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Lujo en el mar
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Lujo en el mar
Lujo en el mar
Ashford cuenta con multitud de lugares bonitos, románticos y elegantes, y muchos de ellos han sido temporalmente adquiridos para las distintas parejas del evento. Sin embargo, la Academia Greenlight ha decidido que es una ocasión demasiado especial como para limitarse a celebrar este feliz día en el interior de la ciudad… Así que, ¿qué os parece pasar la tarde en el mar?
Tenéis un par de invitaciones para subir a un elegante yate de lujo. Antes de subir si quiera ya puede verse el enorme salón que ocupa tanto parte exterior como interior en el barco, donde encontraréis cómodos sillones, libros y, un poco más adentro, incluso una televisión. Un poco más adelante, tras lo que parece un pequeño mostrador, se encuentran los asientos de los capitanes y unas escaleras que llevan a la zona inferior. Si os da por subir al piso de arriba, encontraréis una mesa con un mantel blanco un par de sillas del mismo color. En cuanto tengáis hambre, hacédselo saber a uno de los capitanes y él os subirá la abundante comida mientras el otro controla el navío (aunque si no decís nada, probablemente sean ellos los que os ofrezcan subiros la cena). Cuando estéis muy cansados, podéis bajar las escaleras tras el mostrador y escoger entre una habitación con una gran cama de matrimonio u otra con dos cómodas camas separadas, según prefiráis.
Esperemos que os guste el mar y que no os mareéis, porque el barco no va a volver a tierra hasta la mañana siguiente. En cualquier caso no os preocupéis por vuestros capitanes, porque les hemos pagado un buen dinero (y un par de botes de café), de manera que estarán encantados de ayudaros en todo lo que puedan.
Reglas del evento
· El tema que deberán responder antes que los demás que tengan será el del evento, porque tiene una fecha límite.
· No se pueden abandonar los temas.
· Al menos 2 contestaciones por semana.
Invitado- Invitado
Re: Lujo en el mar
Para empezar... ¿qué demonios hacía ella allí? ¿Qué había estado pensando para decidir presentarse a aquel... Aquella "cita"?
A cada paso que daba camino de los muelles de Ashford, Erika se sentía más preocupada y arrepentida de haberse apuntado a aquel dichoso pseudo-evento escolar de citas a ciegas. De no ser porque estaba bastante segura de seguir tan muerta como el día anterior, habría jurado que lo que sentía en el estómago eran retortijones de puros nervios. Entre las manos arrugaba poco a poco las esquinas de una invitación plasmada en un rectángulo de cartulina de buena calidad.
Tú fuiste quien se apuntó a esta tontería de las citas a ciegas no tardó en recordarle la molesta voz de su cabeza que, desde que escribiera su nombre en la lista de asistentes se había asegurado de subrayar el estúpido y enormísimo error que cometía cada vez que tenía la más mínima ocasión Tú te lo has buscado.
Y no entendía a qué venía tantísima inseguridad. Para aquel día había tomado más precauciones y tenido más cuidado que nunca; Antes de salir de los terrenos del instituto, se había alimentado con tres bolsas de sangre y llevaba otro par en su mochila de tela, lo que era todo un derroche si tenemos en cuenta lo frugal que solía ser cada vez que comía. Sin embargo, era un derroche justificado, lógico y necesario; no sabía si en aquella cita se encontraría con un humano y para cualquiera que la tuviera cerca lo mejor siempre sería que estuviera sobrealimentada. Casi ni sentía sed... ¿No debería estar un poco, un pelincito más segura? Venga Erika... Que no vas a la guerra murmuró internamente tratando de darse ánimos sin demasiado éxito.
Entre tanto diálogo interno, llegó por fin al muelle en que estaba atracado el yate que la academia había alquilado especialmente para la ocasión (no quiso pensar cuánto dinero debía de haber costado, su economía era muy sensible). Fue entonces cuando se permitió mirar al rededor suya en busca de alguien. Dudó que hubiera podido subir ya al barco y ahogó un suspiro.
Pudo mirar fácilmente el reloj unas... Tres veces en su primer minuto de espera frente a la embarcación. Se sentía dividida: Por un lado, temía que no fuera a aparecer nadie, por otro, le aterrorizaba (por más aburrida que pudiera parecer exteriormente) la simple idea de imaginarse quién podría haber sido citado con ella. La simple perspectiva de pasar unas horas con otra persona, por más lujoso y espacioso que fuera el medio de transporte la apabullaba. Se colocó el parche, las mangas de la blusa y la cintura de los vaqueros como si así la espera fuera a pasar más rápidamente el tiempo o su aspecto pudiera mejorar demasiado.
De nuevo, suspiró. Aquello no iba a ser sencillo.
