detesta a sí mismo. Se le puede escuchar de vez en cuando, cuando sale en la conversación, que desearía no haber nacido. Mas no lo dice con lágrimas en sus ojos, sino que lo menciona con serenidad y hasta incluso una leve sonrisa en su rostro. Incluso pide perdón por haber nacido. En varias ocasiones pierde el control de su cuerpo y mente, llevándole a hacer cosas de las que luego se arrepiente.
Una cosa a destacar es que no entiende demasiado bien la forma de vivir de los humanos, es completamente ajeno a ello, de ahí que pueda hacer preguntas que para otras personas sean más que evidentes. Pero a pesar de esto es alguien inteligente. A veces puede ser muy cruel con sus palabras, pero no lo hace con mala fe, simplemente le sale.
No llora con facilidad, cuando lo hace es que algo va realmente mal. Si llora, suele hacerlo a escondidas de los demás. A pesar de que no es muy asiduo a enfadarse, cuando le tocan las narices se vuelve un ser rencoroso y con mala idea.
Historia:
La vida de Yozo se aleja mucho de la de un simple humano, apenas recuerda nada de su pasado. No recuerda siquiera en la ciudad que nació y se crió, según él no era algo que realmente fuera relevante en su vida, lo que recuerda a la perfección son una gran cantidad de mujeres a su alrededor. Todas sonriendo y riendo a su alrededor mientras mostraban sus hombros. No sabía si eso era obra de su padre o no, lo ignoraba, el caso es que estaba disfrutando. Otra cosa que cabía destacar es que ignoraba por completo su naturaleza de demonio, ni su padre ni su madre demostraban tales facetas, por lo que vivía en la ignorancia.
Todo aquello se fue desmoronando con el tiempo. Lo llevaron a una escuela, nadie quería acercarse a él, desconocía la razón por la cual todos actuaban así, él era un chico normal. Era un chico a quien le costaba hacer amigos, mas con las chicas era algo distinto, no comprendía para nada ese hecho y lo ignoraba por completo, él se limitaba a atender sus propios asuntos.
Terminó el colegio y ya sabía a lo que se quería dedicar: quería ser artista. Su padre, un famoso congresista, estaba en desacuerdo con aquella idea que le rondaba la cabeza al muchacho. Ahí fue donde comenzó la rivalidad con su padre, le traía sin cuidado, el joven Yozo dibujaba a escondidas mientras que a la vista de su padre, estudiaba, o eso quería hacerle ver ya que por su mente pasaban continuas ideas y siluetas que dibujar. Poseía un gran talento.
Se inscribió en el instituto para continuar con sus estudios, de nuevo se encontraba aislado de todo el mundo, incluso eran todavía más crueles con él, llegaban a decirle que era un completo monstruo. Desconocía la razón de ello, él se consideraba un chico normal y corriente, sin nada que destacar sobre los demás. Pero todo eso cambió cuando conoció a un chico, el cual, en un futuro, se convertiría en su mejor amigo.
Ambos disfrutaban de la vida estudiantil, riendo y pasándoselo bien, pero lo que Yozo no sabía es que aquel chico llevaba malas intenciones. Sabía perfectamente —por habladurías de los demás chicos— que se trataba de un monstruo y aprovechando el don que poseía lió de tal manera al muchacho que terminó pintándose a sí mismo. Lo que ninguno se esperó es que provocara un desencadenamiento fatal. Estando Yozo delante del lienzo, se percató de que la figura comenzaba a moverse y salía del cuadro, pero extrañamente no se asustó y salió corriendo, sino que asimiló que era un verdadero monstruo.
”Con que esto soy, un monstruo.” Se decía mientras miraba el cuadro y como la figura se paseaba por la estancia mientras sonreía de lado, como si estuviera conforme con ello.
A partir de ahí todo se fue torciendo cada vez más. La influencia de ese amigo suyo no era muy buena pero lo ayudaría a conseguir aquello que anhelaba: ser un artista. Estaba dispuesto a ayudarlo. Eso hizo que Yozo olvidara por completo las intenciones que el contrario tenía.
