Bajo las hojas otoñales [Priv. Kakeyuki]

El viento golpeaba la ventana de mi dormitorio y se podía escuchar como también las hojas de los arboles que se encontraban a las afueras del dormitorio jugueteaban con el viento despertándome poco a poco por aquel sordo ruido, la luz se colaba entre las cortinas pegándome en el rostro haciendo que parpadeara hasta acostumbrarme a la brillante luz de afuera; me estiraba aun acostada en la cama moviéndome de un lado a otro hasta caerme de la cama y darle un beso de buenos días al suelo, <” Joder que esta frío el suelo “>, me seguía estirando de par en par como le diera un gran abrazo al suelo, para luego mirar a la cama contigua donde dormiría mi compañera de habitación que por supuesto aun no tenia, aunque claro mientras dormía sola podía hacer me un poco la tonta y tener mis cosas por todo el lugar y tener que mover un dedo para mover mis cosas de un lado a otro o preocuparme por los momentos de eso.  Me senté en el suelo mirando hacia la ventana, en mis rodillas me sentaba y la abría de par en par el viento golpeaba mi rostro y jugaba con mis cabellos que estaban desordenados, volteaba mi mirada a donde se encontraba el reloj de pared, 3:00 de la tarde, <” Que pereza “> , pensé. Salia de los dormitorios con una larga bufanda rosa enrollada en mi cuello, el viento seguía jugando y podía ver como las hojas de otoño con sus particulares colores tierra volaban y hacían camino entre los arboles y golpeaban de ida y vuelta cada vez que estas volaban y aterrizaban envolviéndome entre ellas.  

Era sábado y no se divisaba mucho movimiento fuera de los dormitorios, seguro abrían salido temprano de paseo o seguirían algunos dormidos al igual que yo lo estaba, había estado ya algunos semanas en la Academia y ya conocía un poco sus alrededores, media mis manos entre los bolsillos de mis pantalones, hacia un poco de frío; caminaba hacia los adentros de la Academia, caminaba tranquila por los pasillos y las escaleras siguiendo flechas al azar sin leer a donde me llevaban, suponía por como subía llegaría en un dos por tres a la azotea. Al encontrarme con la puerta de hierro que daba hacia la azotea, la empujaba con mis manos dando un estruendoso chirrido al abrirlo, miraba un poco asustada a mi alrededor, tal vez a estas horas no abría muchas personas por aquí, el personal seguro estaba en sus departamentos o los pocos que estarían aquí seria ordenando papel de estudiantes de nuevo ingreso.  

El cambio de luz hacia que mis ojos se cerraran y quedara por unos pocos segundos sin ver absolutamente nada más que blanco por la luz.
- Mierda. - soltaba en una especie de gemido; cerraba la puerta tras de mi al entrar acercándome a la cerca de seguridad mirando desde abajo como algunos grupos de estudiantes salían  y entraban, me acercaba a uno de los vacos que estaban allá sentándome diciendo chillando un poco – ¡Que aburrido!.