A cada paso que daba camino de los muelles de Ashford, Erika se sentía más preocupada y arrepentida de haberse apuntado a aquel dichoso pseudo-evento escolar de citas a ciegas. De no ser porque estaba bastante segura de seguir tan muerta como el día anterior, habría jurado que lo que sentía en el estómago eran retortijones de puros nervios. Entre las manos arrugaba poco a poco las esquinas de una invitación plasmada en un rectángulo de cartulina de buena calidad.
Tú fuiste quien se apuntó a esta tontería de las citas a ciegas no tardó en recordarle la molesta voz de su cabeza que, desde que escribiera su nombre en la lista de asistentes se había asegurado de subrayar el estúpido y enormísimo error que cometía cada vez que tenía la más mínima ocasión Tú te lo has buscado.
Y no entendía a qué venía tantísima inseguridad. Para aquel día había tomado más precauciones y tenido más cuidado que nunca; Antes de salir de los terrenos del instituto, se había alimentado con tres bolsas de sangre y llevaba otro par en su mochila de tela, lo que era todo un derroche si tenemos en cuenta lo frugal que solía ser cada vez que comía. Sin embargo, era un derroche justificado, lógico y necesario; no sabía si en aquella cita se encontraría con un humano y para cualquiera que la tuviera cerca lo mejor siempre sería que estuviera sobrealimentada. Casi ni sentía sed... ¿No debería estar un poco, un pelincito más segura? Venga Erika... Que no vas a la guerra murmuró internamente tratando de darse ánimos sin demasiado éxito.
Entre tanto diálogo interno, llegó por fin al muelle en que estaba atracado el yate que la academia había alquilado especialmente para la ocasión (no quiso pensar cuánto dinero debía de haber costado, su economía era muy sensible). Fue entonces cuando se permitió mirar al rededor suya en busca de alguien. Dudó que hubiera podido subir ya al barco y ahogó un suspiro.
Pudo mirar fácilmente el reloj unas... Tres veces en su primer minuto de espera frente a la embarcación. Se sentía dividida: Por un lado, temía que no fuera a aparecer nadie, por otro, le aterrorizaba (por más aburrida que pudiera parecer exteriormente) la simple idea de imaginarse quién podría haber sido citado con ella. La simple perspectiva de pasar unas horas con otra persona, por más lujoso y espacioso que fuera el medio de transporte la apabullaba. Se colocó el parche, las mangas de la blusa y la cintura de los vaqueros como si así la espera fuera a pasar más rápidamente el tiempo o su aspecto pudiera mejorar demasiado.
De nuevo, suspiró. Aquello no iba a ser sencillo.
Invitado- Invitado
Re: Lujo en el mar
Errores. Todos cometemos algún pequeño error en algunos momentos. En el caso de la pequeña y joven rusa era diferente. Más que un error, fue un despiste. Cuando se acercaba la fecha de inscribirse en el evento, entendió mal las palabras del evento y por algún extraño casual de la vida, esta llego a entender “Se ofrecen sirvientes” o algo con similar significado. Con intención de cargar al sirviente con tareas sencillas, la joven rusa se apunto sin percatarse del verdadero significado del evento. Le extraño que preguntaran por el genero contrario, pero como le resultaba algo indiferente puso ambos géneros aunque agrego que preferiría que fuera mujer antes que hombre, la joven rusa se sentía mas cómoda entre mujeres. Poco tiempo después de inscribirse se percato de su error y del verdadero evento que iba a participar. Pero la joven rusa no se iba a echar hacia atrás ahora que se había apuntado.
La joven rusa no sabia que llevar. No sabia que debía de vestir. No sabía quien iba a ser su pareja. Era evidente, era una cita a ciegas y no sabia quienes se habían apuntado al igual que ella. Tampoco sabía si le iba a tocar un hombre o una mujer. Aunque la joven rusa sospechaba que había mas posibilidades de que fuera mujer debido a su petición de preferiblemente que fuera así. Aunque igual se equivocaba por ese mismo motivo.
-Esta bien, iré. Pero para demostrar que la gran Katyusha no tiene miedo de una… Una… Ci-ci-cita- Dijo algo tartamuda con un fuerte sonrojo en su rostro mientras daba vueltas por su habitación nerviosa.
Ya decidida y arreglada, la joven rusa había salido de su habitación en dirección a donde era su cita. Observo la dirección. “Los muelles de Ashford”. ¿La joven rusa tendría que subir en un barco? Era cierto que a ella le encantaban los vehículos terrestres en especial los tanques, pero eso no quitaba que no le pudieran agradar los barcos. En efecto, no le desagradaba la idea de tomar un barco para variar un poco de la rutina.
Llego finalmente al muelle. ¿Pero donde se suponía que tenía que ir ahora? La joven rusa pregunto de forma un poco ofensiva a un marinero que pasaba por la zona, el cual no pudo evitar reír ante oír tal comentario por parte de una chica tan joven y pequeña, por suerte para la joven rusa, el marinero le indico el lugar, señalando un yate que estaba anclado. Ese era su destino.