Los años pasaron, pero no en balde para el joven demonio, muchas cosas sucedieron hasta que se trasladó al centro de la ciudad y cumplió los 18 años, cuando las cosas se terminaron de torcer para el demonio. Junto con su amigo, se convirtió en un auténtico estafador, no lo hacía de mala fe, sólo lo hacía para conseguir algo de dinero y seguir con sus estudios y continuar con su sueño de ser artista gracias a su amigo. No obstante, en cierta forma lo vio arriesgado y su alma comenzó a caer en la depravación, viendo aquello como normal y como un acto de venganza contra su padre. Aquella situación lo llevó a ser buscado por la policía.
Ambos huyeron como pudieron, separándose en la huida. El joven Yozo se metió por varios callejones, procurando perderlos de vista. En estas vio la silueta de su padre delante de él, obviamente no estaba allí, todo eran imaginaciones suyas. Rió y salió corriendo, escondiéndose en un viejo burdel. Gracias a una mujer logró salir ileso ya que ésta lo escondió debajo de su largo vestido. Cuando el oficial de policía se marchó por fin ambos pudieron hablar con normalidad, claro que en el dormitorio. La joven le confesó que quería vivir más como un ser humano. Yozo no podía estar más de acuerdo con ella pues deseaba lo mismo y a la vez sentía una malsana curiosidad. Y lo que no se esperó que dijera:
Quería suicidarse.
A Yozo le chocó y lo vio como una gran idea. Obviamente como la joven le confesó aquello él le reveló que era un monstruo y que no quería seguir viviendo en este mundo. Quería borrar su existencia del mapa. Así que ambos, con la idea del doble suicidio en mente, se fueron a un acantilado. La joven fue la primera que se acercó al borde del acantilado, observando el mar embravecido. El joven demonio, perdiendo por completo el norte, extendió las manos y terminó por empujar a la mujer. Arrepintiéndose de lo que había hecho, se arrojó al vacío con la sorpresa añadida de que sobrevivió a la caída, algo milagroso para un ser humano pero nada raro en un ser sobrenatural, incluso era hasta “lógico”.
Fue llevado a un hospital y periodistas y demás medios de comunicación se “mataban” por conseguir una exclusiva del superviviente del doble suicidio. Pero lo que ninguno sabía es que la muerte de aquella mujer le estaba afectando de sobremanera, tanto que tenía pesadillas en las que aparecía ella, atosigándole y maldiciendo su estampa a pesar de que lo quería. Pero sabía que no era ella, sino su verdadero ser, el cual no cesaba de ver en cada esquina de cualquier lugar.
De nuevo desapareció sin dejar rastro.
Pasaron cuatro años después del incidente del doble suicidio. Yozo se refugió en la casa de una reportera que quiso ayudarlo a pasar desapercibido y afortunadamente lo consiguió. Estuvo viviendo varios meses con ella y con su hija, pero debido a aquella mujer y su verdadero ser que lo atosigaban constantemente, se metió en el mundo de la bebida, acostándose con aquellas mujeres que no le negaban nada.
”Soy un monstruo.”
Terminó borracho, tambaleándose por la calle hasta que terminó tirado en el suelo, observando sus manos y lamentándose por haber empujado a aquella mujer con sus manos, visionando sus palmas llenas de sangre.
”Perdón por haber nacido en este mundo.”
Varios meses más tarde, alejándose de todo lo que le atosigaba, o al menos intentándolo, se trasladó a Australia y pidió un puesto como profesor de artes en una prestigiosa academia denominada Greenlight. A ver si así se acababan todos sus males, pero lo que desconocía es que aquella mujer lo iba a seguir atosigando todo lo que podía.
Extras:
-Acostarse con una mujer que lo ha ayudado lo ve él como una señal de agradecimiento, ya que apenas conoce el comportamiento humano y todas que le ayudaron accedieron a ello.
-Cuando está deprimido suele tomar bebidas alcohólicas.
-Tiene un gran talento dibujando.
-En su pasado fue un estafador, por lo que engañar a los demás para sacarle el dinero lo ve como algo totalmente normal.
