Pirate Codex - Afiliación Normal

Actualmente nos encontramos a finales del siglo XVII y principios del siglo XVIII. Desgraciadamente para nosotros, la Edad de Oro de la piratería comienza a acercarse a su fin. En este momento las flotas de las Armadas de cada nación se reparten el mar a sus anchas, extirpando la especie pirata de él a su avance. Todos los reyes de tierra se atribuyen medallas y méritos por su grandiosa labor mientras que nosotros, los piratas, cada vez nos vemos más amenazados, obligados a huir a islas ya no tan seguras para nosotros.

Pero aun estamos a tiempo de cambiar nuestro sino, compañeros, hermanos... ¿acaso vamos a permitir que nuestro modo de vida sea condenado a la extinción? ¿es que vamos a aceptar que ha llegado el momento de adaptarse a estos turbios tiempos y dejar del lado nuestras "actividades"? ¿o más bien ha llegado el momento de reclamar lo que es nuestro y dejar a cada uno de esos picapleitos en el lugar en el que merecen? No podemos a permitir que se repartan el mar como si de un trozo de pan se tratase. Debemos a impedir que esto ocurra.

El declive del imperio español y el establecimiento de nuevas colonias de otras potencias mundiales ahora nos brinda la oportunidad de asaltar sus ciudades y sus barcos en todas las naciones, ya no solo en el nuevo continente, sino también en Asia y África. Hasta estos tiempos hemos conocido a muchos grandes piratas, hombres y mujeres de mar que aseguraban que nuestro estilo de vida no pereciera, los cuales lograron grandes hazañas y riquezas inimaginables, aunque no debemos olvidar que casi siempre sufrieron un trágico fin, quizás el mismo que nos aguarda al resto, pero no por ello vamos a cesar en nuestro empeño. Estas personas, denominados por muchos “los reyes del mar”, nunca serán olvidados gracias a las leyendas de los fabulosos tesoros y hazañas míticas que dejan tras ellos.

Camaradas, es hora de crear nuestra propia leyenda. Fijad un rumbo y seguidlo por difícil que este parezca.

Luchad por la libertad de estas aguas y por vuestra propia vida.