Cuando se fue aproximando al yate observo como había una chica allí esperando delante del yate. ¿Seria esa la pareja de la joven rusa en aquella cita a ciegas? ¿O se trataría de alguno de los miembros que se encargarían de que la cita fuera conforme para ambos?
La joven rusa se aproximo con paso firme y decidido hasta la joven. Se paro enfrente de ella y la observo detenidamente, era más alta que la joven rusa, como mínimo veinte centímetros más. -Soy la gran Katyusha, he venido a la c-c-c-cena!- Exclamo intentando evitar mencionar la palabra “Cita” de su presentación. Aparto la mirada un instante, intentando tapar el rostro después de haber tartamudeado.
Después de presentarse echo una leve mirada al yate observando lo que había en el. -¿Todavía no se puede subir?- Pregunto con cierto tono de indignación.
La joven rusa no sabia que llevar. No sabia que debía de vestir. No sabía quien iba a ser su pareja. Era evidente, era una cita a ciegas y no sabia quienes se habían apuntado al igual que ella. Tampoco sabía si le iba a tocar un hombre o una mujer. Aunque la joven rusa sospechaba que había mas posibilidades de que fuera mujer debido a su petición de preferiblemente que fuera así. Aunque igual se equivocaba por ese mismo motivo.
-Esta bien, iré. Pero para demostrar que la gran Katyusha no tiene miedo de una… Una… Ci-ci-cita- Dijo algo tartamuda con un fuerte sonrojo en su rostro mientras daba vueltas por su habitación nerviosa.
Ya decidida y arreglada, la joven rusa había salido de su habitación en dirección a donde era su cita. Observo la dirección. “Los muelles de Ashford”. ¿La joven rusa tendría que subir en un barco? Era cierto que a ella le encantaban los vehículos terrestres en especial los tanques, pero eso no quitaba que no le pudieran agradar los barcos. En efecto, no le desagradaba la idea de tomar un barco para variar un poco de la rutina.
Llego finalmente al muelle. ¿Pero donde se suponía que tenía que ir ahora? La joven rusa pregunto de forma un poco ofensiva a un marinero que pasaba por la zona, el cual no pudo evitar reír ante oír tal comentario por parte de una chica tan joven y pequeña, por suerte para la joven rusa, el marinero le indico el lugar, señalando un yate que estaba anclado. Ese era su destino.
Cuando se fue aproximando al yate observo como había una chica allí esperando delante del yate. ¿Seria esa la pareja de la joven rusa en aquella cita a ciegas? ¿O se trataría de alguno de los miembros que se encargarían de que la cita fuera conforme para ambos?
La joven rusa se aproximo con paso firme y decidido hasta la joven. Se paro enfrente de ella y la observo detenidamente, era más alta que la joven rusa, como mínimo veinte centímetros más. -Soy la gran Katyusha, he venido a la c-c-c-cena!- Exclamo intentando evitar mencionar la palabra “Cita” de su presentación. Aparto la mirada un instante, intentando tapar el rostro después de haber tartamudeado.
Después de presentarse echo una leve mirada al yate observando lo que había en el. -¿Todavía no se puede subir?- Pregunto con cierto tono de indignación.
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Invitado- Invitado
Re: Lujo en el mar
¿Y si se iba de allí? Ninguno de los conductores del barco se había asomado para ver si había alguien y seguro que, de todas formas, su cita no iba a aparecer. Todavía estaba a tiempo de darse la vuelta, volver a la academia, inventarse algún tipo de excusa y encerrarse a pasar San Valentín como pasaría cualquier otro día. ¿Acaso era una idea tan descabellada?
Se contuvo, sin embargo, de sus ideas de huida, cuando vio acercarse a una menuda figura de cabellos rubios. Lo cierto es que lo primero que se le pasó por la cabeza es que la muchacha debía de haberse perdido. Erika no era muy alta y bien podría sacar una cabeza a aquella pequeña. Sólo después se le ocurrió pensar que los de primer curso de instituto también habían podido participar en el reparto de parejas.
Lo más posible es que aquel fuera el caso de la muchacha, se dijo para sus adentros. Jamás habría pensado que pudiera tener más edad que ella, claro que a la distancia a la que aún se encontraban, cualquier pensamiento no era más que una mera suposición, pero podría jurar que no parecía ningún ser sobrenatural...
En cuanto la tuvo más cerca, con una simple bocanada de aire, confirmó sus sospechas Una humana se riñó con tristeza para sus adentros por no haber aclarado en su solicitud de pareja que excluyeran a los humanos. Al menos, no es un muerto trató de consolarse. Si tuviera que pasar la noche en un yate con un vampiro, su situación sería, sin duda, más complicada. Mostró una pequeña sonrisa de la forma más amable que pudo a la pequeña y negó con la cabeza.