-Es fumador.
-Se lleva de maravilla con los niños, es más, le encantan.
Poderes/Habilidades:
Oído: Lo tiene muy desarrollado, por lo que no les es difícil escuchar cosas inaudibles para los demás ni averiguar su procedencia.
Debilidades:
Oído: Debido a lo desarrollado que lo tiene, los sonidos muy agudos lo marean, llegando incluso a desmayarse debido a su débil salud. También le impide localizar el objeto que ha emitido ese sonido. Siente que la cabeza le va a estallar.
Imágenes:
Procedencia y nombre del físico:
Yozo Oba — Aoi Bungaku Series
Apellido: Oba
Sexo: Masculino
Edad: Aparentes 22. Reales ni se acuerda
Orientación sexual: Heterosexual
Raza: Demonio
Empleo: Profesor de artes
Descripción física:
- Altura: 1,85 m
- Color de ojos: castaños
- Color de cabello: Castaño oscuro, tirando hacia negro
- Tez: Pálida
- Contextura: Delgada
De cuerpo desgarbado, no demuestra para nada orgullo a pesar de ser un demonio. Hombros caídos y mirada tranquila, no mostrando maldad alguna en sus ojos castaños. Rostro fino pero varonil, sin ninguna imperfección. Nariz respingona y labios carnosos, en los cuales, de vez en cuando muestra una leve sonrisa. Cabello liso y de un tono castaño oscuro, casi tirando a negro. Generalmente corto, llegándole un poco más allá de la nuca, pero no mucho más. Corte degradado. Alto y de extremidades acordes con su estatura. Brazos delgados que no poseen demasiada fuerza en ellos. Torso bien formado, pero no en exceso, algo acorde con su complexión delgada y frágil.
Normalmente se le ve con un yukata verdoso, pero no es su habitual vestimenta, puede pasar de ésta a hasta un traje de chaqueta. No presta demasiada atención a su forma de vestir, tiene otras cosas en la cabeza.
Descripción psicológica:
Es un joven tranquilo, no se altera por nada, es más, las peleas y discusiones no son su fuerte, siempre prefiere evitarlas a toda costa. No es alguien demasiado risueño, apenas se le puede ver una sonrisa en sus labios, sólo lo hace cuando alguien de verdad le cae bien o es amable con él, en caso contrario demostrará un rostro indiferente. No es muy hablador, al principio le cuesta coger confianza con las personas, pero cuando ya lo hace muestra una faceta muy poco acorde con su verdadera naturaleza. Se muestra cariñoso, amable y protector.
No es asiduo a enamorarse, de hecho, se podría calificar de mujeriego, es algo que hace inconscientemente, pero generalmente con humanos, son seres que les atrae y desea vivir como uno de ellos y dejar de ser un monstruo como él mismo se califica. A veces no puede evitar mentir, lo hace principalmente para no herir los sentimientos de las personas que quiere, o eso o directamente desaparece de sus vidas para no generarle problemas.
Tiene una fuerte rivalidad con su padre, él quería que Yozo estudiase algo de provecho y que no fuese un artista, pero éste no le hizo apenas caso y siguió con su trayectoria. No es que si lo ve quiera vengarse de él, sino que no es capaz de hablar con él sin discutir.
Como se ha mencionado antes, los humanos le atraen de sobremanera, anhela poder vivir como ellos y no como un demonio, no es que deteste su raza, sino que se detesta a sí mismo. Se le puede escuchar de vez en cuando, cuando sale en la conversación, que desearía no haber nacido. Mas no lo dice con lágrimas en sus ojos, sino que lo menciona con serenidad y hasta incluso una leve sonrisa en su rostro. Incluso pide perdón por haber nacido. En varias ocasiones pierde el control de su cuerpo y mente, llevándole a hacer cosas de las que luego se arrepiente.
Una cosa a destacar es que no entiende demasiado bien la forma de vivir de los humanos, es completamente ajeno a ello, de ahí que pueda hacer preguntas que para otras personas sean más que evidentes. Pero a pesar de esto es alguien inteligente. A veces puede ser muy cruel con sus palabras, pero no lo hace con mala fe, simplemente le sale.
