¿Equivocación o acierto? Priv: Natsuno Yuuki

-Haaaaa no quiero hacer trabajo-
Es un día caluroso en la academia, los rayos del sol aparecen resplandecientes alumbrando todo a su alrededor, muchas personas se ven realmente felices en este tipo de climas, usan ropas holgadas y frescas para salir a camina , encontrarse con sus amigos y tal vez ir a tomar algo refrescante a los alrededores, sin embargo ese no era mi caso – calor del demonio- yo me encontraba sentado, si es que se le puede llamar así a la extraña poción en la que me encontraba sobre la banca del patio, parecía mas que estaba muerto ya que mi cabeza colgaba del respaldo y mis brazos se encontraban extendidos ocupando el resto del espacio evitando que alguien más lograra tomar asiento, mi mirada solo se concentraba en observar las copas de los árboles, me gustaba ese efecto que daba la luz al pasar por entre las hojas era algo lindo y refrescante.

-al menos estoy bajo la sombra- hable sin muchas ganas, el sol realmente no me gustaba, prefiero los días fríos en los que utilizo mi chamarra blanca y mis botas de nieve, usualmente siempre visto de esa manera no importa que época del año sea, pero para mí fortuna esta vez vestía de manera ligera por consejo de mi compañero de habitación, tenía una polera de manga corta color azul claro, unas bermudas de color parecido a la madera que me llegaban hasta las rodillas y unos tenis deportivos, agradecía sinceramente el que mi compañero me advirtiera del clima de hoy o sin duda estaría cocinándome ahora mismo.

Lleve mi mano derecha frente a mis ojos para así poder ver la hora en mi reloj de pulsera, faltaban quince minutos para las dos de la tarde, desganado deje caer nuevamente mi brazo hacia mi costado, no quería hacer trabajos en un día como este en el que bien podría estar dormido o buscando a Ren, pero no me quedaba de otra pues este era otro de mis castigos, solo que para empeorar la situación este había sido impuesto por el profesor de bioquímica, nada más y nada menos que mi amigo Clear, aunque más que una castigo él me lo pidió como un favor, aunque llevaba la amenaza implícita de que si no lo hacía él reportaría mis constantes faltas a su clase y seguramente esta vez sí terminaría expulsado de Greenlight , así que sin otra opción decidí aceptar el trabajo, este era aparentemente fácil solo debía ir y encontrarme con alumno de segundo grado para ayudarlo en alguna especie de proyecto, la verdad no entendí bien ya que Clear salió corriendo y me dijo que debía encontrarlo a las dos de la tarde en el patio principal, pero eso fue todo ¡como rayos iba a encontrar a alguien que no conocía en medio de una academia tan grande!, aparte el patio principal era de igual manera enorme y Clear no me dejo ninguna otra indicación, ¡pero qué más da!, yo ya había cumplido con venir, si ese chico no aparecía tomaría al primer alumno que pasara frente a mí y lo ayudaría en lo que sea, solo quiero terminar este trabajo e ir a dormir.

Maldito calor.

No soportaba el ambiente cálido, ni tampoco las altas horas de sol, era especialmente peligroso para mí. No podía permanecer demasiado tiempo debajo de aquel astro, si lo hacía me reduciría a cenizas y dejaría de existir en este mundo. Aunque pensándolo bien no estaría mal, así el mundo se libraría de un chupasangre, o como yo pienso: un asesino. Sí, detestaba por completo mi raza, no sé la razón por la cual sigo en este mundo.

Bueno, dejando todos mis pensamientos de lado sobre en lo que me convertí, regresé mi atención en el libro que tenía delante. Sí, me encontraba en la biblioteca estudiando, tenía que quedarme claro la lección de la mañana, y hasta que no lo lograra no me iría a dar un paseo para despejarme un poco de todo. De repente, mis oídos captaron un ruido incesante e irritante, parecía ser que un alumno estaba aburrido y no hacía más que dar golpecitos en la mesa con el bolígrafo. Traté de aislar por completo el ruido y concentrarme en el total silencio de la estancia.

Suspiré pesadamente y agaché la cabeza. Me era imposible concentrarme con ese sonido. Me levanté de mi asiento y me dirigí hacia la mesa donde estaba aquel alumno que tanto se aburría. Me posicioné delante de él y lo miré molesto, con cara de pocos amigos. Quería estudiar tranquilamente, sin que nadie me molestase. Si no quería estudiar que se fuera a otra parte.

— Por favor, ¿Podrías dejar de hacer ruido? Hay gente que quiere estudiar —le pedí amablemente que dejara de hacer ruido, pero al parecer el chico no estaba por la labor.

No tenía ganas de meterme en peleas, por lo que cuando me comentó que me fuera de allí me dirigí de nuevo a mi mesa. Recogí mis libros, bastante molesto por lo ocurrido y me marché, pero no porque el chico maleducado me lo hubiera dicho, sino porque yo quise. ¿Por qué se dedicaban a molestar en vez de estudiar? No lo entiendo, la verdad, no me acostumbraré a esta academia en la vida. Al menos eso pienso, quizás sea cuestión de ignorar todo aquello que me molesta y ya está. Bueno, ya pondría en práctica lo dicho.

Anduve por los pasillos en busca de un lugar idóneo para seguir con mis estudios. Tuve la mala suerte de que no encontré ningún lugar que me agradara. Me detuve en medio del pasillo y observé desde la ventana el patio principal de la academia. Vale que el sol parecía que pegaba fuerte sobre la superficie, pero al menos era un lugar al aire libre y seguramente tranquilo. Ese era mi nuevo destino. Y al parecer había sombra, así que perfecto.

Comencé a caminar de nuevo y salí al patio principal con los libros en la mano. Sentí punzadas en mis ojos debido a la tremenda claridad que éstos recibían por parte de aquel astro. Coloqué mi mano a modo de visera y con los ojos entornados, para así evitar que mas rayos de sol incidieran en mis orbes, busqué una sombra. Maldito sol y maldito calor, me estaba asando nada más salir.

Encontré una sombra y me acerqué, debido a que mis ojos se encontraban entornados, no reparé en la presencia de otra persona y simplemente me senté a su lado, pero en el suelo, con la espalda apoyada en el robusto tronco de un árbol. Suspiré por el calor que estaba sintiendo en mi cuerpo, tanto que incluso me aflojé la corbata y desabotoné varios de los botones del cuello de mi camisa, con la clara intención de dejar escapar algo de calor que mi cuerpo emanaba.

— Qué calor… —murmuré en voz alta, quejándome. Me di cuenta de la persona que se encontraba allí y abrí el libro que antes intentaba leer en la biblioteca.

¿Por qué siempre me tenía que poner a lado de otra persona? No sé cómo lo hago.