-Creo que sí se puede, pero estaba esperando a que llegara mi cita... que eres tú- se reprochó aquella torpeza y titubeo aguantando un resoplido. ¿No podían dársele aquellas cosas un poco mejor? Se suponía que los vampiros eran "sexis" y atractivos, por todos los demonios. -Oh, y soy Erika Koenig- puso mucho cuidado de presentarse sin moverse demasiado, para no tentar a la contraria siquiera a extender el brazo. Como con cualquier otra persona, la simple idea de tocar a Katyusha repelía a la alemana igual que si de un enjambre de abejas se tratara -¿Qué te parece si subimos al barco?- propuso después -Posiblemente estén esperando para zarpar.
Se contuvo, sin embargo, de sus ideas de huida, cuando vio acercarse a una menuda figura de cabellos rubios. Lo cierto es que lo primero que se le pasó por la cabeza es que la muchacha debía de haberse perdido. Erika no era muy alta y bien podría sacar una cabeza a aquella pequeña. Sólo después se le ocurrió pensar que los de primer curso de instituto también habían podido participar en el reparto de parejas.
Lo más posible es que aquel fuera el caso de la muchacha, se dijo para sus adentros. Jamás habría pensado que pudiera tener más edad que ella, claro que a la distancia a la que aún se encontraban, cualquier pensamiento no era más que una mera suposición, pero podría jurar que no parecía ningún ser sobrenatural...
En cuanto la tuvo más cerca, con una simple bocanada de aire, confirmó sus sospechas Una humana se riñó con tristeza para sus adentros por no haber aclarado en su solicitud de pareja que excluyeran a los humanos. Al menos, no es un muerto trató de consolarse. Si tuviera que pasar la noche en un yate con un vampiro, su situación sería, sin duda, más complicada. Mostró una pequeña sonrisa de la forma más amable que pudo a la pequeña y negó con la cabeza.
-Creo que sí se puede, pero estaba esperando a que llegara mi cita... que eres tú- se reprochó aquella torpeza y titubeo aguantando un resoplido. ¿No podían dársele aquellas cosas un poco mejor? Se suponía que los vampiros eran "sexis" y atractivos, por todos los demonios. -Oh, y soy Erika Koenig- puso mucho cuidado de presentarse sin moverse demasiado, para no tentar a la contraria siquiera a extender el brazo. Como con cualquier otra persona, la simple idea de tocar a Katyusha repelía a la alemana igual que si de un enjambre de abejas se tratara -¿Qué te parece si subimos al barco?- propuso después -Posiblemente estén esperando para zarpar.
Invitado- Invitado
Re: Lujo en el mar
La joven rusa era muy especial, pues aun con su peculiar aspecto tendía a veces a confundir a las personas y en este caso había sido así. Había confundido a la chica que se encontraba allí delante de ella como uno de los miembros de la tripulación del yate. Sonrío alegremente tras su presentación y echo una mirada a los alrededores como si buscara a alguien. Dio un pequeño pisotón en el suelo algo molesta aunque consiguió contenerse un poco y hacer parecer que estaba estirando la pierna.
La mente de la joven rusa puede resultar como un libro abierto a veces y en esta ocasión, decía claramente “¿Cómo se le ocurre a la otra persona hacer esperar a Katyusha?” o algo por el estilo.
La joven rusa volvió la mirada con una sonrisa hacia la joven que había respondido a su pregunta con una negación de cabeza. Hizo una leve mueca de sorpresa y dio un pequeño paso en dirección hacia el yate después de encogerse de hombros tras meditarlo un poco, pero una cara de sorpresa se le quedo cuando escucho que era ella la que estaba esperando a Katyusha y que iba a ser su pareja de esa cena.
-Pensaba que eras de la tripulación- Dijo la joven rusa en voz baja casi como si lo dijera realmente para si misma mientras sus ojos se tornaban lentamente apagados como si le hubieran revelado una verdad que no quería oír. Agacho rápidamente el rostro para ocultarlo y se llevo una manga para taparlo aun más si era posible.
Escucho el nombre de la joven. La mente de la joven rusa iba dando vueltas entorno al nombre. Le resultaba familiar. Era algo que había escuchado anteriormente o algo así. Pero no estaba segura del todo.
La joven de pronto menciono de subir al barco. En ese momento lo recordó. El nombre le sonaba a alemán. Alzo la mirada y dio un salto para subir en el barco rápidamente, tropezó unos instantes quedando al borde del filo sin saber si se mantendría de pie o si caería pero finalmente recupero el equilibrio. -Es-Estoy bien, esto no es nada- Dijo algo avergonzada intentando sonar confiada y segura de si misma.
-Tú- Dijo cuando se había recuperado señalando con el dedo a la joven. -Me agrada tu nombre. ¿Eres alemana?- Pregunto esbozando una sonrisa de lado.