No llora con facilidad, cuando lo hace es que algo va realmente mal. Si llora, suele hacerlo a escondidas de los demás. A pesar de que no es muy asiduo a enfadarse, cuando le tocan las narices se vuelve un ser rencoroso y con mala idea.
Historia:
La vida de Yozo se aleja mucho de la de un simple humano, apenas recuerda nada de su pasado. No recuerda siquiera en la ciudad que nació y se crió, según él no era algo que realmente fuera relevante en su vida, lo que recuerda a la perfección son una gran cantidad de mujeres a su alrededor. Todas sonriendo y riendo a su alrededor mientras mostraban sus hombros. No sabía si eso era obra de su padre o no, lo ignoraba, el caso es que estaba disfrutando. Otra cosa que cabía destacar es que ignoraba por completo su naturaleza de demonio, ni su padre ni su madre demostraban tales facetas, por lo que vivía en la ignorancia.
Todo aquello se fue desmoronando con el tiempo. Lo llevaron a una escuela, nadie quería acercarse a él, desconocía la razón por la cual todos actuaban así, él era un chico normal. Era un chico a quien le costaba hacer amigos, mas con las chicas era algo distinto, no comprendía para nada ese hecho y lo ignoraba por completo, él se limitaba a atender sus propios asuntos.
Terminó el colegio y ya sabía a lo que se quería dedicar: quería ser artista. Su padre, un famoso congresista, estaba en desacuerdo con aquella idea que le rondaba la cabeza al muchacho. Ahí fue donde comenzó la rivalidad con su padre, le traía sin cuidado, el joven Yozo dibujaba a escondidas mientras que a la vista de su padre, estudiaba, o eso quería hacerle ver ya que por su mente pasaban continuas ideas y siluetas que dibujar. Poseía un gran talento.
Se inscribió en el instituto para continuar con sus estudios, de nuevo se encontraba aislado de todo el mundo, incluso eran todavía más crueles con él, llegaban a decirle que era un completo monstruo. Desconocía la razón de ello, él se consideraba un chico normal y corriente, sin nada que destacar sobre los demás. Pero todo eso cambió cuando conoció a un chico, el cual, en un futuro, se convertiría en su mejor amigo.
Ambos disfrutaban de la vida estudiantil, riendo y pasándoselo bien, pero lo que Yozo no sabía es que aquel chico llevaba malas intenciones. Sabía perfectamente —por habladurías de los demás chicos— que se trataba de un monstruo y aprovechando el don que poseía lió de tal manera al muchacho que terminó pintándose a sí mismo. Lo que ninguno se esperó es que provocara un desencadenamiento fatal. Estando Yozo delante del lienzo, se percató de que la figura comenzaba a moverse y salía del cuadro, pero extrañamente no se asustó y salió corriendo, sino que asimiló que era un verdadero monstruo.
”Con que esto soy, un monstruo.” Se decía mientras miraba el cuadro y como la figura se paseaba por la estancia mientras sonreía de lado, como si estuviera conforme con ello.
A partir de ahí todo se fue torciendo cada vez más. La influencia de ese amigo suyo no era muy buena pero lo ayudaría a conseguir aquello que anhelaba: ser un artista. Estaba dispuesto a ayudarlo. Eso hizo que Yozo olvidara por completo las intenciones que el contrario tenía.
Los años pasaron, pero no en balde para el joven demonio, muchas cosas sucedieron hasta que se trasladó al centro de la ciudad y cumplió los 18 años, cuando las cosas se terminaron de torcer para el demonio. Junto con su amigo, se convirtió en un auténtico estafador, no lo hacía de mala fe, sólo lo hacía para conseguir algo de dinero y seguir con sus estudios y continuar con su sueño de ser artista gracias a su amigo. No obstante, en cierta forma lo vio arriesgado y su alma comenzó a caer en la depravación, viendo aquello como normal y como un acto de venganza contra su padre. Aquella situación lo llevó a ser buscado por la policía.