La mente de la joven rusa puede resultar como un libro abierto a veces y en esta ocasión, decía claramente “¿Cómo se le ocurre a la otra persona hacer esperar a Katyusha?” o algo por el estilo.
La joven rusa volvió la mirada con una sonrisa hacia la joven que había respondido a su pregunta con una negación de cabeza. Hizo una leve mueca de sorpresa y dio un pequeño paso en dirección hacia el yate después de encogerse de hombros tras meditarlo un poco, pero una cara de sorpresa se le quedo cuando escucho que era ella la que estaba esperando a Katyusha y que iba a ser su pareja de esa cena.
-Pensaba que eras de la tripulación- Dijo la joven rusa en voz baja casi como si lo dijera realmente para si misma mientras sus ojos se tornaban lentamente apagados como si le hubieran revelado una verdad que no quería oír. Agacho rápidamente el rostro para ocultarlo y se llevo una manga para taparlo aun más si era posible.
Escucho el nombre de la joven. La mente de la joven rusa iba dando vueltas entorno al nombre. Le resultaba familiar. Era algo que había escuchado anteriormente o algo así. Pero no estaba segura del todo.
La joven de pronto menciono de subir al barco. En ese momento lo recordó. El nombre le sonaba a alemán. Alzo la mirada y dio un salto para subir en el barco rápidamente, tropezó unos instantes quedando al borde del filo sin saber si se mantendría de pie o si caería pero finalmente recupero el equilibrio. -Es-Estoy bien, esto no es nada- Dijo algo avergonzada intentando sonar confiada y segura de si misma.
-Tú- Dijo cuando se había recuperado señalando con el dedo a la joven. -Me agrada tu nombre. ¿Eres alemana?- Pregunto esbozando una sonrisa de lado.
Invitado- Invitado
Re: Lujo en el mar
Oh... Ahora todo tenía un poco más de sentido. El modo en que había hablado la pequeña no había sido fruto de la vergüenza del momento, o las dudas por la extraña cita a ciegas que ambas tenían entre manos, sino porque creía que era un empleado ineficiente del puerto. No supo si alegrarse o deprimirse por aquella repentina vuelta a la realidad. ¿Habría pensado así por su parche? ¿o acaso por su ropa? Vio, sin hacer comentarios, como la pequeña se escondía tras un brazo agachando la cara. ¿Avergonzada? Casi pareciera que quisiera hacerse pequeña y desaparecer.
Y, al instante siguiente, como si nada hubiera pasado, salió del "escondite" tras su brazo para saltar abordo del barco. A pesar de su usual reticencia a acercarse a los humanos, cuando vio tambalearse a la que creía menor, hizo ademán de ir hacia ella. ¿En qué estaba pensando? Suspiró de alivio cuando la rubia recuperó el equilibrio.
-...Deberías tener un poco más de cuidado- comentó colocándose su mochila de tela a la espalda y subió escaleras abordo con un cuidado innecesario sin quitar la mirada de la otra -Soy alemana, me crié en Munich- asintió con la cabeza.
-Tú tampoco eres australiana, ¿verdad?- cuestionó con cierto tono de curiosidad -Nunca antes había escichado tu nombre, de hecho... ¿Katyusha? ¿Se dice así?- intentaba, por todos los medios, parecer relajada. Y no lo creía estar haciendo del todo mal.
-Supongo que eres estudiante de Greenlight también, ¿no?- Se cruzó de brazos bajo el pecho con calma y echó una ojeada a la cubierta del barco. Sin duda, la academia no había escatimado en gastos para aquella cita a ciegas. El lugar resultaba incluso acogedor. -¿Crees que estarán por aquí el capitán... o alguien más?- cuestionó oteando el lugar.
Y, al instante siguiente, como si nada hubiera pasado, salió del "escondite" tras su brazo para saltar abordo del barco. A pesar de su usual reticencia a acercarse a los humanos, cuando vio tambalearse a la que creía menor, hizo ademán de ir hacia ella. ¿En qué estaba pensando? Suspiró de alivio cuando la rubia recuperó el equilibrio.
-...Deberías tener un poco más de cuidado- comentó colocándose su mochila de tela a la espalda y subió escaleras abordo con un cuidado innecesario sin quitar la mirada de la otra -Soy alemana, me crié en Munich- asintió con la cabeza.
-Tú tampoco eres australiana, ¿verdad?- cuestionó con cierto tono de curiosidad -Nunca antes había escichado tu nombre, de hecho... ¿Katyusha? ¿Se dice así?- intentaba, por todos los medios, parecer relajada. Y no lo creía estar haciendo del todo mal.
-Supongo que eres estudiante de Greenlight también, ¿no?- Se cruzó de brazos bajo el pecho con calma y echó una ojeada a la cubierta del barco. Sin duda, la academia no había escatimado en gastos para aquella cita a ciegas. El lugar resultaba incluso acogedor. -¿Crees que estarán por aquí el capitán... o alguien más?- cuestionó oteando el lugar.
Invitado- Invitado
Re: Lujo en el mar
La joven rusa había dado un salto algo peligroso y aunque había conseguido mantener el equilibrio había conseguido preocupar a la otra joven. Aunque en su exterior fingiera encontrarse bien y dice que no pasa nada. En el fondo, la joven rusa se encuentra preocupada de que se haya podido convertir en una molestia para su acompañante. Pero ella era así, aunque en el fondo se sintiera de esa forma. Ella no dejaría salir esos pensamientos y sentimientos pues pensaba que no le hacían bien.
Cuando escucho el comentario de la joven de tener mas cuidado, un leve rubor recorrió las mejillas de la joven rusa e instantáneamente aparto la mirada hacia otro lado. -Ha-Ha sido a propósito… Además, quiero mirar el mar- Dijo la joven rusa con cierto tono molesto mientras apartando la mirada de la joven se dedicaba a mirar el mar.
Cuando la joven menciono que era alemana y de Munich, el rubor ya había desaparecido de las mejillas de la joven rusa. Se giro para mirar a la joven y sonrío ampliamente. Aquella sonrisa simbolizaba su victoria en adivinar la nacionalidad de la joven. No estaba segura al cien por cien que la joven fuera alemana pero el nombre y en especial su apellido le daban esa sensación a la joven rusa de que se trataba de alguien de centro Europa y con mayor posibilidad en Alemania. Su sonrisa era de triunfo.
Se sorprendió un poco por la pregunta de la joven pero rápidamente sonrío. -En efecto, soy rusa, no australiana- Esbozo una sonrisa amigable y escucho a la joven intentar pronunciar su nombre. -¡Oh! No esta mal, es “Katyusha”- Menciono la joven rusa, mas por hacerle mas común su nombre a la joven que por corregirla.
La joven rusa dio unos pasos por el barco investigando cuando escucho otra pregunta de Erika. -Estudiante de tercer año, imagino que serás de 1º o 2º año… Me suenan las caras de los de tercer año, no es por otra cosa-
Echo una mirada por la borda aunque no le resultaba tan fácil como pensaba por lo que disimulo un poco torpemente y dio un salto como si estuviera jugando. -Se tardan mucho- Se dijo para si misma algo molesta cuando escucho la pregunta de Erika. -Eso mismo estaba pensando… Están tardando…- Dijo lentamente haciéndose notar algo molesta.
-¡Ya!- Exclamo como si su paciencia se hubiera acabado. Y dio unos pasos hacia los camarotes del bote para buscar a alguien. -¿Hay alguien ahí?- Exclamo mientras entraba por la primera puerta que había encontrado.
Cuando escucho el comentario de la joven de tener mas cuidado, un leve rubor recorrió las mejillas de la joven rusa e instantáneamente aparto la mirada hacia otro lado. -Ha-Ha sido a propósito… Además, quiero mirar el mar- Dijo la joven rusa con cierto tono molesto mientras apartando la mirada de la joven se dedicaba a mirar el mar.
Cuando la joven menciono que era alemana y de Munich, el rubor ya había desaparecido de las mejillas de la joven rusa. Se giro para mirar a la joven y sonrío ampliamente. Aquella sonrisa simbolizaba su victoria en adivinar la nacionalidad de la joven. No estaba segura al cien por cien que la joven fuera alemana pero el nombre y en especial su apellido le daban esa sensación a la joven rusa de que se trataba de alguien de centro Europa y con mayor posibilidad en Alemania. Su sonrisa era de triunfo.
Se sorprendió un poco por la pregunta de la joven pero rápidamente sonrío. -En efecto, soy rusa, no australiana- Esbozo una sonrisa amigable y escucho a la joven intentar pronunciar su nombre. -¡Oh! No esta mal, es “Katyusha”- Menciono la joven rusa, mas por hacerle mas común su nombre a la joven que por corregirla.
La joven rusa dio unos pasos por el barco investigando cuando escucho otra pregunta de Erika. -Estudiante de tercer año, imagino que serás de 1º o 2º año… Me suenan las caras de los de tercer año, no es por otra cosa-
Echo una mirada por la borda aunque no le resultaba tan fácil como pensaba por lo que disimulo un poco torpemente y dio un salto como si estuviera jugando. -Se tardan mucho- Se dijo para si misma algo molesta cuando escucho la pregunta de Erika. -Eso mismo estaba pensando… Están tardando…- Dijo lentamente haciéndose notar algo molesta.
-¡Ya!- Exclamo como si su paciencia se hubiera acabado. Y dio unos pasos hacia los camarotes del bote para buscar a alguien. -¿Hay alguien ahí?- Exclamo mientras entraba por la primera puerta que había encontrado.