Ambos huyeron como pudieron, separándose en la huida. El joven Yozo se metió por varios callejones, procurando perderlos de vista. En estas vio la silueta de su padre delante de él, obviamente no estaba allí, todo eran imaginaciones suyas. Rió y salió corriendo, escondiéndose en un viejo burdel. Gracias a una mujer logró salir ileso ya que ésta lo escondió debajo de su largo vestido. Cuando el oficial de policía se marchó por fin ambos pudieron hablar con normalidad, claro que en el dormitorio. La joven le confesó que quería vivir más como un ser humano. Yozo no podía estar más de acuerdo con ella pues deseaba lo mismo y a la vez sentía una malsana curiosidad. Y lo que no se esperó que dijera:
Quería suicidarse.
A Yozo le chocó y lo vio como una gran idea. Obviamente como la joven le confesó aquello él le reveló que era un monstruo y que no quería seguir viviendo en este mundo. Quería borrar su existencia del mapa. Así que ambos, con la idea del doble suicidio en mente, se fueron a un acantilado. La joven fue la primera que se acercó al borde del acantilado, observando el mar embravecido. El joven demonio, perdiendo por completo el norte, extendió las manos y terminó por empujar a la mujer. Arrepintiéndose de lo que había hecho, se arrojó al vacío con la sorpresa añadida de que sobrevivió a la caída, algo milagroso para un ser humano pero nada raro en un ser sobrenatural, incluso era hasta “lógico”.
Fue llevado a un hospital y periodistas y demás medios de comunicación se “mataban” por conseguir una exclusiva del superviviente del doble suicidio. Pero lo que ninguno sabía es que la muerte de aquella mujer le estaba afectando de sobremanera, tanto que tenía pesadillas en las que aparecía ella, atosigándole y maldiciendo su estampa a pesar de que lo quería. Pero sabía que no era ella, sino su verdadero ser, el cual no cesaba de ver en cada esquina de cualquier lugar.
De nuevo desapareció sin dejar rastro.
Pasaron cuatro años después del incidente del doble suicidio. Yozo se refugió en la casa de una reportera que quiso ayudarlo a pasar desapercibido y afortunadamente lo consiguió. Estuvo viviendo varios meses con ella y con su hija, pero debido a aquella mujer y su verdadero ser que lo atosigaban constantemente, se metió en el mundo de la bebida, acostándose con aquellas mujeres que no le negaban nada.
”Soy un monstruo.”
Terminó borracho, tambaleándose por la calle hasta que terminó tirado en el suelo, observando sus manos y lamentándose por haber empujado a aquella mujer con sus manos, visionando sus palmas llenas de sangre.
”Perdón por haber nacido en este mundo.”
Varios meses más tarde, alejándose de todo lo que le atosigaba, o al menos intentándolo, se trasladó a Australia y pidió un puesto como profesor de artes en una prestigiosa academia denominada Greenlight. A ver si así se acababan todos sus males, pero lo que desconocía es que aquella mujer lo iba a seguir atosigando todo lo que podía.
Extras:
-Acostarse con una mujer que lo ha ayudado lo ve él como una señal de agradecimiento, ya que apenas conoce el comportamiento humano y todas que le ayudaron accedieron a ello.
-Cuando está deprimido suele tomar bebidas alcohólicas.
-Tiene un gran talento dibujando.
-En su pasado fue un estafador, por lo que engañar a los demás para sacarle el dinero lo ve como algo totalmente normal.
-Es fumador.
-Se lleva de maravilla con los niños, es más, le encantan.
Poderes/Habilidades:
Oído: Lo tiene muy desarrollado, por lo que no les es difícil escuchar cosas inaudibles para los demás ni averiguar su procedencia.
Debilidades:
Oído: Debido a lo desarrollado que lo tiene, los sonidos muy agudos lo marean, llegando incluso a desmayarse debido a su débil salud. También le impide localizar el objeto que ha emitido ese sonido. Siente que la cabeza le va a estallar.
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Procedencia y nombre del físico:
Yozo Oba — Aoi Bungaku Series
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