Invitado- Invitado
Re: Lujo en el mar
Durante unos instantes, Erika no pudo creer las palabras de la muchacha. ¿Cómo iba a ser ella una estudiante de tercer curso? Apenas le llegaba a la barbilla a la alemana de milagro. ¿Acaso estaba mintiendo? ¿pero por qué habría de hacerlo? Además, a la vampiresa tampoco le sonaba haberla visto entre los alumnos de su clase o en el grupo más joven del instituto, por lo que no podía descartar de que fuera una especie de niña superdotada, o adulta compactada. Sacudió la cabeza sacándose aquellos pensamientos tras ahorrarse un suspiro de resignación y decidir confiar en la palabra de su cita -Sí, soy de segundo-confirmó las sospechas de la rubia sin más demora.
No tuvieron que esperar tampoco demasiado tras la llamada de atención de la rubia a los escondidos tripulantes de la nave para que estos hicieran acto de presencia en cubierta. De la pareja que acudió a atenderlas, dio el más mayor un paso adelante, con una sonrisa de bienvenida mientras el otro les pedía a ambas las invitaciones para la cita.
-Disculpen la tardanza, señoritas. Saldremos del puerto en unos momentos. El barco volverá a tierra mañana por la mañana, les serviremos la cena en el piso de arriba en cuanto deseen- explicó con tono amable -Si desean algo, estamos aquí para ayudarlas- tras un gesto de cabeza como despedida, ambos desconocidos se dirigieron al cuadro de mandos del yate.
En aquel momento, nuestra vampiresa seguía sin saber bien qué hacer, pero al menos estaba bastante más relajada que momentos antes de conocer a Katyusha. -¿Quieres... ver el resto del barco?- preguntó. Ella no tenía prisa alguna en que le sirvieran una cena que se dedicaría remover en el plato. Sería algo demasiado complicado de explicar, o una mentira demasiado complicada de inventarse para las pocas ganas que tenía.
No tuvieron que esperar tampoco demasiado tras la llamada de atención de la rubia a los escondidos tripulantes de la nave para que estos hicieran acto de presencia en cubierta. De la pareja que acudió a atenderlas, dio el más mayor un paso adelante, con una sonrisa de bienvenida mientras el otro les pedía a ambas las invitaciones para la cita.
-Disculpen la tardanza, señoritas. Saldremos del puerto en unos momentos. El barco volverá a tierra mañana por la mañana, les serviremos la cena en el piso de arriba en cuanto deseen- explicó con tono amable -Si desean algo, estamos aquí para ayudarlas- tras un gesto de cabeza como despedida, ambos desconocidos se dirigieron al cuadro de mandos del yate.
En aquel momento, nuestra vampiresa seguía sin saber bien qué hacer, pero al menos estaba bastante más relajada que momentos antes de conocer a Katyusha. -¿Quieres... ver el resto del barco?- preguntó. Ella no tenía prisa alguna en que le sirvieran una cena que se dedicaría remover en el plato. Sería algo demasiado complicado de explicar, o una mentira demasiado complicada de inventarse para las pocas ganas que tenía.
Invitado- Invitado
Re: Lujo en el mar
La joven acompañante respondió al comentario de la joven rusa lo que hizo que esta sonriera victoriosa. Ella sentía que había ganado por no haberse equivocado en decir que Erika no era de tercer año. Sentía una fuerza interior que le decía que clamara su victoria pero rápidamente sintió que era un pensamiento algo infantil y se callo. Con intención de contener aquel sentimiento entro preguntando por la tripulación.
La joven rusa se podía poner algo impaciente a veces y en esta ocasión hizo que se pusiera a buscar a la tripulación del barco. Realmente ella no tenía ningún motivo para llamarlos, quizás simplemente estaba molesta por que no habían venido a recibirlas como es debido y ahora quería saber que pasaba.
Sin mucho que esperar, la pareja a cargo del barco hizo aparición y avisaron los detalles de la cita. La joven rusa se callo lo que quería decir pues finalmente pensó que no seria apropiado y aun menos después de sus disculpas.
Cuando la pareja se fue, la joven rusa se giro para mirar a Erika. Se quedo unos instantes pensativa como si no encontrara las palabras adecuadas. Sin aun haber encontrado las palabras que buscaba, Erika le pregunto a la joven rusa si deseaba ver el resto del barco. Como si de una niña chica se tratase, una amplia sonrisa se apodero del rostro de la joven rusa a la vez que juntaba ambas manos en señal de alegría. -Si- Dijo totalmente ilusionada.
Dicho aquello, la joven rusa salio corriendo hacia la puerta con intención de explorar el barco. -¡Vamos a ver la proa!- Exclamo totalmente animada y entusiasmada.
La joven rusa se podía poner algo impaciente a veces y en esta ocasión hizo que se pusiera a buscar a la tripulación del barco. Realmente ella no tenía ningún motivo para llamarlos, quizás simplemente estaba molesta por que no habían venido a recibirlas como es debido y ahora quería saber que pasaba.
Sin mucho que esperar, la pareja a cargo del barco hizo aparición y avisaron los detalles de la cita. La joven rusa se callo lo que quería decir pues finalmente pensó que no seria apropiado y aun menos después de sus disculpas.
Cuando la pareja se fue, la joven rusa se giro para mirar a Erika. Se quedo unos instantes pensativa como si no encontrara las palabras adecuadas. Sin aun haber encontrado las palabras que buscaba, Erika le pregunto a la joven rusa si deseaba ver el resto del barco. Como si de una niña chica se tratase, una amplia sonrisa se apodero del rostro de la joven rusa a la vez que juntaba ambas manos en señal de alegría. -Si- Dijo totalmente ilusionada.
Dicho aquello, la joven rusa salio corriendo hacia la puerta con intención de explorar el barco. -¡Vamos a ver la proa!- Exclamo totalmente animada y entusiasmada.
Invitado- Invitado
Re: Lujo en el mar
No podía creer que aquella pequeña a la que parecía ilusionar tantísimo el simple hecho de inspeccionar la cubierta de un yate pudiera tener cuatro años más que ella. Sólo le faltaba ir dando saltos... Erika sonrió un poco y la siguió con paso calmado -No creo que debamos acercarnos demasiado- hablaba mientras tanto, meditando en voz alta las medidas de seguridad de aquel barco; no tenía la más mínima intención de que su cita (o ella misma) terminara en el agua por culpa de estar más pegadas al borde de lo recomendable.
El lugar era sencillo, una simple barandilla plateada bordeaba la forma picuda de la nave y en el suelo había tablas de madera (que parecía de buena calidad), no había ningún mobiliario allí, sólo una banqueta blanca integrada en el suelo. Sin embargo, a pesar de su sencillez, debía de admitir que las vistas quitaban el hipo. Como ya habían salido del muelle, el mar se extendía más allá de la proa de la embarcación, teñido de un azul celeste que de un momento a otro comenzaría a teñirse para el atardecer. Ni siquiera quedaban ya algunas pocas nubes.
-Nunca antes había montado en barco- admitió tras pensarlo durante unos segundos -Pero he de admitir que es precioso- medio segundo después, sacudió la cabeza ¿Te vas a poner sensiblera justamente hoy? se increpó a sí misma con tono reprobatorio tratando de sacarse, para variar, los pensamientos negativos de encima, estaban en un sitio hermoso y se merecían disfrutarlo, sin llantos ni tantos devaneos de cabeza. Se sentó en la banca blanquecina -Este sitio es enorme...- añadió con tono admirado, ahora que podía ver más o menos todo el barco ¿habrían muchas más habitaciones bajo cubierta?
De acuerdo, ese no era un tema a tratar por el momento. Se suponía que pasarían la noche allí y Erika tenía toda su escasa fe puesta en que hubiera camas individuales o, al menos, un sillón. Sería demasiado largo bochornoso de explicar si llegaba a encontrarse en una improbable y mínimamente cercana situación. Los temas banales los manejaba con bastante más soltura de la que había esperado -Oye, ¿de qué parte de Rusia eres? Hablas bastante bien inglés... ¿Cuánto tiempo llevas en Greenlight?
El lugar era sencillo, una simple barandilla plateada bordeaba la forma picuda de la nave y en el suelo había tablas de madera (que parecía de buena calidad), no había ningún mobiliario allí, sólo una banqueta blanca integrada en el suelo. Sin embargo, a pesar de su sencillez, debía de admitir que las vistas quitaban el hipo. Como ya habían salido del muelle, el mar se extendía más allá de la proa de la embarcación, teñido de un azul celeste que de un momento a otro comenzaría a teñirse para el atardecer. Ni siquiera quedaban ya algunas pocas nubes.
-Nunca antes había montado en barco- admitió tras pensarlo durante unos segundos -Pero he de admitir que es precioso- medio segundo después, sacudió la cabeza ¿Te vas a poner sensiblera justamente hoy? se increpó a sí misma con tono reprobatorio tratando de sacarse, para variar, los pensamientos negativos de encima, estaban en un sitio hermoso y se merecían disfrutarlo, sin llantos ni tantos devaneos de cabeza. Se sentó en la banca blanquecina -Este sitio es enorme...- añadió con tono admirado, ahora que podía ver más o menos todo el barco ¿habrían muchas más habitaciones bajo cubierta?
De acuerdo, ese no era un tema a tratar por el momento. Se suponía que pasarían la noche allí y Erika tenía toda su escasa fe puesta en que hubiera camas individuales o, al menos, un sillón. Sería demasiado largo bochornoso de explicar si llegaba a encontrarse en una improbable y mínimamente cercana situación. Los temas banales los manejaba con bastante más soltura de la que había esperado -Oye, ¿de qué parte de Rusia eres? Hablas bastante bien inglés... ¿Cuánto tiempo llevas en Greenlight?
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